Hay señales claras de agotamiento del proyecto de unidad de toda la izquierda sin exclusiones. Ya no es la “clave” para frenar a la derecha, sino que podría ser la tumba de la izquierda. Este sería el momento propicio para que el Socialismo Democrático recupere su autonomía e identidad, levante una alternativa y compita por la hegemonía de la izquierda con el Partido Comunista. El principal obstáculo es la indesmentible aspiración presidencial de la expresidenta Bachelet, que se perfila como líder indiscutida de la izquierda y encarna la tesis de la unidad de toda la izquierda sin exclusiones.
Unidad Popular: La alianza de los socialistas con el PC. Durante la mayor parte del siglo pasado el partido socialista y comunista fueron la columna vertebral de la izquierda chilena que, con altos y bajos, marcharon juntos y llevaron a Salvador Allende al poder.
- A diferencia del partido comunista, el socialista nunca fue estalinista, no practicó el “centralismo democrático”, no aceptó la tesis de la dictadura del proletariado ni del partido único.
- No se sometió a los dictados de la Unión Soviética. Protestó cuando las tropas soviéticas aplastaron los movimientos de liberación en Hungría y Checoslovaquia y apostó durante la mayor parte de su existencia, con convicción, a la democracia representativa.
- Sin embargo, siempre fue un partido revolucionario, no reformista. Nunca se consideró a sí mismo como un partido social demócrata y por lo mismo no adhirió a la Internacional Socialista. Eso fue lo que cementó la alianza con el PC. Ambos estaban por cambiar de raíz las estructuras del sistema capitalista.
- Colaboraron en los gobiernos del Frente Popular (FRAP) junto al Partido Radical, que en esos años era el más grande. El FRAP se formó con la venia de Estados Unidos y la Unión Soviética en 1938 cuando ambas potencias combatían juntas contra el nazismo y eran aliadas.
- Con el triunfo de la revolución cubana el partido socialista se radicalizó, relativizando su compromiso ideológico con la “democracia burguesa”. Veía en Cuba una alternativa al estalinismo soviético que representaba el partido comunista chileno. Asumió, por primera vez que “todas las formas de lucha” eran legítimas, incluyendo la vía armada.
- Estas convicciones revolucionarias determinaron su impronta intransigente durante el gobierno de la Unidad Popular. El partido socialista no creía en la vía chilena al socialismo y tampoco estaba dispuesto a hacer concesiones.
- A diferencia del partido comunista, que tuvo posturas mucho más conciliadoras producto de su fuerte dependencia de la Unión Soviética, que no quería abrir un nuevo frente con Estados Unidos en América Latina.
De la Concertación a la Nueva Mayoría. Fue en el exilio donde partido socialista inició su proceso de renovación, se reconcilió sinceramente con la democracia representativa, el pluralismo político y el Estado de derecho democrático, lo que lo llevó a jugar un papel estelar en la transición. Hasta ingresó a la Internacional de partidos socialdemócratas.
- La concertación jamás contempló siquiera la posibilidad de incorporar al PC al gobierno. En ese tema había unanimidad, incluyendo desde luego al partido socialista. Existía absoluta claridad de que se trataba de proyectos políticos incompatibles. El repudio a todo tipo de dictaduras estaba en el ADN de la concertación.
- Fue la expresidenta Michel Bachelet quien, tras su regreso de Naciones Unidas, decidió conformar la “Nueva Mayoría” con la incorporación de los comunistas. Para ella la unidad de toda la izquierda sin exclusiones era una necesidad imperiosa para “conjurar el mal mayor”; derrotar a la derecha.
- Se impuso el pragmatismo en un momento angustioso donde ella estaba muy empoderada y aparecía como la única esperanza de reconquistar el poder.
- En ese momento nadie se planteó si era correcto, desde un punto de vista ético y político, qué partidos democráticos formaran una coalición de gobierno con partidos que no lo son.
El apoyo a dictaduras desafía los valores democráticos. La experiencia de cogobernar con el PC ha sido mala. Las diferencias ideológicas han entorpecido los proyectos de ley del gobierno sobre todo en las reformas para combatir la delincuencia. Sus posturas en el ámbito internacional disruptivas e inaceptables.
- El apoyo descarado al fraude electoral perpetrado por Maduro y sus secuaces fue la gota que rebalsó es vaso, desatando el repudio de toda la izquierda democrática mundial a través de sus personeros más calificados. Empezando por el propio presidente Boric.
- Se hicieron públicos los cuestionamientos a la alianza con el PC, algo de lo que se hablaba sottovoce. ¿Un partido político puede ser considerado democrático cuando apoya dictaduras extrajeras?
- La democracia se basa en la participación ciudadana, la diversidad de opiniones, la protección de los derechos individuales, el pluripartidismo, la libertad de expresión y reunión, las elecciones libres e informadas, la alternancia en el poder.
- Entonces, cuando un partido muestra su apoyo a regímenes antidemocráticos en el ámbito internacional, surgen interrogantes sobre la coherencia de sus principios fundamentales.
- ¿Cómo puede un partido que supuestamente abraza la democracia en su propio territorio reconciliar ese compromiso con el respaldo a gobiernos que violan sistemáticamente los derechos de sus ciudadanos?
- El apoyo a dictaduras desafía la universalidad de los valores democráticos. La promoción de la democracia a nivel global implica la defensa de la libertad y la justicia en todas partes. Por eso cuando un partido respalda regímenes totalitarios socava su credibilidad y pone, por decir lo menos, en tela de juicio la sinceridad de su compromiso con la democracia.
- Es decir, que no basta para ser considerado un partido de convicciones democráticas que se ajuste su accionar y comportamiento político concreto a la constitución y la ley. Porque en una democracia pueden existir partidos legales que cumplan con todas las formalidades requeridas pero cuyos principios y valores no son democráticos.
Bachelet y la tesis de la unidad sin exclusiones. Por primera vez importantes personeros de la izquierda chilena, dirigentes políticos, parlamentarios, intelectuales, han dicho abierta y públicamente que se sienten incómodos en una alianza con un partido que apoya dictaduras y que no es democrático. Y se plantean terminar con ella.
- El impacto de lo ocurrido en Venezuela es tan grande que el tema ha transcendido la esfera política. La conversación también está entre los ciudadanos
- La presencia del PC en la alianza de gobierno se ha transformado en tóxica, un salvavidas de plomo para el propio oficialismo porque sus posturas antidemocráticas han calado hondo en la opinión pública que las repudia.
- De cara a las presidenciales, es altamente probable que una coalición de centro izquierda sin el PC tendría la posibilidad real de reencantar a un amplio espectro del mundo progresista superando con creces el techo del 30 por ciento del presidente Boric; y que con una candidata competitiva podría disputar voto a voto la presidencia.
- Hay señales claras de agotamiento del proyecto de unidad de toda la izquierda sin exclusiones. Ya no es la “clave” para frenar a la derecha, sino que podría ser la tumba de la izquierda.
- Este sería el momento propicio para que el socialismo democrático recupere su autonomía e identidad, levante una alternativa, compita por la hegemonía de la izquierda civilizadamente con el partido comunista. No tiene nada que perder, porque perseverar en lo que se ha estado haciendo solo conduce a la derrota.
- Por desgracia es muy improbable que ocurra.
- El principal obstáculo es la indesmentible aspiración presidencial de la expresidenta Bachelet, que hoy se perfila como la líder indiscutida de la izquierda, la mejor evaluada, aunque a una considerable distancia de Matthei.
- Ella es la encarnación de la tesis de la unidad de toda la izquierda sin exclusiones. Además, cuenta desde ya con el apoyo del partido comunista que así lo ha expresado públicamente.
- Entonces parece que estamos a fojas cero, de vuelta al pasado, perseverando en el error. Donde una izquierda atribulada y contra las cuerdas vuelve por tercera vez a golpear la puerta de Michele Bachelet con la ilusión de conservar el poder a cualquier precio.
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