La convención electoral está expectante de empezar ahora realmente su trabajo. Se dejó para enero el inicio de la discusión y aprobación de los primeros artículos, fecha que coincide con el fin de este largo ciclo electoral que empezó en octubre del 2020 y que recién terminó el domingo pasado.
Ya hay un nuevo Congreso y un Presidente electo, que impactan y contextualizan ese trabajo que inician los convencionales.
El nuevo Congreso le pone un límite claro: deben trabajar rápido para cumplir los plazos. Falta muy poco para el 4 de julio 2022, fecha límite para la entrega, y ha quedado descartada la posibilidad de ampliarse o de dejar materias de la nueva Constitución pendientes de plebiscito a dirimentes, que no habrá. Para qué decir el respeto a los dos tercios como quórum indispensable para la aprobación del proyecto.
Fueron los electores con una participación mayor que la de la elección de los propios convencionales, los que establecieron al nuevo Congreso como un balance de poderes al elegir un equilibrio casi matemático entre izquierdas y derechas.
Ahora en la elección presidencial, y con el amplio triunfo de Gabriel Boric, la mayoría de izquierdas en la convención ha leído la llegada de un aliado. Alguien que facilitara el proceso. Tienen razón en lo administrativo pero en lo legislativo volvemos a un Congreso empatado y sin mayorías.
Pero para el Presidente electo Boric, también la convención -su éxito o fracaso- lo implica en múltiples dimensiones. Su propia coalición de gobierno de comunistas y frente amplístas se ha enfrentado varías veces en la convención.
Quienes hasta hoy han liderado la convención han sido Elisa Loncón y Jaime Bassa como representantes de la suma de Frente amplio, socialistas y pueblos originarios. Si eso sigue siendo así en la nueva elección de la mesa que gobierna la convención, asegura una colaboración estrecha, pero también una hegemonía incómoda dentro de los grupos de izquierda.
Distinto es el caso si comunistas y otras fuerzas de izquierda radical logran acceder a la conducción, reproduciendo los desencuentros y tensiones durante la campaña presidencial, ahora entre el futuro gobierno y la convención.Como por ejemplo en materia del indulto a los condenados y procesados por delitos graves durante el estallido social o la apertura del Presidente electo Boric a que el sistema de AFP se extinga en un periodo de 40 años.
La moderación del tono y sobretodo de las propuestas que le permitieron a Gabriel Boric ganar y dar garantías, es ahora fuente de tensión hacia el interior de su propia coalición y en la relación con una parte importante de la convencionales de izquierda.
Cuando se defina el diseño del gabinete – y concluya la búsqueda de una nueva coalición de gobierno por parte del presidente electo- veremos su impacto en la convención y qué influencia ejercerán en próxima elección de la nueva mesa que llevará el proceso hasta el final.
Rita Olivares había estado destinada previamente en Talca y Cancha Rayada. “Una mujer siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara, lo que se refleja en las 6 felicitaciones que registra por su profesionalismo en distintos procedimientos policiales adoptados por ella”, señaló Carabineros.
“No me cabe duda que la prioridad de todos hoy, independiente de nuestras diferencias, es ponerle freno a la delincuencia. Unámonos como chilenos detrás de esta causa y trabajemos juntos”, señaló el mandatario.
Si hay algo indesmentible en su historia es que el expresidente Lagos medita calculadamente cada uno de sus pasos en política. Es estratégico, no da puntada sin hilo y no parece dispuesto a permanecer indiferente ante lo que estima arriesga el partido que una vez fundó y la centroizquierda en general al fundirse con el […]
¿Ha aprendido algo Boric en este período? Es posible. Basta con mirar su gabinete. Para el resto de su mandato, solo le sirve actuar con estricto sentido de las proporciones, y no hacer nada que implique la posibilidad de que el país se descarrile.
Jefe de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, Carvajal identifica las problemáticas que apremian a los grandes conglomerados del país: “La derecha no sabe cómo diferenciarse de Republicanos y, en el lado progresista, las dos almas tampoco logran imponerse con claridad en torno hacía donde van y cómo coinciden”.