La perspectiva de sacrificar su identidad histórica y desperfilarse, en aras de una mal entendida lealtad con un gobierno que cada día los representa menos, no es aceptable para un sector importante del Partido Comunista. Máxime cuando al final del camino se avizora una derrota ya que es altamente probable que terminen entregándole el poder a la derecha.
Un nuevo round. Los allanamientos en Villa Francia, ordenados por la fiscalía, indignaron tanto al Partido Comunista que acusó de un “montaje” reminiscente de “otras épocas” al gobierno del Presidente Boric. Eso a sabiendas de que en el procedimiento el ejecutivo no tuvo absolutamente nada que ver. Fue ordenado por la fiscalía que depende del Ministerio Público, un órgano autónomo y en el contexto de una investigación de larga data.
- Las policías encontraron un arsenal de armas, listas para ser usadas probablemente ese mismo día en las manifestaciones para conmemorar el aniversario de la muerte de Luisa Toledo.
- Las personas detenidas quedaron en prisión preventiva. La Corte consideró que las armas estaban a “disposición” de los imputados y que había presunciones fundadas de su participación en delitos. Muchos con antecedentes penales.
- Este no es el primer round entre el PC y el gobierno. El listado de desencuentros es extenso. Pero si es el más virulento y hostil dejando en evidencia un quiebre del “affectio societatis”. Por lo menos un sector del partido, muy relevante está dispuesto a ventilar por los medios su desencanto.
- Con ocasión de la conmemoración de los 50 años del golpe de estado, el PC forzó la salida de Patricio Fernández como coordinador del evento porque éste se negó a implementar su estrategia de imponer una verdad oficial sobre los luctuosos acontecimientos.
- Tampoco les gustó la forma en que se homenajeó al expresidente Piñera, acusando a Boric de “negacionista”. Rechazaron las normas sobre legítima defensa en la Ley Naim Retamal, se han opuesto al estado de emergencia en la Araucanía, reclamaron por la convocatoria al COSENA.
- Criticaron la cancelación de indultos y de pensiones de gracia mal otorgadas y acusaron al gobierno de “anticomunista” cuando se le pidió la renuncia a un asesor del subsecretario Monsalve que además era un alto dirigente del partido. También se cuadraron con Maduro en el tema del asesinato del teniente Ronald Ojeda, donde el gobierno venezolano terminó acusando a Chile del crimen.
Un conflicto ideológico. ¿Cómo se explica este desapego, distanciamiento, disidencia abierta del partido comunista? En el gobierno prefieren bajarle el perfil atribuyéndolo a la “interna” del PC. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla.
- Pero este es un conflicto ideológico, derivado de los “renuncios” del gobierno que se ha ido agudizando a través del tiempo. No es una pataleta irracional, ni una pugna por espacios de poder interno. Como lo dijo Juan Andrés Lagos, el asesor despedido, con el gobierno “tenemos diferencias sustantivas”.
- Es un hecho de la causa que el gobierno ha experimentado un giro de 180 grados hacia la moderación, lo que, en mi opinión, la mayoría de los chilenos aplauden.
- Pero no él PC, que fue muy claro desde el primer día en insistir en que lo fundamental era el programa. Boric llego al poder con una agenda de cambios profundos, en materias económicas, sociales, políticas y culturales.
- Había toda una estrategia diseñada para viabilizar ese programa, partiendo del dato irrefutable de que el nuevo gobierno no contaba con una mayoría en el Congreso. La llave maestra para hacerlo posible era la nueva constitución que contemplaba un nuevo sistema político unicameral, con cuotas para minorías étnicas y aprobación de leyes por simple mayoría.
- Pero todo todo lo anterior se fue al tacho con el rechazo. El programa se hizo inviable, pues las reglas de juego no solo se mantuvieron inamovibles, sino que se relegitimaron.
- Es precisamente en este nuevo escenario, que obliga a redefinir el rumbo, el destino y el propósito del gobierno donde está el origen del conflicto con el PC.
Giro socialdemócrata. Paulatina pero sostenidamente Boric fue adoptando una postura más bien socialdemócrata -lo que José Antonio Kast calificó de “travestismo político”- en todos los temas relevantes. Seguridad, relación con Carabineros, inmigración, combate al terrorismo mapuche, política internacional, libre comercio, responsabilidad fiscal.
- Hoy resulta difícil distinguir éste gobierno del de Bachelet II. Ella también tenía un proyecto de superación de la Concertación e incorporó al PC, pero sin pretender una ruptura con el pasado.
- El partido comunista jamás imaginó que terminaría siendo uno de los pilares de un gobierno “socialdemócrata” proto concertacionista; que se borraría con el codo lo que se escribió con la mano.
- Es un partido que ha resistido por décadas a todos los “aggiornamentos” de la izquierda, que jamás aceptó el eurocomunismo de Enrico Berlinguer en los años 70, que fue leal a la Unión Soviética hasta su desaparición.
- Que en Chile optó por la vía armada para derrotar a Pinochet, que no estuvo de acuerdo con participar en el plebiscito del NO.
- Un partido de “nicho”, con militantes y simpatizantes leales hasta la muerte y que, desde la intransigencia ha alcanzado un nivel de relevancia inimaginable hace solo diez años.
- Es muy difícil para el partido comunista ser un disciplinado soldado de la causa “boricista” sin perder su identidad de partido revolucionario; y mimetizarse como otro partido más de la izquierda sistémica.
- Guardar silencio ya no es una opción. Por eso sale a cuestionar el allanamiento a Villa Francia, porque ahí están también sus partidarios, porque nunca renunció a la violencia disfrazada de protesta social.
- No es que el PC no sepa transar. Son pragmáticos, lo demostraron en el gobierno de la Unidad Popular jugando un papel de moderación; pero en ese momento había un objetivo superior: Salvar al gobierno, mantener vivo un proyecto revolucionario, evitar un golpe de estado.
- Nada de eso está en juego hoy. Para los comunistas el gobierno ha bajado todas sus banderas, hace política solo en los salones del Congreso y dejó de lado la presión social. Cuando lo han planteado han sido duramente castigados desde el ejecutivo.
- La perspectiva de sacrificar su identidad histórica y desperfilarse, en aras de una mal entendida lealtad con un gobierno que cada día los representa menos, no es aceptable para un sector importante del partido.
- Máxime cuando al final del camino se avizora una derrota ya que es altamente probable que terminen entregándole el poder a la derecha.
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