María José Naudon: “Gane la opción que gane, la crisis social que dio origen al proceso no fue solucionada”

Naudon, quien asumirá en enero como decana de la Escuela de gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, sostiene que el texto que se votará mañana es mejor que la Constitución vigente. Sin embargo, aclara: “Definitivamente se perdió la oportunidad de una carta transversal, pero ese fracaso es atribuible, por razones diferentes, a ambos sectores”.

 -Mirando hacia atrás, ¿fue un error el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, al que se llegó en medio de protestas y que dio paso a un proceso que, según Carlos Peña, es un fracaso pues no logró la concordia?

-Haría varios matices a la pregunta. El acuerdo del 15 de noviembre fue la respuesta política a una crisis extremadamente grave y. en retrospectiva, diría que fue un momento alto de la política nacional. Al mismo tiempo, fue una opción por constitucionalizar algo que de suyo no lo era.

¿Habían otras opciones? Por supuesto que sí. ¿Pudieron haber funcionado mejor? También. Pero no hay que olvidar el contexto nacional en el que este se suscribió. Ahora bien, si observamos el proceso y no el hito, estoy de acuerdo con que ha fracasado por no lograr la concordia inherente a un proceso constitucional, pero agregaría que lo más negativo es que, gane la opción que gane, la crisis social que le dio origen no solo no fue solucionada, sino tiene hoy peores condiciones para ser abordada.

-Vargas Llosa dijo que era propio del tercermundismo poner todo en cuestión y volver siempre a fojas cero. Si gana el En Contra, ¿quedará el país en una especie de  limbo constitucional, porque una parte de la izquierda insistirá en cambiar la Constitución nacida con Pinochet? ¿La izquierda acepta el texto vigente por un asunto meramente táctico?

-Absolutamente de acuerdo. Es el “Delirio Americano” del que habla el colombiano Carlos Granés. En América Latina el gobernarte tiende a confundirse con el creador y, desde esa lógica, la palabra del líder se vuelve todopoderosa y parece poder refundar el mundo a discreción. En Chile hemos visto con claridad este fenómeno y sus nefastas consecuencias.

Respecto de un eventual “limbo constitucional” no tengo dudas de que la izquierda insistirá en continuar la discusión constitucional; la pregunta es cuándo y esa respuesta es tan variada y disímil como la izquierda misma. En este contexto, creo que la opción de la izquierda por mantener la Constitución vigente es, antes que nada, expresión de un enorme fracaso y de un proyecto frustrado.

Y si observamos ese fracaso en clave electoral, mirando el plebiscito del domingo, es también una estrategia táctica para transmitir una sensación de cierre del proceso. En ambas lecturas hay un algo trágico, en el sentido griego de la palabra.

-¿Crees que el A favor da más estabilidad al país? Si gana por poco, ¿habrá que comenzar un proceso largo para que sea aceptada por quienes no votaron por ella?

-Creo que la estabilidad de un país no se consigue, exclusivamente, por vía constitucional. Por esta razón, aun cuando la propuesta se hace cargo del sistema político, central para salir del bloqueo actual; el problema de fondo, que describiría como la pérdida de un ethos compartido y de un futuro común, sigue vigente. Ese proceso largo, al que te refieres, no se materializa exclusivamente por vía legal, ni se alcanza por el simple paso del tiempo. Esa es quizás la gran lección de estos cuatro años: la lógica adversarial cortoplacista está en las antípodas de nuestras necesidades.

-Has dicho que hay dos derechas, los Republicanos y Chile Vamos. ¿Se impuso la primera, a la que llamaste vociferante, y no hubo mayor transacción? ¿Es una constitución marcada por la mano de Republicanos?

-Creo que Chile Vamos hizo un trabajo de contención, pero no fue suficiente. Siempre he sostenido que en política la forma y el fondo son relevantes. Hay que saber elegir batallas, perder el miedo a negociar y entender que la identidad no se desfigura en ese camino. “Que se jodan” no es la ruta. Llevar la democracia al ring tampoco. Y, menos aún, moralizar la política.

No hay que olvidar que “lo mejor y lo peor están menos alejados que el bien y el mal”. En lo concreto, veo una oportunidad perdida. Los excesos innecesarios y poco estratégicos, terminaron por eclipsar una propuesta que en muchos aspectos es buena para el país.

-Las encuestas han sido negativas para el A Favor, que sin embargo ha ido aumentando poco a poco. ¿Los escándalos de corrupción de Democracia Viva y la detención de Luis Castillo, indultado por Boric, pueden dar vuelta el resultado?

Creo que esta es una elección muy abierta. Y lo es por varias razones: falta de claridad y confusión, exacerbación de lo emocional, cansancio y desafección. En estas condiciones es comprensible que, al contrario de otros procesos electorales, los indecisos aumenten y la opción nulo/blanco se fortalezca. Visto así, y entendiendo que la seguridad y la corrupción son temas centrales para la ciudadanía y particularmente desestabilizadores para el gobierno; pensar que los últimos episodios muevan la aguja es, perfectamente, posible. El tema es si será o no suficiente para dar vuelta un resultado.

-Vas a votar A Favor. ¿Lo haces con entusiasmo, convencida? ¿Habrá razones para celebrar el domingo o se perdió otra oportunidad de una carta transversal?

-Voto a favor y lo hago ponderando la propuesta en sí misma y en relación a la Constitución vigente. Sumando y restando creo que esta propuesta es mejor que la actual y que, aun cuando hay cosas que hubiera dejado fuera y otras que hubiera tratado con más intensidad, aporta a la ruta de solución. Dicho lo anterior, definitivamente se perdió la oportunidad de una carta transversal, pero ese fracaso es atribuible, por razones diferentes, a ambos sectores.

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