El mensaje de Boric. Esta mañana, al votar en Punta Arenas, el Presidente Boric envió varios mensajes que fueron leídos con detención en Chile Vamos. Uno de ellos fue el que generó más comentarios.
- “Puedo garantizar que nuestra voluntad y acción, independiente del resultado, será convocar a una amplia unidad nacional de todos los sectores, de las organizaciones sociales, sociedad civil y partidos políticos. Queremos escuchar todas las voces, para poder seguir adelante con este proceso, ya sea para implementar el texto de la nueva Constitución -para lo cual ya hemos convocado a varios constitucionalistas y diferentes personalidades de la sociedad civil- o para darle continuidad al proceso constituyente en caso de ganar la otra opción. Quiero que sepan de que en esto ya hemos tenido conversaciones y el ánimo que yo percibo en la gran mayoría es de voluntad de trabajar juntos. Las divisiones no nos hacen bien, cuando nos unimos es cuando sale lo mejor de nosotros”.
Las primeras negociaciones. Hace dos semanas un personero de confianza del Presidente -que integra el gobierno, pero no el comité político- se acercó a dirigentes de Chile Vamos con un mensaje del Presidente: hay disposición de La Moneda a conversar para acordar los términos del nuevo proceso constitucional, si triunfa el Rechazo.
- No hay claridad de quién fue el encargado de enviar el mensaje. Para algunos, se trataba del subsecretario de Desarrollo Regional, Miguel Crispi, pese a que ese rol le correspondería por sus cargos a Izkia Siches o a Giorgio Jackson. Pero Crispi lo negó.
- Como sea, el mensaje de Boric fue recibido como una señal de que el Presidente había retrocedido en sus dichos anteriores, en los que señalaba que en caso de victoria del Rechazo él tendría que convocar un nuevo proceso constitucional, idéntico al primero, enfatizando que aquello acarrearía más incertidumbre.
- El gesto de Boric también fue interpretado como un ejercicio de realismo político, ya que eso evitaría que en el caso de una derrota del Apruebo se viera mermado su protagonismo en el proceso que se abrirá si se confirma ese escenario.
- En la oposición, de hecho, la idea es pasarle la cuenta a Jackson y no a Boric. Primero por pragmatismo y, segundo, porque se estima que el ministro de la Segpres fue el gran estratega de la relación del gobierno con la Convención.
- Además, se estima que el esperado cambio de gabinete sería el signo de derrota más potente del gobierno.
Los plazos. Hasta ahora se espera que el cambio de gabinete sea rápido, lo que supone llevarlo a cabo a inicios de esta semana, y cerrar el acuerdo político para continuar con el proceso constituyente a fines de la semana que entra. Se trata de transmitir certezas.
- En Chile Vamos dicen estar dispuestos a pagar el costo de un acuerdo con su flanco derecho, sobre todo en la UDI y Evópoli, pero también sostienen que a quien le corresponde dirigir el diálogo es al Senado -con el apoyo de la Cámara de Diputados- y están disponibles a que Boric participe en la negociación, pero no a que la lidere.
- El Mandatario habló este jueves con los presidentes del Senado, Álvaro Elizalde, y de la Cámara, Raúl Soto. Y tras el encuentro quedó despejado que los 3 estarán dentro de las tratativas, además de los partidos con representación en el Congreso.
Lo conversado hasta ahora. En rigor, las conversaciones de Boric con personeros de la oposición cercanos a él se vienen sosteniendo informalmente desde hace varias semanas y han caminado en paralelo con la que se han venido sosteniendo en el Congreso, sobre todo en la Cámara Alta. Ahí los grandes protagonistas han sido principalmente representantes de la UDI –está el timonel gremialista Javier Macaya- y senadores del Socialismo Democrático (PS-PPD), además de los DC Ximena Rincón y Matías Walker.
- El avance de las negociaciones permitiría implementar rápidamente un acuerdo, que si bien no está cerrado, ya tiene ciertos consensos.
- El primero sería hacer un proceso más rápido que el anterior, lo que no presentaría mayores dificultades dado que en la primera etapa de la Convención -a cargo de Elisa Loncon y Jaime Bassa- se gastó demasiado tiempo viendo temas ajenos al texto constitucional, como la amnistía para “los presos de la revuelta” y el reglamento. Además, se evitó entrar en temas de contenido durante la campaña de Boric.
- En esa línea, se estima que se puede convocar elecciones durante este año (la fecha tentativa sería 18 de diciembre, el último domingo antes de Navidad y Año Nuevo, o a inicios de enero). La instalación de la Convención sería durante el mismo mes de enero (se habla del martes 10).
- Los trabajos de la Convención irían hasta el 4 de julio y el nuevo plebiscito el 4 de septiembre, lo que permitiría que el 11 de septiembre del 2023 -cuando se cumple el 50° aniversario del golpe militar de 1973- esté vigente un texto constitucional de consenso entre los chilenos.
- El segundo punto es la composición de la Convención. Se habla de que no serían más de 100 integrantes, que se elijan por el sistema de listas cerradas -donde los partidos elaboran las listas, lo que permitiría incluir expertos- y que las listas sean regionales en vez de nacionales, como propone el PPD.
- La nueva fórmula apunta, entre otras cosas, a restringir el rango de acción de los independientes, cuya presencia masiva en la Convención es hoy considerada un error transversalmente. La idea es que ahora el proceso sea conducido por los partidos.
¿Proyecto de ley? En lo que no existe acuerdo es en la posibilidad de que Boric envíe un proyecto de ley al Congreso, al punto que en sectores de la derecha hay quienes tienen severas dudas de esa fórmula, y que las tratativas sean acopladas a cambios en algunas de las reformas emblemáticas de la actual administración, como la tributaria o previsional.
El factor PC. Si bien ese esquema estaría relativamente consensuado, solo tras el resultado del plebiscito quedará claro hasta qué punto va a ser implementado. Un factor es el margen de la opción Rechazo en caso de victoria. Otro es la capacidad del oficialismo de ponerse de acuerdo.
- Es ahí donde aparece el factor PC, del cual existen interrogantes respecto de si se sumará o no a un acuerdo, tal como en el oficialismo tienen del Partido Republicano.
- El presidente del PC, Guillermo Teillier, dijo el viernes a CNN que está dispuesto a sentarse a la mesa de negociación, pero no a firmar cualquier cosa. Para Teillier la mejor opción pasa porque la nueva Convención tenga una composición parecida a la de la primera, con un alto número de independientes. Vale decir, lo contrario a lo que hasta ahora la centroizquierda y la centroderecha han negociado: aprender de las lecciones de la constituyente y no repetir sus errores, pasando por otorgarle el control de la asamblea a los partidos.
- En el gobierno están alertas a la posibilidad de que la posición del partido sea similar al del 15 de noviembre de 2019, cuando no suscribió el acuerdo, pese a que después participaron en la elección de convencionales. El problema es que ahora forman parte de una fuerza de gobierno y no firmarlo supondría navegar contra la corriente de Boric en un aspecto sensible para su administración.
- A partir del 18-O, el PC ubicó del lado de las protestas y criticó a la clase política, apostando a conducir cambios en base a la experiencia de la UP, lo que a su juicio llevó a Daniel Jadue a posicionarse como un presidenciable competitivo e impulsar al FA a romper en un minuto con la ex Concertación. Y, cualquier movimiento que no transite en esa línea, tiene inmediatas réplicas internas en el partido. “Huele a cocina de malos cocineros”, escribió Jadue, luego de que Teillier suscribiera el compromiso del oficialismo para modificar el texto constitucional si gana el Apruebo.
- El abrir un espacio para que el partido pueda ser sobrepasado por la izquierda no es una situación cómoda, más allá de que no lo reconozcan ni en público ni en privado, como también lo es deteriorar su relación con el mundo independiente, indígena y los movimientos sociales, claves en los acuerdos que llevó adelante el partido en la Convención Constitucional.