Todos, pero principalmente el gobierno, sabíamos que 2023 sería un año complejo. No sólo el tema económico, sino que la relación Ejecutivo-Legislativo que hace rato está deteriorada y que impacta en la búsqueda de acuerdos, hacía imperioso que el gobierno tuviera una performance lo más correcta posible.
Sin embargo, a contrasentido de lo que debió ser, al terminar el año 2022, el Presidente Boric decidió otorgar 13 indultos, que a su juicio tenían como objetivo avanzar hacia el reencuentro y la paz social. Nada de aquello ocurrió. Por el contrario, esto gatilló una crisis que a mi juicio se transformó en una definitiva, una que avanza conforme pasan los días, donde vamos conociendo más antecedentes, y que no logró encauzarse con la salida de una ministra.
Una decisión como esta fue adoptada contra todo sentido común popular. Hace varios meses la ciudadanía comienza a decirnos que abandonó la idea de cambios profundos -que en algún momento abrazaron- y hoy se inclina de manera fuerte por la búsqueda de orden sin miramientos del cómo se logre. Perdonar a personas que estuvieron envueltas en situaciones de violencia sólo generó una mayor diferencia entre Boric y sus gobernados. Prefirió abrazar la política identitaria, la cual se le ha venido criticando y fue el eje que hizo ganar al Rechazo con el nivel de apoyo que obtuvo; en vez de lograr el encuentro entre las partes, esto generó mayor desapego.
En la dimensión política se alcanzó la que probablemente sea la secuela más relevante. El impacto fue no sólo con la oposición al romper la Mesa de Seguridad, sino también en el oficialismo la relación ya árida entre las dos almas, se profundizó. No pocos dirigentes de Socialismo Democrático, ad portas de una contingencia electoral crucial como es el proceso constituyente, ven cómo pactar con Apruebo Dignidad perdió su atractivo. Mientras que hace un año todos deseaban salir en la foto al lado de esta generación joven, que tuvo como consecuencia directa el quiebre de la histórica centroizquierda, ahora los ven como un lastre.
Boric necesita salir de este momento negativo de forma urgente. Estirar lo que está viviendo no sólo lo llevará a empeorar el escenario que ya vive, teniendo el peor resultado que un político puede tener, sino también a romper la relación con las personas que alguna vez albergaron la esperanza en él.
Tiene la alternativa de transformar esta crisis en oportunidad, generando el ambiente para un giro definitivo con la forma que lo llevó al poder. Más que nunca se vuelve indispensable romper con las formas y narrativa inicial, lo que será doloroso, pero es parte de gobernar. Ya lo hizo Michelle Bachelet en su primer gobierno cuando le repitió el plato a varios. El Presidente decidirá.
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