Noviembre 18, 2022

Los cinco puntos críticos de Boric y cómo remontar. Por Kenneth Bunker

Analista político
Crédito: Agencia Uno.

Si Boric busca dejar una huella en todas partes, por medio de la lectura de un poema o una referencia cultural, jamás llegará a ser lo que es obvio que quiere ser. La popularidad se consigue con resultados, y para conseguir resultados, se debe trabajar desde la oscuridad, con humildad, con esfuerzo y desde la crítica constructiva.


El neto de la evaluación del gobierno de Boric es negativo. Tras ocho meses, su desaprobación ha alcanzado niveles récord. De hecho, el número de chilenos que desaprueba al presidente es más del doble que el número de chilenos que lo aprueba. Ahora bien, si hay alguna luz de esperanza, viene desde lo comparado, pues los datos son elocuentes en mostrar que todos los presidentes comienzan sus gobiernos con una aprobación decreciente. Ningún presidente, desde Aylwin en adelante, ha mantenido el porcentaje de apoyo de su elección después de asumir; todos han comenzado con caídas prácticamente inmediatas.

Casi todos, sin embargo, se recuperaron hacia el final de sus periodos. Por ejemplo, Lagos remontó luego de haber gobernado dos años (o un tercio de su periodo). En su primer gobierno, Bachelet remontó tras dos años y en su segundo gobierno remontó tras tres años. Por su parte, Piñera solo remontó tras el 40% de transcurrido su primer periodo y tras 60% transcurrido de su segundo periodo. Esto le da algo de margen al presidente actual. Pues, pareciera que hay un determinante sistemático (fuera del control del mandatario de turno) que permite remontar si se sobrevive el primer embate.

Ahora, el problema de Boric no es que sigue la misma trayectoria descendiente que todos los demás, el problema de Boric es que cayó como todos los demás, pero a un ritmo mucho más acelerado. Por lo tanto, aguantar el primer embate no solo es más complejo para él que para los demás, sino que remontar es, de hecho, una barrera más alta. Remontar de 35% a 55%, como lo hizo Piñera en su primer gobierno es más fácil que remontar de 25% a 55%, como es la meta del presidente actual. Por lo mismo, para hacerlo, Boric debe diseñar un plan de ruta. Y en ese plan, deberá considerar al menos cinco puntos críticos que hoy están fallando flagrantemente.

El primero punto crítico es de naturaleza política y tiene que ver con el alto número de errores no forzados que comete el presidente y su primera línea. La lista es larga, y en ella se encuentran pasos en falso como el gabinete Irina Karamanos, la nominación de amigos en cargos relevantes, y viajes mal planificados, como el de la ex ministra del Interior al sur, y el de la gira del presidente a Norteamérica. Si esos pequeños pero importantes episodios no se eliminan de raíz, Boric jamás podrá remontar. Pero para resolverlo, el presidente deberá entender que el problema de fondo está en las personas que componen su gobierno.

Hoy, la administración de Boric tiene a demasiados amateurs en cargos importantes, que por su poca experiencia, perjudican más de lo que contribuyen. El presidente debe buscar una forma de reemplazarlos. En el mismo espíritu con que reemplazó a la ex presidenta del Colmed Izkia Siches por la exministra y exdiputada Carolina Tohá, debe también reemplazar a todos los demás que son lastres para su gobierno. Como ejemplo, sirve pensar en el embajador en España y en el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales que, por separado, le han hecho un tremendo daño a la reputación del país.

El segundo punto crítico tiene que ver con la crisis de seguridad. La delincuencia está fuera de control. Los homicidios, los atracos y los incidentes de violencia aumentan en cantidad y frecuencia todos los días. Las personas tienen miedo, y así lo demuestran los índices de inseguridad. Parte del problema es la posición que tuvo Boric frente a las fuerzas armadas antes de llegar a la presidencia. Otra parte del problema es que el gobierno prácticamente ignoró la tendencia al alza en lo que fueron los primeros siete meses de gobierno. Pero ahora, simplemente no le quedan excusas. No hay nada más prioritario que la seguridad.

Para hacerse cargo de la crisis, el presidente debe trabajar en dos temas simultáneamente. El primero es generar legitimidad. Si no se retracta, al menos en privado, de mucho de lo que ha dicho para socavar la autoridad de las instituciones del orden, nunca se podrá empoderar. El segundo tema es asegurarse de que se haga lo suficiente. En el último mes, Boric ha hablado mucho y conseguido poco. Lo que se necesita son resultados, no buenas intenciones. Por lo mismo, el presidente no debe escatimar en empoderar a Carabineros y Militares, con todo lo que eso implica, si de verdad quiere obtener éxito en el combate a la delincuencia.

El tercer punto crítico tiene que ver con la crisis económica. El problema aquí es que todos los indicadores están en rojo, y las proyecciones son negativas. Y, es evidente, a partir de la opinión de los expertos, de que todo se pondrá un poco peor antes de mejorar. El problema, es que el presidente es parte del problema. Por ejemplo, el Banco Central explica que entre 40 y 60% de la inflación se debe a factores internos, apuntando principalmente a los retiros de fondos de pensiones, una medida que incidentalmente el presidente apoyó como diputado, llegando incluso a votar a favor de la medida cuatro veces.

Esa doble moral es el problema. En el ámbito económico se debe escoger entre la ruta populista y la ruta responsable. En el pasado, el presidente escogió la primera. Hacia el futuro, debe escoger la segunda. Ahora, es cierto que ha sido más responsable como presidente que como diputado, pero eso no resuelve el problema. Empoderar a Mario Marcel no garantiza nada. Negarse a más retiros, pero tratar de boicotear el TPP-11 con side letters no ayuda tampoco. El presidente solo se podrá hacer cargo de la crisis económica si decide escuchar a los expertos que saben por sobre los políticos que no.

El cuarto punto crítico trata de priorizar lo importante. Hasta ahora, el gobierno se ha preocupado de resolver lo de largo plazo. Estuvo seis meses involucrado de lleno en el proceso constituyente, costándole incluso varias visitas a la Contraloría. Pero resulta que al final, no era tan importante. Las personas correctamente rechazaron la propuesta no solo porque ser deficiente, sino que también porque la vieron como antagónica a los problemas de corto plazo. Puestos uno frente al otro, como el gobierno les obligó a verlo, las personas escogieron lo segundo. Le mandaron un mensaje claro al gobierno: lo urgente es más importante que lo relevante.

Hasta ahora no queda claro que Boric y su gobierno entiendan esto último. Pareciera más bien que pensaran que el resultado del plebiscito fuera casualidad, mala suerte, y no indicador de un problema mayor. Si Boric quiere tener llegada con las personas, debe dejar su visión de largo plazo a un costado. Si se involucra en el proceso constituyente, la gente lo castigará. El proceso constituyente debe avanzar, pero por un carril paralelo. El presidente no gana nada con esbozar ideas grandilocuentes sobre la nueva constitución. Ya lo hizo una vez y su aprobación llegó a 25%. Si lo hace otra vez, caerá más bajo.

El quinto y último punto crítico tiene que ver con el mismo presidente. Si Boric quiere subir en aprobación, debe pasar a segundo plano. Hasta ahora, ha insistido en ser protagonista, lo que ha sido un error. Boric ganó la elección porque no había nada más. Que nadie se confunda, solo 12,5% del padrón voto por él en la primera vuelta. No era un candidato popular, y no es un presidente que llega con apoyo. Boric podría llegar a ser popular, pero debe trabajar para eso. Los demás presidentes que han remontado lo han hecho por oficio, no por ser simpáticos o cultos o andar en bicicleta por el centro de la ciudad.

Si Boric profesionaliza su gobierno, se hace cargo de la crisis económica y de seguridad, y deja para más adelante su legado de largo plazo, no tiene por qué no remontar. Si se hace cargo de estos cinco puntos críticos, sería más difícil quedarse donde está que ascender en popularidad. Pero si busca dejar una huella en todas partes, por medio de la lectura de un poema o una referencia cultural, jamás llegará a ser lo que es obvio que quiere ser. La popularidad se consigue con resultados, y para conseguir resultados, se debe trabajar desde la oscuridad, con humildad, con esfuerzo y desde la crítica constructiva.

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