Libros: El ocaso de la democracia y la seducción del autoritarismo. Por Bernardo Solís

El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo (Debate, 2021, 195 páginas) es un insumo para quienes miran con pesimismo los acontecimientos actuales, pese al soplo de esperanza con que termina. Es un recorrido por las ideas antiliberales que recorren el mundo, y se concentra en los ejemplos de Víktor Orbán, en Hungría; Donald Trump; Vox, en España; Grecia; Venezuela y el Brexit del Reino Unido. En todos los casos, Applebaum puede contar los procesos en primera persona.

Una autora de peso. Anne Applebaum, historiadora, periodista y columnista norteamericana, tiene una obra extraordinaria concentrada en la historia de la Unión Soviética y en cómo el comunismo se apoderó de Europa del Este. Tres libros dan cuenta de esa especialización: Gulag (2003); El telón de acero. La destrucción de Europa del Este 1944-1956; y Hambruna Roja. La guerra de Stalin contra Ucrania (2019). 

• Casada con Radoslaw Sikorski, canciller polaco entre 2007 y 2014, Applebaum presenció la llegada al poder de Ley y Justicia, el partido populista polaco de extrema derecha de los gemelos Jaroslaw y Lech Kaczynski, muerto éste último en un accidente de avión en 2010, accidente a partir del cual se creó un mito.
• Como en el caso polaco, Applebaum narra todos los procesos en primera persona. La periodista es parte de una elite cosmopolita transatlántica que en la última década se ha fragmentado precisamente a raíz de las turbulencias políticas. Esto le permite, por ejemplo, contar la historia del Brexit a partir de sus encuentros con Boris Johnson, a quien conoció reporteando en Bruselas. 
• Leído a la distancia, a ratos el ensayo parece una copia en negativo de lo que ocurre en Latinoamérica: si en el hemisferio norte el fenómeno se ha presentado con fuerzas de derecha que de golpe aborrecen de la democracia y sus instituciones, es interesante de leer viendo cómo es que el fenómeno aterriza en la región pero con la izquierda. 

Amistades perdidas. Buena parte del libro es la historia de cómo Applebaum fue perdiendo amigos en el camino. El ensayo parte, de hecho, en la celebración del año nuevo de 1999 en su casa de campo en Polonia. Dice: “En aquel momento, cuando Polonia estaba a punto de incorporarse a Occidente, parecía que todos estábamos en el mismo equipo. Éramos de la misma opinión con respecto a la democracia, acerca de la ruta hacia la prosperidad, sobre cómo iban las cosas”. 

• Pero algo pasó: “Ahora, dos décadas después, cruzaría la calle para evitar encontrarme con algunas de las personas que estuvieron en aquella fiesta de Nochevieja. A su vez, ellas no solo se negarían a entrar en mi casa, sino que incluso se avergonzarían de admitir que alguna vez estuvieron allí. De hecho, alrededor de la mitad de las personas que compartieron esa noche, ni siquiera hablarían con la otra mitad”.
• No es menor la historia de las amistades destruidas, perdidas, porque Applebaum es miembro destacadísimo de esa elite transatlántica que se creó durante los años noventa, tras la caída del comunismo y la ilusión del triunfo de las ideas liberales, de la democracia noventera. De ese grupo es que comienzan a desgranarse los intelectuales que soportan a la nueva derecha europea y norteamericana, esa que reniega precisamente de la democracia y de sus instituciones.
• No se trata de un ajuste de cuentas con sus antiguas amistades. En la historia de cómo se termina esa elite cosmopolita se advierte algo que solo ocurre con los liberales, capaces de tomar distancia de la manada y que suele estar ausente en el mundo intelectual de izquierda latinoamericano, en que el disenso termina en excomunión.
• El análisis de los rumbos tomados por esos amigos, y las tensas entrevistas con varios de ellos, llevan a Applebaum a reflexionar sobre la predisposición autoritaria que existe en buena parte de la población (“¿es que algunos de nuestros amigos siempre han sido autoritarios?”, se pregunta con algo de angustia).
• El quiebre le permite concentrarse en el libro del francés Julien Banda La traición de los eruditos (1927), un ensayo en que éste habló de las elites autoritarias de entonces. Dice Applebaum: “Anticipándose a (Hannah) Arendt, se centró no en las ‘personalidades autoritarias’ como tales, sino más bien en las personas concretas que apoyaban un autoritarismo que, como él mismo podía ver, ya estaba adoptando formas tanto de izquierdas como de derechas en toda Europa. Benda describió a ideólogos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda que pretendían fomentar ya fuera la ‘pasión de clase’, en forma de marxismo soviético, o la ‘pasión nacional’, en forma de fascismo, y acusó a ambos grupos de traicionar la labor esencial del intelectual”. Es decir, los intelectuales que serían el soporte de los totalitarismos.
• El ejercicio de Benda y Applebaum es en realidad constatar lo poco que se ha estudiado a los estudiosos, un ejercicio que alguna vez ayudará a entender estos años y que trae a la memoria la alta participación de profesores en Sendero Luminoso, la sangrienta guerrilla maoísta peruana.

Una actitud. Lo que describe Applebaum es la búsqueda del poder por todos los medios, echando manos a teorías conspiranoicas, “historias alternativas” y derechamente embustes. Es una actitud mental, dice, no un conjunto de ideas y por eso “no necesitan violencia explícita ni policía del terror”.

• “El atractivo emocional de una teoría conspiranoica reside en su simplicidad”, dice. Y en el caso polaco, el haber situado una fantasía en el centro de la política inspiró todo lo que sucedió a continuación. Con eso se refiere al accidente aéreo de Smolensk, que mató al presidente Kaczynski y a buena parte de la elite nacional, y que se explica a partir de una conspiración antipolaca que la lleva a explicar incluso el asesinato del alcalde de Gdansk, Pawel Adamowicz, en 2019. “En Polonia se ha roto el tabú contra la violencia política, y nadie está seguro de quién podría ser la próxima víctima”, dice.
• Una de las conclusiones de Applebaum es que lo anormal, lo excepcional, es la unidad y el consenso sobre la democracia. Lo normal es la polarización, sobre todo en un sistema como el actual, en que periodistas y políticos interpretan la realidad a través de las redes sociales. 

Brexit. El episodio sobre el Brexit le permite a Applebaum explicar cómo una obra en que los tories europeístas habían colaborado en construir, e incluso impulsado para hacer frente al comunismo durante la Guerra Fría, fue destruida por los propios conservadores, en una mezcla de oportunismo y frivolidad de líderes como el mismo Boris Johnson, que no creían en la salida del Reino Unido de la Unión Europea pero que lo vieron como una oportunidad para llegar al poder.   

• La lectura de los argumentos contra la Unión Europea elaborados en la campaña del plebiscito recuerdan a ratos la discusión sobre acuerdos comerciales y políticos como el TPP11 en Chile, donde se llegó a compartir la consigna que denunciaba que de ser ratificado el tratado se prohibirían las fotocopias. Reflexiona Applebaum: “(la Unión Europea) es el acuerdo de libre comercio de mayor envergadura y alcance jamás concebido, y esa es justamente la razón por la que la izquierda proteccionista del espectro político europeo siempre lo ha odiado”. 
• El Brexit precisamente le permite hablar de esos demagogos “restauradores” que se instalan en el poder apelando al pasado: “No reconocen que el pasado pudo haber tenido sus inconvenientes. Quieren la versión Disney de la historia, y lo que es más importante, quieren vivir en ella, aquí y ahora. No quieren representar papeles del pasado porque eso les divierta: desean, sin la menor ironía, comportarse como creen que lo hicieron sus ancestros”.
• Applebaum cita un encuentro de la ultraderecha ocurrido el año pasado, en que habló la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal: “Nosotros encarnamos la memoria, mientras que ellos encarnan la amnesia”. Es exactamente la fórmula del ultraderechista Vox español, que –dice Applebaum– lo que ofrece “no es una ideología, sino una identidad”.
• En ese mismo encuentro habló Orbán, que explicó el secreto de su éxito: no compartir el poder con otros partidos y tener el apoyo de los medios de comunicación.
• Hay algo que no se subraya lo suficiente, y es la constatación de que el populismo autoritario requiere de la prensa y de un aparato judicial que se convierta en justiciero. La reflexión de Applebaum sobre Dreyfus lo incluye.
• El libro puede ayudar a racionalizar las discusiones –las cientos de discusiones– originadas en Chile desde el viernes 18 de octubre de 2019, pasadas las siete de la tarde. Applebaum recientemente publicó un artículo en The Atlantic en que entrevistó a una serie de personalidades “canceladas” en Estados Unidos. Se llama Los nuevos puritanos, y a ratos resulta aterrador.