1.800 personas buscaron patrocinios en la página del Servicio Electoral para cumplir el requisito que exige la ley de que un número equivalente a lo menos al 0,5% de quienes concurrieron a votar en la elección precedente. El umbral requerido bajó a la mitad como condición de dos pequeños grupos de derecha e izquierda para concurrir con sus votos a dar el quórum que exigía el fin del sistema binominal y el establecimiento de un sistema proporcional inclusivo para la elección parlamentaria. La obligatoriedad del voto en el plebiscito de 2023, sin embargo, al aumentar casi al doble la participación electoral, provocó que la exigencia volviera a los números de antaño.
En 2021 fueron 525 las personas que consiguieron patrocinios suficientes para presentar sus candidaturas a Alcalde como independientes fuera de los pactos político-electorales. Esta vez fueron 454 los que lograron reunir patrocinios que se elevaron prácticamente al doble. Como, además, más de la mitad de los candidatos inscritos por los partidos son también independientes, esta elección será la de mayor participación de candidaturas independientes en toda la historia, tanto en proporción (70,7%) como en números absolutos (1.048).
En 2021 se pensó que era efecto del estallido social el predominio de las personas sin partido político en la Convención Constitucional y en la elección de 103 alcaldes independientes fuera de pacto, el 30% de los alcaldes del país. Es muy probable que la experiencia fracasada de la Convención haya reducido radicalmente esta visión, recuperando valor la pertenencia a los partidos y bloques políticos, así como la experiencia y trayectoria de quienes se presentan como opciones de gobierno local.
La actual presentación de un número significativo de independientes nos dice que no se trataba de un fenómeno coyuntural asociado a las consecuencias del estallido social, sino que obedece a otras causas de carácter más permanente. La principal es la pérdida de legitimidad e imperio de los partidos políticos, responsabilizados por la gente de buena parte de los males que aquejan al país.
Por supuesto este fenómeno está agravado por la fragmentación del sistema político en múltiples partidos, cada vez más pequeños e irrelevantes, por su privatización y captura por parte de uno o varios caudillos, la falta de democracia interna en sus decisiones y en la selección de sus liderazgos. Eso se expresa particularmente en que las primarias se han convertido en la excepción a la regla en lugar de ser la norma general.
Estoy recién examinando en profundidad la trayectoria de las candidaturas independientes fuera de pacto a Alcalde, pero a ojo de buen cubero no parecen tan distintas en sus rasgos que las 525 de la elección de 2021, la gran mayoría de ellas salidas de los partidos políticos. De hecho, buena parte de los 103 alcaldes electos fuera de pacto hoy son candidatos en la lista oficialista, pues provenían en su gran mayoría de la DC, el PS y el PPD, o eran opositores al gobierno de Piñera y terminaron militando o vinculándose a esos partidos o al FA, que lleva hoy muchos más alcaldes a la reelección que el 2021.
Si toda la atención antes del cierre de la inscripción estuvo puesta en la fragmentación de la oposición por la competencia de Republicanos, Social Cristianos, PDG y Demócratas-Amarillos, ahora podemos ver un nivel de fragmentación equivalente en el oficialismo. La mayoría de las candidaturas independientes electoralmente relevantes provienen del mundo de la centroizquierda, y no son pocas las comunas importantes donde hay una o dos listas a la izquierda del gobierno, Izquierda Ecologista Popular (Partido Popular, Igualdad y Humanista) y Ecologistas, Animalistas e Independientes, del Partido Alianza Verde Popular, ambas presentes en las regiones más pobladas del país.
En Santiago, por ejemplo, la competencia entre Mario Desbordes y la alcaldesa oficialista Irací Hassler está matizada por la presencia de dos candidaturas de izquierda críticas del gobierno y una del PDG. En Valparaíso la disputa es a tres bandas, entre la candidata de continuidad del alcalde Sharp, la concejala del FA que ganó la primaria oficialista y el independiente de Republicanos con omisión de Chile Vamos, pero matizada por una candidatura del PDG y dos independientes fuera de pacto, una de ellas concejala electa por el PPD.
En Concepción la disputa principal tampoco es exclusivamente entre el oficialismo y la oposición. Al candidato del gobierno comunal DC le compite como independiente una figura identificada con el Frente Amplio, y al candidato opositor más fuerte, independiente inscrito por el Partido Republicano, le compite por Chile Vamos a la hija de la expresidenta de la UDI. Además de un socialcristiano ganador de la primaria de ese partido, una candidata de la alianza Demócratas-Amarillos, un candidato del PDG y otra candidatura independiente.
Esta situación de competencias cruzadas de estas tres grandes comunas no es una excepción, sino más bien la regla general. Habrá que estudiar en detalle el origen y significación de todas las candidaturas para saber en qué comunas la fragmentación perjudica principalmente al oficialismo o a la oposición. Pero es evidente que la elección de alcaldes no estará explicada exclusivamente por la disputa oposición/oficialismo.
La fragmentación y las distintas disputas en la elección de alcaldes harán más difícil que se exprese la dimensión de plebiscito al gobierno que tenían hasta ahora estos comicios, que son la única elección de medio término que daba la oportunidad a los electores de expresar su adhesión o rechazo al gobierno de turno.
El presidente Boric ha enfrentado 3 procesos electorales y ya se sabe que las fuerzas de gobierno cuentan con una adhesión electoral en torno al 38% y las oposiciones aglomeran al 62% del electorado. Pero la multiplicidad de candidaturas reclamándose de uno y otro campo, además de no pocas instalándose lejos de ese eje estructurante, no permitirá tener un resultado concluyente que impacte significativamente en la elección presidencial un año más tarde, como ocurrió en las 4 elecciones de alcalde anteriores.
Hice un pronóstico preliminar del resultado en alcaldes hace varios meses y comprometí uno definitivo para después de la elección, basándome en un estudio en profundidad de las 82 comunas de más de 50 mil electores. Lo publicaré aquí mismo a 60 días de los comicios del 27 de octubre.
Para las conclusiones políticas, toda la atención deberá desplazarse a la elección de gobernadores regionales. Porque aquí la dimensión de plebiscito al gobierno se expresará con mucha mayor claridad, pues la existencia de una segunda vuelta deberá enfrentar en todas o casi todas las regiones una candidatura oficialista a otra de la oposición (aunque en una o dos podría enfrentar a dos candidaturas opositoras).
Será en esa segunda vuelta donde se jugarán las posibilidades del gobierno de aspirar a disputar con opción la próxima presidencial y las de la oposición para confirmar el favoritismo que le da el hecho de que en los 4 últimos comicios presidenciales han triunfado candidatos opositores, cualquiera sea su signo político.
La crisis de seguridad actual opera como telón de fondo de otros elementos de crisis todavía latentes en nuestra sociedad, que pueden convertirse en el caldo de cultivo perfecto para las promesas demagógicas, el populismo autoritario o posibles escenarios de desestabilización futura. Esta urgencia debe ser tomada en cuenta por nuestra clase política.
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