En su discurso, el presidente anunció que su gobierno ha mandado un número récord de proyectos de ley sobre seguridad, pero lo que no dijo es que si la crisis de seguridad fuera tan grave, no habría la necesidad de estar mandando tantos proyectos de ley sobre lo mismo.
Anunció un nuevo ministerio de seguridad pública, pero dejó fuera que la razón es debido a que la institucionalidad actual está absolutamente sobrepasada y su gobierno ha sido incapaz de controlar el asunto.
Sostuvo que el alza de los homicidios se está deteniendo, pero no dice que los homicidios nunca habían sido tantos en la historia de Chile.
Es fácil resolver problemas cuando hay tantos. Cuando cada día aparece un problema nuevo, cada día hay una oportunidad de resolver algo nuevo. Por lo mismo, el solo hecho de resolver problemas no puede ser considerado un mérito. Sería tan simple como generar problemas para resolverlos después.
Lamentablemente algo de eso pareciera ser verdad. El anuncio de la resolución de problemas en el ámbito de la seguridad pública es solo un ejemplo de cómo el gobierno está resolviendo problemas que son de naturaleza endógena.
En lo económico, Boric dice que su gobierno logró controlar la inflación, pero dejó afuera que la causa de la inflación fueron los tres retiros de fondos de pensiones que él mismo apoyó. Si no se hubiesen aprobado esos retiros, la inflación relacionada a la pandemia se hubiese normalizado hace dos años.
Dijo que el índice de desempleo va disminuyendo, pero no se dijo que es solo porque se están haciendo contrataciones masivas en el Estado y está aumentando la informalidad. Sin eso, el índice podría llegar a niveles superiores al de las crisis económicas de 1999 y 2009.
Dijo que las fuerzas armadas y de orden pública están recuperando su legitimidad, pero omitió que la habían perdido debido a lo que la oposición que el lideraba en el gobierno anterior trabajo con alevosía para deslegitimarlas. Si no hubiesen sido tan eficientes en su crítica, hoy las fuerzas encargadas de la seguridad tendrían más capacidad para hacer bien su trabajo.
Finalmente, el Presidente dijo que hoy Chile está en paz y que nadie pone en duda la democracia. Lo que no dijo, sin embargo, es que ese escenario es solo posible porque quienes apoyaron el estallido social y cuestionaban el modelo, hoy están en el gobierno y en silencio. Sin la oposición de Boric, la paz y el orden se hicieron posible.
Para quien lee entrelineas, el mensaje es claro: se desestabilizó al país para estabilizarlo después.
Se creó la enfermedad para vender el remedio.
Dado que ya se ganó todo lo que se podía ganar, lo que aparte del Estado como botín es nada, solo queda retomar la normalidad.
Así, no es por voluntad ni fortuna que se está normalizando el país, es por defecto.
Así, la principal lección que deja la tercera cuenta pública del Presidente Boric es que la estabilización ocurre solo porque quienes en su momento decidieron desestabilizarlo ya no tienen incentivos para seguir desestabilizando.
Lo que faltó en la cuenta pública es haber explicado el costo de la desestabilización.
Pues, si bien es cierto que es una buena noticia lo que se anuncia en materia de seguridad, de economía y de trabajo, entre otras cosas, queda pendiente entender exactamente cuánto se perdió.
¿Dónde estaría el país hoy si no se hubiese desestabilizado el país en 2019, 2020 y 2021? ¿En qué se estarían gastando los recursos que hoy compromete el presidente si no habría que gastarlas en Carabineros o en proteger las fronteras? ¿Dónde estaría Chile si toda la clase política hubiese acordado imponer orden irrestricto en octubre de 2019?
Así, la normalización es también aceptar que todo lo que se pudo haber avanzado desde 2019 ya se perdió y que la estabilización no es más que un sinónimo que retomar el rumbo por el cual avanzaba el país antes del estallido social.
La tercera cuenta pública debió haber sido la primera. Se hubiese perdido menos tiempo, y se habrían generado más logros. Haber hecho un compromiso con la normalización, la estabilización desde el comienzo hubiese resultado en un escenario absolutamente diferente.
Por lo demás, si el presidente Boric termina escogiendo la normalización, la estabilización como legado, estaría admitiendo también que se perdieron cinco años, en que lo único que cambió, fue la bandera política de quienes ocupan en La Moneda.
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