El Presidente se ha visto forzado a ir dejando en el camino la mayor parte de sus aspiraciones programáticas, modificando su retórica, atemperando su talante refundacional, asumiendo posturas que antes estigmatizó, propiciando leyes que por años él y sus partidarios votaron en contra. Pero desde el punto de vista de la gobernanza y del progreso económico y social del país, su gestión ha resultado absolutamente mediocre. El Presidente no asume su papel de líder. Ha perdido completamente el control de la agenda.
El intento frustrado. A medida que se acerca el segundo aniversario del gobierno del Presidente Boric me pongo a pensar cual sería el término más adecuado para describirlo a él en este momento. Han pasado tantas cosas desde que asumió el poder, algunas buenas y otras muy malas por lo que no resulta tan fácil encontrar la palabra precisa. Después de darle muchas vueltas me quedo con “irreconocible”.
- Cuando salió elegido produjo conmoción mundial, no solo por su poca edad sino porque la comunidad internacional entendió que Chile se preparaba para desechar su admirado modelo económico. Boric adquirió estatus de “rock star”, lo que llevó a su entonces ministra de relaciones exteriores a preguntarse en voz alta si el Presidente “tenía conciencia del entusiasmo que generaba su liderazgo”.
- No se entendía cómo el país “estrella”, cuyo progreso era objeto de admiración en todas las naciones, había optado por un gobierno de corte socialista anticapitalista. Peor aún, que la población se hubiese comprado un discurso negacionista de los logros objetivos alcanzados desde el retorno a la democracia.
- Hay que decir que lo intentó, pero fracasaron. En un principio el Presidente giró contra un capital que no le pertenecía. Nunca fue el candidato más votado de la historia como se decía, porque muchos lo votaron como el mal menor. Prueba de ello es la rapidez con que ese apoyo se evaporó.
El giro obligado. El gobierno se ha visto forzado a ir dejando en el camino la mayor parte de sus aspiraciones programáticas, modificando su retórica, atemperando su talante refundacional, asumiendo como propias posturas que antes estigmatizó, propiciando leyes que por años sus partidarios votaron en contra, abrazando a carabineros sin remilgos ni recriminaciones de ningún tipo.
- Ha dado “certificado” de demócrata al mismísimo Sebastián Piñera a quién no hace mucho había amenazado con denunciarlo a la Corte Internacional de Justicia por violaciones “sistemáticas” a los DDHH.
- Abandonó su postura “buenista” y dialogante en relación con el conflicto mapuche y es el Presidente democrático que ha mantenido estados emergencia vigentes por más tiempo, superado solo por Pinochet. Desplegó a las FFAA en el norte algo que siempre combatió y ahora esta empeñado en expulsar a los inmigrantes ilegales, otra medida que antes criticó duramente.
- El gobierno es el primero que sale a exonerar a policías de uniforme o de civil cuando usan sus armas de fuego para repeler asaltos, muchas veces con resultado de muerte de menores de edad. Asegurando que actuaron en legítima defensa, pasando a llevar al ministerio público y al poder judicial que son los únicos que pueden hacer esa calificación.
La guinda de la torta. El Boric de hoy es irreconocible comparado con el que asumió la Presidencia, un hombre de izquierdas, anti reformista que en su brevísima carrera política no escatimó palabras para expresar su lejanía con el orden establecido y su distanciamiento con la transición y sus protagonistas y sobre todo con el estilo de gobernar “entreguista y demasiado conciliador”.
- Incluso en el tema de los indultos ha retrocedido. Es cierto que otorgó varios, pagando un altísimo costo político que lo persigue hasta el día de hoy; sin embargo, aprendió de la amarga experiencia y en el último tiempo se han rechazado todas las solicitudes de indulto por el ministerio de justicia.
- La guinda de la torta es el sorprendente anuncio de la asociación de Codelco con SQM, la empresa de Ponce Lerú, denunciada con vehemencia por Boric cuando era diputado como la máxima expresión de la corrupción política y de las privatizaciones truchas bajo la dictadura.
- Todo ello en un proceso sin una licitación como se había anunciado. Una movida desesperada por terminar el año con algún logro que exhibir en la Estrategia Nacional del Litio anunciada con bombos y platillos.
“En la medida de lo posible”. En su versión actual el gobierno se va pareciendo cada día más a los de la vilipendiada Concertación, asumiendo la filosofía de que los cambios de hacen en la medida de lo posible. Hoy Es difícil distinguir entre lo que fue la administración de la Presidenta Bachelet II y el gobierno actual. Ambos con una agenda de cambios profundos, con una reforma tributaria importante y que buscaron modificar la constitución por la vía de un proceso constituyente.
- La Nueva Mayoría, que llevó a Bachelet al poder incorporando al Partido Comunista por primera vez al gobierno se puede ver como la precursora del Apruebo dignidad.
- No es casualidad que ella se haya transformado en un apoyo fundamental y permanente del gobierno, estableciendo un vínculo casi como de guía espiritual. Tampoco se puede descartar que sea su candidata para sucederlo ya que entre ambos hay una gran sintonía ideológica.
- Naturalmente, la metamorfosis de Boric no representa un cambio ideológico, una modificación de sus creencias ni abandono de sus principios. La izquierda dura que encarna el Apruebo Dignidad sigue siendo una amenaza política para la estabilidad económica del país.
- Los objetivos estratégicos son los mismos; debilitamiento del actual modelo de desarrollo con una participación mas dominante del Estado, establecimiento del sistema único de salud y de reparto en las pensiones con cargo al 6% de aporte empresarial.
- La moderación del gobierno es fruto de la necesidad no de la convicción. El detonante fue el “portonazo” que sufrió a manos del pueblo chileno el 4 de septiembre de 2022 cuando rechazó por abrumadora mayoría el proyecto refundacional de constitución que era la condición esencial para la materialización de su programa.
- La reafirmación de la constitución vigente, una consecuencia inesperada y fortuita del proceso constituyente, fue el último clavo en el sarcófago del proyecto revolucionario.
- Hay que destacar, sin embargo, que el Presidente Boric ha sabido mantener en todo momento una total lealtad, apego y respeto por la institucionalidad democrática existiendo en este aspecto una absoluta continuidad con todos sus antecesores desde 1990.
- Que ha tenido el coraje de reconocer públicamente muchos de sus errores incluso exponiéndose al escarnio de sus detractores en las redes sociales y que ha sido respetuoso en todo momento con sus adversarios políticos. Algo que, por desgracia, no es la norma hoy en muchos países de Latinoamérica ni del mundo occidental, incluyendo a Estados Unidos.
Gestión presidencial mediocre. Desde el punto de vista de la gobernanza y del progreso económico y social del país, la gestión del Presidente más joven ha resultado absolutamente mediocre. Las constantes contradicciones en el seno del gobierno entre el partido socialista y sus socios del apruebo dignidad tiene como resultado una conducción errática y titubeante. El Presidente no asume su papel de líder que resuelve y se comporta como un simple árbitro. Ha perdido completamente el control de la agenda.
- Hay un sector del gobierno empeñado en terminar de facto con el sistema privado de salud aprovechándose de un fallo de la Suprema, que desnaturaliza las leyes de la agenda anti-delincuencia, que está poseído de una arraigada cultura anti empresarial.
- Lo que la ciudadanía más le cuestiona es su falta de pericia, experiencia y liderazgo y es una de las causas principales de su baja aprobación, junto con la delincuencia, el desempleo y el estancamiento económico.
- Según la “ley de las consecuencias imprevisibles” las acciones humanas tienden a tener consecuencias en las que no se había reparado. En nuestro caso podemos decir que, fruto de la mala gestión del gobierno se ha producido algo que nadie previó: Una revalorización de lo “viejo”, de la experiencia. Una especie de “añoranza” por los buenos tiempos en que gobernó la Concertación. Se acabó la fascinación con las nuevas generaciones que, además, resultaron estar también contaminadas con la corrupción.
- La manifestación más palpable de este fenómeno es que las dos cartas presidenciales mejor aspectadas según las encuestas pertenecen a la generación que quiso ser cancelada por quienes nos gobiernan; y que en una de estas al Presidente más joven lo podría suceder la presidenta más “vieja”.
Para seguir leyendo columnas de Ex-Ante, clic aquí.
Publicaciones relacionadas
