David Rieff (Boston, 1952), licenciado en Historia por la Universidad de Princeton, es analista político, periodista y crítico cultural estadounidense. Autor de una provocativa tesis sobre los beneficios del olvido en sociedades divididas por el pasado, ha sido corresponsal de guerra y escribió un libro sobre la crisis del humanitarismo, Una cama por una noche, donde entre otras revisa la guerra en Afganistán, país que ha visitado una decena de veces. Hijo de Susan Sontag –“de ella no hablo”, dice amablemente- sus artículos se han publicado en The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Le Monde, The Atlantic Monthly, Foreign Affairs y El País.
-En una columna de 2011 en The New Republic estabas a favor del retiro de EEUU de Afganistán. ¿Cuál es tu posición actual?
-Yo apoyé y sigo apoyando a la expedición que se hizo a partir de 2001 para tratar de matar o de tomar preso a Bin Laden y su socio, el mulá Omar (ambos están muertos). Pero nunca he apoyado al proyecto de la democratización ni a la ocupación de Afganistán. Yo pensaba que el Ejército se iría de ese país luego una campaña para debilitar a Al Qaeda. ¡Después que se vayan!
-¿Por qué?
-Porque yo tengo un escepticismo absoluto a la idea de democratizar países que deben democratizarse por sí mismos. La idea de que EE.UU. son buenos y son guardianes de la libertad es una tontería absoluta. Pensar que esta democratización podría tener éxito es absurdo, para decirte la verdad. Aunque se quedara un siglo más, sería un fracaso.
-¿Qué pareció el discurso del lunes de Joe Biden?
-Me gustó mucho. Es el primer discurso honesto de un presidente estadounidense, desde el comienzo de la época norteamericana en Afganistán. Me parece que sus propuestas fueron absolutamente correctas. Que no había justificación para que se queden las tropas estadounidenses, y que había retirarse. Y no había manera de hacer otra cosa. Yo apoyo totalmente a Biden.
-¿Le va afectar mucho políticamente?
-Hay dos cosas. Le va a afectar en los círculos selectos, la elite, personas en los medios de comunicación, lo que uno podría describir como el gobierno permanente (término usado generalmente para definir a la poderosa burocracia estatal), y también creo en muchas filantropías, como la Fundación Soros, por ejemplo. Ellos no pueden creerlo, están 100% en contra de la decisión de Biden.
-¿Y el pueblo?
-Si lees el New York Times o Washington Post, tendrías la impresión que Biden acaba de hacer algo totalmente opuesto a la voluntad del pueblo de EEUU. Pero no es el caso. Fuera de la elite, en el país hay un cierto apoyo. Sobre todo, no creo que la ciudadanía norteamericana está focalizada en Afganistán, a pesar de del interés que tienen Washington, Boston, New York, etc, donde vive esta elite, este grupo de selectos del país. Ellos hablan de la desgracia del gobierno norteamericano, dice que es el momento duro para la administración de Biden.
-¿Pero podrá complicarle las cosas entre los parlamentarios?
-Yo no creo que ni un solo escaño del Congreso, se haya ganado o perdido por razones de Afganistán. Tampoco creo que las leyes que Biden todavía piensa proponer en el Congreso, vayan a fracasar o tener éxito por culpa de esto. Afganistán no va a cambiar nada. Entonces, en un sentido simbólico tiene importancia la decisión de poner fin a esta guerra, la ocupación, el proyecto de democratización, lo que sea, también para la política exterior de Washington. Pero en términos del gobierno del país, no. Creo que no va a tener ningún efecto. En serio.
-¿Conociste bien Afganistán?
-He viajado por todas partes, entonces conozco. No hablo pastún ni darí, entonces cuando uno anda en un país que no domina la lengua, es andar mudo. Es un desafío importante, pero sí he viajado por Kandahar, Jalalabad, etc.
-¿Y conociste al Talibán?
-No. Nunca he hablado con ellos. Eran muy peligrosos. Siguen siend0 peligrosos pero ahora están dispuestos a hablar con los periodistas y corresponsable extranjeros
-¿Crees que el Talibán tiene apoyo popular?
-Sí. Hay un cierto apoyo popular, si no, no hubieran ganado la guerra. O no hubieran sobrevivido hasta el momento de la salida de las tropas norteamericanas. Tenían apoyo de Pakistán, lo entiendo perfectamente. Y también el yihadismo (islamismo radical) tiene apoyo países del Golfo, etc. Ahora bien, seguro que hay millones de afganos para los cuales la victoria de los talibanes es una tragedia absoluta. Es un país muy fracturado, no hay un consenso afgano en Afganistán.
-Escribiste que Hamid Karzai era un presidente muy corrupto. Su sucesor, Ashraf Ghani, que dejó el país ante el avance talibán, ¿también lo era?
-Son todos corruptos. Es una de las razones por la cual hay apoyo a los talibanes. Mira, es absolutamente posible que los talibanes, vinculados al narcotráfico de heroína, sean más corrutos que el gobierno de Ghani. Pero que los últimos gobiernos de Afganistán hayan sido corruptos me parece evidente.
-¿Esto es comparable a la retirada de Vietnam, como han dicho medios como Financial Times?
-Simbólicamente puede ser. Hay paralelos, digamos, pero la historia no se repite, a pesar de la frase de Santayana: “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. La historia no se repite de esta manera. Además, como te dije antes, no creo que haya un gran apoyo adentro del pueblo estadounidense para seguir con esta guerra. Vietnam marcó dos generaciones, había 2,5 millones soldados que habían luchado en Vietnam. No es lo mismo en Afganistán. Tenemos un ejército profesional, voluntario, etc. Es una cultura diferente y un contexto diferente. Yo sé que los que se quejan de la decisión de Biden insisten sobre el paralelo.
-¿Este fracaso es otra evidencia de la crisis del humanitarismo, tema del que hablas en tu libro “Una cama por una noche”?
– No lo creo. La acción humanitaria, las ONG, no lo han dicho pero todos sabían que para trabajar en muchas partes del país había que negociar el OK con los talibanes. Era un secreto a voces. No veo que las cosas van a cambiar en este sentido. Es bien posible que haya una crisis migratoria afgana, pero crisis humanitarias están en Etiopía, Mozambique, Haití, esas son auténticas crisis humanitarias. Afganistán no lo veo así.
-¿No crees que antes los crímenes de guerra de los talibanes el sistema internacional debe reaccionar?
-Han cometidos muchos crímenes. Por ejemplo, han usado civiles para protegerse. Pero no veo qué hacer. ¿Vamos a seguir luchando contra los talibanes, con un ejército de la ONU? Este discurso me parece completamente utópico y no veo su vínculo con la realidad contemporámea.
-Biden quedará marcado por este desacierto…
-No, no creo, va a pasar en uno o dos meses. Afuera de Washington, de Nueva York, de Boston. Yo creo que en un mes el tema va a desaparecer de la conversación estadounidense. Una gran mayoría de la población ya estaba en contra de continuar con esta guerra. Es cierto que la manera de la salida del ejército ha sido una desgracia, puede ser no creo que van en uno o dos meses van a hablar del aeropuerto de Kabul. Respecto a la guerra en Afganistán, los EEUU no tenía intereses existenciales allí. Es posible que me equivoque,
-Se han cometido violaciones a los DDHH importantes sobre todo contra mujeres. ¿EEUU no será responsable de eso?
-Enfrento mucho en los últimos días este argumento, pero qué implica. ¿Que los EEUU deben quedarse hasta que la cultura afgana cambie totalmente y las mujeres no sean oprimidas? Entonces es una visión del rol de la obligación de EEUU que yo rechazo. ¿EEUU deben quedarse hasta el siglo 22? Deberían ir también a hacer la guerra en Arabia Saudita o en Yemen, en Somalia. Me parece que la idea es una versión totalmente imperialista de los derechos humanos.
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