Algo está empezando a oler muy mal en Centroamérica (o a empeorar su olor). En Nicaragua vemos como el dictador Ortega no solo encarcela a la oposición y disidentes -muchos de los cuales fueron sus compañeros de revolución para derrotar a la dictadura de Somoza-. Sin embargo, décadas después no tiembla en ocupar herramientas y estrategias similares para perpetuarse en el poder y aplastar todo intento de oposición y sana crítica que siempre debe existir en torno al poder de turno.
No solo eso, sino que además ahora se está encarcelando, persiguiendo e impidiendo ejercer sus ritos a sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica. Supresión total de las libertades. A las dos dictaduras de América Latina (que se suman a la que ya lleva décadas en el Caribe, Cuba), ahora estamos comenzando a ver ciertos retrocesos y amenazas en otro país centroamericano.
En el último tiempo, el gobierno guatemalteco ha comenzado también a acallar voces que denuncian irregularidades y corrupción. Así, al exilio forzado de la ex Fiscal que procesó al ex presidente y vicepresidenta de Guatemala en el famoso caso de La Línea y que produjo una serie de movilizaciones ciudadanas el año 2015, ahora se suman acusaciones y persecuciones al presidente del diario El Periódico, José Rubén Zamora y una auxiliar fiscal de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, quienes fueron detenidos por cargos de chantaje, tráfico de influencias, lavado de dinero y conspiración para lavado de dinero; y delito de revelación de información confidencial o reservada, respectivamente.
Hace años que la organización Human Rights Watch ha denunciado amenazas, ataques e intimidaciones a varios periodistas guatemaltecos, entre ellos Zamora, que ha sido muy crítico del gobierno de Alejandro Giammattei y en su rol había publicado denuncias de corrupción en contra de este en los días previos a su detención.
Pero esto no es todo. También ha habido hostigamientos y persecución a activistas anti-corrupción, quienes tienen razones más que de peso para hacer su trabajo en dicho país que ha descendido notoriamente en varios indicadores clave, como los de percepción de la corrupción y relacionados con la democracia, empezando a acercarse peligrosamente a los últimos lugares en la región, precisamente junto a Nicaragua y Venezuela, algo nada auspicioso. Lo anterior ha implicado un exilio masivo como ya hemos visto en otros países con grave deterioro democrático, lo que pone a esas personas en una mayor vulnerabilidad y posibilidad de ser víctimas de redes de trata de personas.
Organizaciones como Transparencia Internacional han advertido y levantado alertas en diversas ocasiones y países de lo necesario que es tener separación de poderes para un real Estado de Derecho; del posible abuso del sistema penal para acallar a la oposición y particularmente a denunciantes de irregularidad (como periodistas y activistas) quienes deben gozar de una especial protección cuando realizan estas denuncias.
El deterioro democrático y del respeto a los derechos humanos, lo que generalmente va de la mano de la corrupción, en los últimos años en la región son preocupantes. Esta película ya la conocemos y el desenlace es realmente dramático. Por eso, estamos a tiempo, como parte de la comunidad internacional y de ser parte de esta vecindad de apoyar a la sociedad civil, presionar al gobierno de Guatemala y contribuir, de diversos modos a que no se llegue al punto de no retorno.
En Chile, la política se ha hecho casi siempre en el lado high del espectro. Aylwin, Frei y Lagos fueron la encarnación de nuestra gris formalidad institucionalista. Aunque Bachelet siempre ha sido descrita como “cercana”, es una políglota cosmopolita que habita los impersonales pasillos de la diplomacia internacional. Piñera era pelusón, pero un pelusón Ivy […]
Desde Cannes en adelante, las redes sociales y medios de prensa nos han ¡invadido! con la octava parte y final de Misión Imposible. En Chile hay pre estrenos hoy, miércoles 21, en algunos cines y estreno absoluto desde mañana.
El Mensaje Presidencial que ingrese el proyecto de ley del nuevo SIS, dentro de los 90 días siguientes de publicada la reforma, debe incluir todas las materias propias de un Seguro Social, liberando a los privados de obligaciones que, en su momento, tuvieron una razón jurídica para existir.
Ningún sector político tendrá mayoría parlamentaria y social propia para gobernar. Deberá necesariamente construir esa mayoría después de la elección, articulando a sectores diversos, negociando su programa, estableciendo alianzas que lo trasciendan.
El actual gobierno fue un híbrido y, quizás, eso sea lo único que haya que agradecer. Podemos imaginar el descalabro que habría representado un gobierno nítidamente frenteamplista-comunista. Mal que mal, la incorporación de ciertas figuras experimentadas del PS y el PPD, conocedoras del Estado, aportó sentido de realidad. La otra cara del experimento fueron los […]