Tienen razón Trump y los republicanos: el debate con Biden fue un regalo del cielo que les asegura la victoria. Salvo que los demócratas hagan lo correcto y lo reemplacen por otro candidato (a). El auge de la extrema derecha en Europa palidece frente a la amenaza a la democracia de un eventual triunfo de Donald Trump. La extrema derecha europea nunca ha intentado desconocer el resultado de una elección, conspirado para impedir la transferencia pacífica del poder, ni enviado a sus huestes a tomarse la sede del Parlamento.
Estado de pánico. Los partidos democráticos, de centro, derecha e izquierda están en estado de pánico ante el avance de la extrema derecha en el mundo occidental y sobre todo en Estados Unidos.
- Uno de cada cuatro eurodiputados pertenecerán al bloque de la extrema derecha, gracias a los electores austríacos, italianos, franceses y alemanes.
- El ascenso, si bien no es un tsunami, es impresionante. En los últimos 20 años pasaron del 8 al 25 por ciento de los eurodiputados, votaciones que se han repetido con mayor fuerza en las elecciones nacionales de los países más importantes de Europa.
- El ejemplo más reciente es el de Francia, donde el partido de Le Pen obtuvo un tercio de los votos en la primera vuelta, transformándose en el más votado.
- Afortunadamente, en casi todos los países europeos el régimen político es parlamentario o semi presidencial, lo que obstaculiza que la extrema derecha se alce con todo el poder. Cómo podría pasar en Francia, donde pese a que el partido de Le Pen fue el más votado, el pacto electoral entre el centro y la izquierda en la segunda vuelta impedirían que Alianza Nacional tenga los votos en la Asamblea para elegir el primer ministro.
La mayor amenaza. El auge de la extrema derecha en Europa es preocupante, pero palidece frente a la amenaza que representa para la democracia mundial un eventual triunfo de Donald Trump.
- La extrema derecha europea nunca ha intentado desconocer el resultado de una elección, conspirado para impedir la transferencia pacífica del poder, amenazado a sus oponentes políticos con “retribución y venganza” o enviado a sus huestes a tomarse la sede del parlamento.
- No es sencillo encasillar a Trump en una categoría ideológica. Es un oportunista, narcisista y amoral. No tiene convicciones ni principios y es capaz de hacer o decir cualquier cosa si conviene a sus intereses.
- El Partido Republicano ha caído en un culto a la personalidad del “líder supremo”. No se toleran disidencias. Todos deben pasar una prueba de lealtad que consiste en aceptar incondicionalmente que ganó la elección el 2020 y que los procesos judiciales en su contra son una persecución digitada por Biden.
- Con un discurso que recuerda la época del Macartismo califica los demócratas de marxistas de extrema izquierda, lunáticos que odian a su país. Los inmigrantes son enfermos mentales fugados de hospitales psiquiátricos, delincuentes, violadores y terroristas.
- Soy un convencido de que hay una relación de causa-efecto entre la decadencia de la convivencia democrática en Estados Unidos y el auge de la extrema derecha europea.
Trump corrió el cerco. Demostró, que incluso en Estados Unidos, un político que no respeta las normas elementales de la convivencia democrática, que transgrede las leyes, que manifiesta admiración y complicidad con líderes autoritarios como Putin o Kim Jong Um puede alcanzar el poder.
- Por eso para los Demócratas (con mayúscula) impedir que Trump se acerque siquiera a la oficina oval es un imperativo existencial.
- Sin embargo, en el transcurso de solo noventa minutos, el panorama cambió drásticamente con la debacle que fue la participación del presidente Biden en el debate presidencial.
- No es que haya tenido “una mala noche” como pretenden sus incondicionales. Su deterioro físico y mental fue dolorosamente palpable. Parecía que hubiese estado bajo los efectos de un ACV (accidente cerebro vascular).
- Por eso una de sus más leales partidarias, Nancy Pelosy dijo que era legítimo saber si lo ocurrido en el debate fue un “episodio o condición” médica.
Una imagen difícil de borrar. Cincuenta millones de personas vieron en vivo y en directo el colapso del presidente, incapaz de articular un pensamiento coherente. Esa imagen será muy difícil de borrar.
- Una encuesta post debate de CNN muestra que El 75% de los votantes demócratas piensan que con alguien distinto a Biden tendrían más posibilidades de ganar.
- La encuesta Times/Sierra publicada este miércoles muestra una ventaja de seis puntos para Trump. Con un 74% de los electores que ven a Biden como demasiado viejo.
- No es que Trump haya tenido una magnifica performance. Todo lo contrario. Los sondeos muestran que muchos electores quedaron descontentos con su estilo agresivo y mentiroso.
- Hay una cantidad considerable de independientes e incluso republicanos desencantados que podrían entusiasmarse con un candidato alternativo; mientras que quienes siguen apoyando a Biden tienen la misma probabilidad de apoyar a cualquier alternativa demócrata frente a Trump.
- Una campaña que el partido demócrata ya tenía cuesta arriba por la falta de energía vital de Biden, podría ganar impulso y nuevos adeptos con otro candidato.
- No es aventurado decir que en ese caso los demócratas tendrían la presidencia asegurada. Además, se produciría un efecto virtuoso en la elegibilidad de sus candidatos al Congreso, dándoles una chance de controlar la Cámara y el Senado.
Un regalo del cielo. Desgraciadamente, el equipo del presidente está empeñado en desafiar la realidad, optando por profundizar su compromiso con un curso de acción que lo conduce al fracaso.
- Una de las tragedias de la política es que no siempre se actúa racionalmente, sino que se racionalizan las decisiones ya tomadas.
- Las encuestas posteriores al debate muestran que Biden se está hundiendo en estados claves como Arizona, Pensilvania, Wisconsin, Nevada y Ohio. Su índice de aprobación es uno de los más bajos que ha tenido durante su mandato, con un negativo neto de 19%. Trump está, por primera vez. muy cerca del 50%
- Los republicanos creen que el debate fue un regalo del cielo que les asegura la victoria, lo que es cierto. Salvo que los demócratas hagan lo correcto y lo reemplacen por otros candidato o candidata.
- Trump lo tiene claro y por eso tiene los dedos cruzados para que no le vayan a cambiar el rival; de ello depende que vuelva en gloria y majestad a la Casa Blanca.
Trump es un tipo de suerte. Hasta ahora las cosas se le han dado. No enfrentará ningún otro juicio criminal antes de las elecciones, gracias a una decisión de la Corte Suprema, que el mismo nombró y le ha concedido impunidad casi absoluta a los presidentes.
- Mientras tanto Biden se resiste. Sin duda es un final indeseable para una carrera política extraordinaria y una muy buena gestión como gobernante.
- Los demócratas lo quieren, respetan y están orgullosos de su desempeño como presidente. Pero saben que no tienen opción. Joe Biden es prácticamente el único candidato al que un desprestigiado Trump puede vencer.
- Es mucho lo que está en juego. Esta carrera no se puede correr con un “caballo cojo”. La discusión interna ya no es si es que, sino cuando y como se materializará el reemplazo.
Lea también. The New York Times publica sorpresiva editorial pidiendo que Biden renuncie a su candidatura para frenar a Trump
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