Casi dos semanas después del anuncio del gobierno sobre la Estrategia Nacional del Litio, son más dudas que certezas las que giran en torno al desarrollo de esta industria. Antes de cualquier análisis, es sano dar un paso atrás y preguntarnos sobre qué queremos como país para la industria del litio. Me aventuro con un objetivo que asumo la gran mayoría comparte: “Maximizar la producción y rentas para el Estado, de manera sostenible ambiental y socialmente”.
A continuación, describo cuatro nudos o problemas de la estrategia, que nos exigen cambiar el rumbo y actualizar nuestra mirada sobre qué significa una colaboración público-privada efectiva. De lo contrario, no solo nos alejaremos del objetivo planteado, sino que quedaremos relegados en una carrera donde ya estamos perdiendo competitividad.
Las políticas industriales modernas son aquellas que tienen como norte una colaboración virtuosa entre privados y Estado, donde los primeros logran revelar los cuellos de botella que no permiten que la industria se desarrolle y el Estado, por su parte, apoya con instrumentos para lograr sortearlos (Rodrik, 2004; Crespi et al, 2014). Lamentablemente, lo presentado por el gobierno a la fecha, dista mucho de esto y se ancla en la añeja visión de control estatal versus libre mercado (Estado versus privados). Ojalá el gobierno entienda que existen una serie de herramientas modernas, mucho más eficaces que la participación mayoritaria del Estado, que nos permitirían desarrollar la industria del lito de manera sostenible y competitiva en el tiempo.
El IPSA cerró con un leve alza del 0,02%, ubicándose en 6.631 puntos, impulsado por Latam. El dólar subió a $975, mientras el precio del cobre se mantuvo plano. En tanto, las ventas del Black Friday 2024 superaron los US$550 millones, destacando el crecimiento del comercio electrónico.
Hasta la fecha, se estima que han salido del país más de US$8 mil millones en divisas. Esta fuga de capitales no solo debilita la economía interna, sino que también reduce la capacidad del Estado para financiar proyectos esenciales y mantener la estabilidad económica.
Luis Enrique Yarur activó la sucesión familiar en los negocios que controla: deja a sus hijos a cargo de BCI y Empresas Juan Yarur. A partir del 1 de enero de 2025, toma el control de las operaciones la cuarta generación familiar: Ignacio y Diego Yarur Arrasate.
Este miércoles, el Encuentro de la Industria 2024 de la Sofofa reunirá a los máximos exponentes del sector empresarial, autoridades de gobierno y representantes de la sociedad civil en el Museo de Bellas Artes. A la instancia asistirá el Presidente Gabriel Boric, parlamentarios y principales empresarios del país. Bajo el lema “Chile, un Puente de […]
El IPSA cerró en 6.629 puntos con una caída de 0,15%, aunque se mantuvo sobre el umbral de los 6.600. En paralelo, noviembre destacó por rendimientos positivos en todos los fondos de pensiones, impulsados por bajas tasas locales y buenos retornos en EE.UU.