En el Nueva York de los ’70, Donald Trump (Sebastian Stan) no era más que el segundo hijo de una familia de Queens, que se había hecho rica con negocios inmobiliarios algo turbios. El joven Donald, un sujeto tranquilo y correcto, con un padre despectivo y aplastante, se dedicaba a cobrar la renta a peligrosos inquilinos.
Aunque adinerados, ciertamente los Trump no tenían espacio en los clubes de la alta sociedad de Manhattan. Pero Donald era perseverante y obstinado: quería ser parte de esos lugares. Además tenía una obsesión: construir grandes edificios en barrios en los que nadie quería invertir en esos años.
El encuentro con el riquísimo y muy conocido abogado Roy Cohn (Jeremy Strong), un sujeto inescrupuloso, amoral y avasallador, daría un giro a su vida. Una versión aumentada de “El Príncipe”, de Maquiavelo.
El filme, si bien no es exactamente una biopic, no se molesta en cambiar los nombres de sus personajes. De manera que recoge información pública de Trump y Cohn y construye la intimidad de clubes, fiestas, mansiones, orgías y romances para tejer un relato por momentos truculento, de atmósfera vulgar, en ambientes lujosos.
Cohn ve en este joven al perfecto aprendiz de tiburón con el que puede formar una alianza conveniente.
Trump resulta ser un buen alumno y a poco andar, consigue construir su imperio inmobiliario, gracias a toda la batería de artimañas y maniobras sucias (chantajes, elusiones, ilegalidades) que echa a andar el abogado.
“¡Ataca, ataca! Regla dos: niega todo. Nunca admitas la derrota”, le enseña el maestro.
Cuando Trump conoce a Ivana (Maria Bakalova) y se enamora de ella, Cohn le redacta el contrato matrimonial. En ese momento, el joven Donald aún titubea.
Pero tan solo unos pocos años después el alumno habrá superado al maestro.
He aquí lo más interesante de la película: esta simbiosis, ese efecto espejo, se va invirtiendo. Cuando Cohn atraviesa un momento personal que lo hace impensablemente vulnerable, Donald ya ha dejado de ser ese joven ambicioso pero correcto que él conoció. Trump es lo que era Cohn, un hombre inescrupuloso y horriblemente pragmático, en el que no cabe la compasión.
Estrenada en Cannes, la película toma el nombre del reality que presentara Donald Trump antes de convertirse en Presidente de EE.UU.
Dato: Ali Abbasi, cineasta iraní nacionalizado danés, es el director de Holy Spider y Border.
The Apprentice
Dirección: Ali Abbasi
Guion: Gabriel Sherman
Canadá,2024
Duración: 2 horas
Muy buena y potente película: un drama muy bien filmado.
Stella (Paula Beer) es una joven bella, de voz privilegiada. Con un grupo de amigos músicos preparan un show de jazz que resulta todo un éxito. Se entusiasman con la posibilidad de que los lleven a Broadway. Lo que no reparan es que están en Berlín y es agosto de 1940. Tanto los músicos como Stella son judíos. Despreocupada, ella y sus amigos van y vienen por Berlín y sus alrededores, pasean en bicicleta, nadan en un lago, el mismo por donde circula un bote con la bandera nazi. En su casa, discute con sus padres. No se quieren ir. Por de pronto, como dice alguien, la embajada de EE.UU. está repleta de postulantes a una visa.
Este drama histórico, basado en la vida de Stella Goldschlag (1922-1994), está construido con un montaje dinámico que va de una secuencia a otra, siempre instalado en ese punto de vista de quienes permanecieron en Berlín, en esos primeros meses en que el horror se va instalando de a poco. Momentos en que se mezclan la esperanza con la negación: ya va a pasar. Luego todo se volverá peor y empezarán a oír de Auschwitz.
Y aunque Stella es destinada a una fábrica con su estrella amarilla, ella, una hedonista irredenta, temeraria y audaz, luego se viste elegante, se maquilla y sale a las calles. En sus andanzas, conquista a un soldado nazi, y con sus amigos empiezan a traficar pasaportes. Todo hecho en medio de risas y correrías, como si se tratase de un juego.
Hasta que es delatada por una amiga y capturada por la Gestapo. Torturada en las mismas oficinas, mientras sus padres junto a otras familias judías esperan en una bodega ser deportados a Auschwitz, Stella no resiste más y acepta delatar a sus amigos. Esto significa contactarlos y tenderles una trampa.
Este “método” y esta trágica historia de víctima-victimaria me recordó esa espléndida y aguda novela de Arturo Fontaine, “La Vida Doble”, inspirada en mujeres reales que, como Stella, durante la dictadura chilena se quebraron y terminaron siendo delatoras. Son personajes contradictorios, que ocultan su vulnerabilidad de maneras desconcertantes. (La novela es infinitamente más profunda y compleja, en términos psicológicos, que esta película).
Tras finalizada la Guerra, Stella estuvo diez años en un campo de concentración soviético y luego de ello, fue juzgada en Berlín.
Repudiada por todos, en la película Stella parece mantener ese carácter desconectado y negador de la realidad. De ella, como le dice un amigo, se esperaba un gesto de arrepentimiento.
Aunque el pasado no perdona: si ella eludió Auschwitz, no pudo con los solitarios y tristes años restantes de su vida.
Dato: Paula Beer es la reciente musa de Christian Petzold, de quien protagonizó Transit, Undine y Cielo Rojo.
4 Nominaciones a los Premios del Cine Alemán 2024
Stella. Ein Leben
Dirección: Kilian Riedhof
Guion: Marc Blöbaum, Jan Braren, Kilian Riedhof
Alemania, 2023
Duración: 120 min.
En Cinemark Alto Las Condes/ Cineplanet Costanera/ Cine El Biógrafo/ Cine Arte Normandie/ Cine Arte Viña
En el lado opuesto de la historia de Stella, Alas Blancas es un relato de esperanza y solidaridad, que transcurre en Francia, en la misma época: la Segunda Guerra Mundial.
La película se inicia en la actualidad. Julian es un adolescente que ha sido expulsado de su colegio por acosar a un compañero con una deformidad (el niño de Extraordinario, con Jacob Tremblay, Julia Roberts y Owen Wilson: en Prime Video).
Enfurruñado, se enfrenta al complejo proceso de adaptarse a un nuevo entorno escolar. A su cómoda casa llega su abuela (Helen Mirren), quien le relata cómo un chico que sufría las burlas de sus compañeros por usar muletas, le salvó la vida a ella.
Aparte de esta introducción y el cierre, la película transcurre casi en su totalidad en la Francia ocupada por los nazis.
En un colegio de un pueblo de la campiña, los alumnos continúan con su actividades habituales hasta que llegan soldados nazis. Algunos de los estudiantes deciden ser “colaboracionistas”, mientras que una niña judía debe dejar no solo el colegio sino el hogar donde vive con sus padres. Con el riesgo que ello significa, un compañero la esconde en el granero de su casa frente al bosque. Se trata justamente del chico del cual se burlan los “matones”: Julien. Diariamente, él comparte con ella las materias que pasan en clases para que no quede atrasada. La madre de Julien (Gillian Anderson) también la visita sigilosamente, ya sea para acompañarla, celebrar su cumpleaños, regalarle lápices para que dibuje o simplemente darle cariño.
Ciertamente esta es esa clase de películas inspiradoras y emotivas que agradece el público en general. Pero más allá de ello, no solo está cuidadosamente ambientada, sino que el relato tiene tensión dramática, suspenso y también giros sorprendentes.
White Bird: A Wonder Story
Dirección: Marc Forster
Guion: Mark Bomback. Libro: R.J. Palacio
EE.UU., 2023
Duración: 2 horas
Un pequeño panda aventurero viaja desde China a África para rescatar a su amiga dragón que ha sido secuestrada. En su viaje descubre un nuevo mundo extraño y asombroso de montañas, desiertos y selvas.
Después de esa peligrosa travesía, llega a tierras desconocidas donde debe confiar en su ingenio y en algunos nuevos amigos para cumplir la misión de salvar a su amiga y regresar a casa.
Panda Bear in Africa
Dirección y guion: Richard Claus, Karsten Kiilerich
Animación
Dinamarca, 2024
Duración: 84 min.
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