¿Cuál es la situación?: el 17 de diciembre tendremos un nuevo plebiscito. Esta vez para decidir por segunda vez si aprobamos o rechazamos el texto de nueva Constitución que resulte de todo este proceso cuyo principal hito fue la elección del domingo. La situación no está fácil, porque pese a la alta participación, que es consecuencia del voto obligatorio, todas las encuestas siguen indicando que existe una “desafección” con el proceso y, más aún, que sin conocer nada de cómo será el texto definitivo, existe una mayor propensión a rechazarlo que a aprobarlo. Esto por el hastío, el cansancio, o simplemente porque el momento constituyente ya pasó. Por lo tanto, aún sin que los flamantes consejeros constitucionales entren siquiera a la cancha, si queremos que Chile tenga una nueva Constitución es necesario dar vuelta este partido.
¿Por qué es importante que gane el apruebo?: Pasamos de una situación en que la gran mayoría de los chilenos creía que una nueva Constitución les podía cambiar la vida, a otra en que la gran mayoría cree que tener o no una nueva Constitución no les cambia en nada su realidad. Ni lo uno ni lo otro. Sin embargo, creo que es muy importante resolver este tema ahora.
Los incentivos políticos están bien puestos: A los grandes ganadores de la elección del domingo, con una amplia mayoría en el Consejo Constitucional, y con una expectativa importante de llegar a gobernar Chile a partir de marzo del 2026, les conviene zanjar esta situación de una vez por todas, y no dejar el tema pendiente. Lo lógico es contribuir, respetando las bases ya establecidas, a que el país tenga la mejor Constitución posible. Eso es lo que hemos escuchado en estos días.
Una Constitución que le “haga sentido” a la gente: Esa es la manera de dar vuelta el partido. Mostrarle a las personas que el texto que ofrecerá a los chilenos el Consejo Constitucional es mejor que el que tenemos, especialmente en materias que hoy a la ciudadanía le hacen mucho sentido. Menciono algunos ejemplos:
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