Estimado Gabriel: supongo que, dada tu relajada manera de presentarte al mundo, no objetarás el tuteo de un vejete de 74 años en camino al retiro total. Te escribo con una sensación de agobio que me pesa a diario. En suma y síntesis, creo que el país se (nos) (te) está desmoronando, por diversas razones, no todas las cuales están en tus manos… pero muchas sí.
En materia económica, de empleo e inflación, las noticias no son malas, sino que muy malas. Somos, junto con Haití, los únicos dos países del continente con proyección negativa de crecimiento para 2023, y el 2022 ya fue bastante baja. En otras palabras, ya no son solamente las causas externas las que explican el problema.
Tu tal vez pensarás que el crecimiento no es importante, que es algo que solo interesa a los voraces empresarios. No, Gabriel, le interesa al país, y sobre todo le interesa al 14% de jóvenes entre 18 y 25 años que ni estudian ni trabajan. También nos interesa que la recaudación fiscal sea elevada, y no se ganará mucho con una reforma tributaria (con la que concuerdo) si el volumen de actividad decrece.
Aquí tienes mucho por hacer. Las señales que tu gobierno ha transmitido al mundo de los inversionistas, chilenos y extranjeros, no son alentadoras. El octubrismo sigue vigente, no sé si en tu mente, pero ciertamente en la de muchos de tus seguidores.
Continúas dándole manga ancha al melenudo Subsecretario de RREE con las side letters del TPP11 a pesar de que, me imagino, tienes claro que no llegarán a ninguna parte, salvo a deteriorar aún más la imagen de Chile con nuestros socios comerciales y perder valioso tiempo en el desarrollo de las exportaciones. Imagino que lo haces para aplacar a las huestes del PC y el FA, que han convertido este tema en la línea de fractura tectónica entre ellos y el socialismo democrático.
Para clarificar mi razonamiento, copio el texto (en El Libero) de mi amarillo amigo Alvaro Briones, quien fuera socialista por décadas, subsecretario de economía, y embajador de Chile en España. “Ese ha sido, desde sus mismos inicios, el dilema del gobierno del presidente Boric, un dilema que ya anticipó Max Weber en su conferencia “La política como vocación”, en la forma de una contraposición entre la “ética de la convicción” y la “ética de la responsabilidad” (actuar basado solo en los principios y valores o tomando en cuenta las consecuencias previsibles cada acción). Un dilema que podría llevar al presidente a declamar con genuino sentimiento los versos de Sor Juana Inés de la Cruz: “En dos partes dividida tengo el alma en confusión. Una, esclava a la pasión, y otra, a la pasión rendida”. En su caso una razón que es la necesidad general, el bien común, y una pasión que es la ideología que lo ha animado seguramente desde mucho antes en sus tiempos de dirigente estudiantil”.
No es tu única señal. Has tenido acciones muy positivas, como por ejemplo vetar los nefastos retiros de las AFP. Pero ellas quedan obscurecidas por dos elementos francamente nefastos, con respeto y convicción te lo digo: el primero es tu reticencia al uso proporcional de la fuerza pública, incluidas las FFAA, para abordar el terrorismo en el sur, las bandas criminales del norte, y la delincuencia desbocada en todo el país.
No creo, por ejemplo, que haya otro país en el mundo en que decenas de asaltos a un cuartel militar sean vistos con santa paciencia. Lo mismo ocurre con los impunes robos de cobre en todos los trenes del norte, como si fueran diligencias del antiguo oeste. 50 buses quemados, también impunemente.
Imaginarás que, para los inversionistas, la imagen de debilidad gubernamental frente a los desmanes no es de lo más atractivo que se les pueda ofrecer. Haber inventado un Estado de Excepción Aguachento, que sólo le permite a las FFAA proteger las carreteras, pero permite los balazos de la CAM a 100 metros de las mismas, es otra fuerte señal de un desvarío octubrista.
Como dije, son dos las malas señales. La segunda es haber roto tu promesa de prohibir el “pituteo” de parientes, amigos y correligionarios, pues sabes muy bien que se ha inundado el gobierno de frenteamplistas, PC y ex convencionales que nunca le habían trabajado un peso a nadie.
El Embajador de Chile en España es la muestra más flagrante. En cualquier país serio ya lo habrían corrido, con sus fotitos de caricias pantorrilleras y degustaciones de langosta. Aquí, la pobre ministra de RREE (que se ha tenido que tragar varios desmanes, embajador de Israel incluido) tuvo que limitarse a un cortés llamado de atención. Peor que en la vilipendiada Concertación, con eso te lo digo todo. ¿Cómo alentar la inversión con estas señales, por más que el Ministro Marcel luzca sus más floridas corbatas?
Cuando nombraste a las ministras Tohá y Uriarte, me volvió pasajeramente el alma al cuerpo… pero me duró poco. Nada parece haber cambiado en la práctica concreta en el balance de fuerzas entre el socialismo democrático y la izquierda PC – FA. Pareciera que ni tu ni tus compañeros de ruta han asumido la derrota, que fue descomunal. Bien sabes que, si este gobierno fuera parlamentario, habrías perdido el cargo el 5 de septiembre, a menos que hubieras anunciado un cambio de rumbo radical.
Termino esta carta con un sueño de opio, Gabriel. Soñar no cuesta nada, lo sé. Sueño precisamente con ese cambio de rumbo radical. Sueño que un día amanezcas con una visión nítida del futuro, y des un golpe de timón osado. Comenzarías dando señales claras tales como echar al melenudo Subse y al desharrapado Embajador, y aprobando el TPP11 de un plumazo. Luego, estableces en el Sur y el Norte un Estado de Excepción verdadero, y le das a las FFAA toda la libertad para actuar conforme a reglamento con terroristas, narcos e inmigrantes ilegales. Lo mismo haces con Carabineros y la PDI, con un mandato nítido y los recursos necesarios para abordar la delincuencia y los desmanes estudiantiles con la firmeza necesaria.
Haz además otros cambios de Subsecretarios que son excesivamente octubristas, y elimina de raíz a pituteros y parientes que no cuenten con las competencias necesarias para ejercer sus cargos. Aprovecha que el Indice de Riesgo País de Chile todavía es bajo, y desata así una ola virtuosa de inversiones nacionales y extranjeras, que nos devuelva a las tasas de crecimiento que el país disfrutó durante los “nefastos 30 años”, pero esta vez con más equidad.
Cuenta con que al menos un 62% del país (o posiblemente más) te lo agradecerá, y tu popularidad aumentará drásticamente. Pero más importante aún, habrás dado un golpe de timón que facilitará enrumbar el país orgullosamente en dirección a la social democracia, y al cumplimiento de tu programa de gobierno, sea cual sea el nuevo proceso constitucional. Si se enojan Teillier y Jadue, filo.
Se despide atentamente. Mario Waissbluth.
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