Tanto el gobierno como la oposición trasmiten una visión inmediatista, una promesa implícita de que son capaces de resolver el problema de la delincuencia, que sus medidas darán frutos en el corto plazo, lo que no es cierto. Por eso cada vez que se produce un incidente delictual de importancia el gobierno entra en pánico, y la oposición busca sacar dividendos políticos. La verdad es que el crimen organizado llegó para quedarse.
Tirón de orejas. El debate sobre la eficacia de las acciones del gobierno para combatir el flagelo delincuencial no se detiene. El último episodio lo propició la senadora Paulina Vodanovic, presidenta del PS que tuvo la “osadía” de cuestionar el liderazgo del presidente Boric y el exceso de “reunionitis”. Sin embargo, la senadora que se caracteriza por salirse del libreto, a los cinco minutos se tuvo que desdecir porque le llegó el tirón de orejas de La Moneda.
- Vodanovic se refería a los dichos del delegado presidencial que, ante el aumento de los homicidios de la RM, señaló que el gobierno propone “mesas de trabajo jurídico-policiales con sentido de urgencia”.
- ¿Por qué el ejecutivo reaccionó con tanto encono? Con su comentario Vodanovic puso el dedo en la llaga, en la herida sangrante del gobierno; sabe que el tema de la delincuencia se ha transformado en el caballo de batalla de la oposición.
- Algo que no debe sorprender a nadie pues es la principal preocupación de la ciudadanía, el factor clave que decidirá la elección de octubre.
- Vender la idea de que el gobierno no ha hecho nada para resolver el problema, o que sus medidas son insuficientes, es muy fácil. Porque se ha infantilizado a la población.
Falsas expectativas. Tanto el gobierno como la oposición trasmiten una visión inmediatista, una promesa implícita de que son capaces de resolver el problema de la delincuencia, que sus medidas darán frutos en el corto plazo.
- Por eso cada vez que se produce un incidente delictual de importancia se vive como un gran fracaso. El gobierno entra en estado de pánico, convocando a reuniones de emergencia inconducentes y conformando nuevas mesas de trabajo.
- La oposición por su parte trata de sacar dividendos políticos culpando al gobierno; llegando al extremo de exigirle al presidente que regrese de inmediato de una gira internacional.
- Creo que el presidente y los políticos deben atreverse a ser realistas y hablar con la verdad. Decirle a la gente que controlar el crimen organizado y la delincuencia tomará años. Que no hay soluciones mágicas y que será un proceso paulatino.
- Todo lo demás, solo alienta la demagogia, crea falsas expectativas y mucha frustración entre los ciudadanos que se sienten defraudados.
Un proceso complejo. La delincuencia no se instaló en Chile de un día para otro. Fue un proceso que tomó años, que empezó hace varios gobiernos.
- Entre el 2012 y el 2022 el país ha visto un incremento del 46% en su tasa de homicidios, alcanzando un récord de 6,7 homicidios por cada 100.000 habitantes. Gran parte de estos homicidios están vinculados al crimen organizado que está consolidado en el país influenciado por la llegada de organizaciones internacionales.
- Durante la campaña de Lagos discutíamos en el comité político cómo combatir la idea de que el candidato era débil con los delincuentes, que era el tema central de la candidatura de Joaquín Lavín. Incluso se propuso un spot en que Lagos cerraba el maletero de un auto con el delincuente adentro, que al final se desechó.
- Retroceder el aumento de la delincuencia y reducir significativamente su actividad es posible, pero es un proceso complejo que depende de una combinación de factores y políticas sostenidas en el tiempo.
- No hay una solución única o rápida, ya que la delincuencia está arraigada en múltiples dimensiones de la sociedad. Estudios internacionales muestran que para observar mejoras sustanciales se requiere de cinco a diez años, dependiendo del contexto y de la gravedad de la situación.
Causas multifactoriales. El aumento de la delincuencia en Chile es un fenómeno complejo. Es el resultado de la interacción de factores socioeconómicos, institucionales, culturales y globales, que afecta a muchos países. No es un asunto local.
- En el caso chileno además hay que considerar que la irrupción de la violencia política durante el estallido social agravó dramáticamente la situación. Meses con hordas desplegadas en las calles y dirigentes políticos dedicados a desprestigiar las instituciones democráticas y a las policías debilitaron al Estado y al gobierno, facilitando en los hechos el despliegue del crimen organizado.
- Desde entonces, el gobierno y el congreso han hecho muchas cosas importantes para mejorar la capacidad del Estado de combatir el crimen organizado y la delincuencia.
- Se aumentó el presupuesto para orden y seguridad, se han aprobado 41 leyes, entre ellas la Naím Retamal que amplió la legítima defensa, se aumentó la dotación de carabineros en más de mil efectivos, se compraron más de mil vehículos policiales nuevos, se han construido cuarteles y comisarias, se ha movilizado a las FFAA en las fronteras del norte y decretados estados de excepción constitucional en el sur.
- Estadísticamente se pueden observar algunos progresos, sobre todo, en las zonas donde hay estados de emergencia. Pero no ocurre lo mismo en los grandes centros urbanos que es donde se concentra el grueso de la población.
- En parte porque no ha trascurrido el tiempo suficiente. El efecto de las leyes aprobadas por ejemplo hay que medirlo en años y no en meses. Muchas requieren reglamentos que aún no se han dictado. Su eficacia dependerá también del comportamiento del Poder Judicial, cuyo funcionamiento es lento.
El crimen organizado llegó para quedarse. Se adapta, evoluciona, recibe refuerzos porque la inmigración ilegal continúa y hay una enorme cantidad de delincuentes con identidades desconocidas que no pueden ser rastreados. Cuenta con inmensos recursos económicos; e incluso el apoyo de gobiernos autoritarios como el de Venezuela que contrata sus servicios.
- Hay que acostumbrarse por un tiempo largo a vivir bajo una “nueva normalidad”. Algo que está sucediendo con el cambio de costumbres y hábitos. La noche santiaguina ya no es igual, los lugares nocturnos cierran mucho más temprano y la gente se recluye.
- Acostumbrase a distinguir y no poner en un mismo saco los ajustes de cuentas entre narcos con delitos que afectan al resto de la población.
- No existen los profetas capaces de resolver el problema de la noche a la mañana. Solo demagogos y oportunistas que lo prometen.
- Nada de lo señalado significa que no se pueda hacer más y mejor; que las políticas del gobierno no sean susceptibles de crítica, por insuficientes, tímidas o equivocadas.
Estado de excepción en la RM. El gobierno se ufana de los buenos resultados obtenidos en la zona sur, gracias a los estados de emergencia. Habla de una reducción del 62% en los homicidios, 40% en los robos de maquinaria, 27% de los atentados incendiarios, reducción de un 71% de las usurpaciones.
- Entonces es legítimo preguntarse porqué la reticencia a usarlo en los centros urbanos, concretamente en la Región Metropolitana afectada por un dramático incremento en el número de asesinatos.
- No como una “panacea” que va a erradicar definitivamente la delincuencia, sino para hacer un poco más vivible y seguro el día a día de las personas, para bajar los índices de criminalidad, aunque sea temporalmente.
- Un estado de emergencia que permita aumentar la vigilancia en las calles con militares, allanar las casas narcos sin orden judicial, detener en recintos especiales y confiscar sus bienes.
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Liderazgo en tiempos de delincuencia. Por Francisca Werth Wainer