-Has hecho una crítica muy fuerte desde la izquierda al fracaso del anterior proceso constituyente. ¿Qué tan profundo fue?
-Fue la derrota más fuerte de la izquierda desde el golpe. Eso lo conversé con Camilo Escalona el 5 de septiembre. Camilo me dice: “Javi, no perdimos; fue una voladura de trasero”. Porque perder hubiese sido 51/49. Pero esto fue terrible, una cosa espantosa.
-¿Cuáles fueron las razones?
-Primero, yo creo que no hubo política. Ese es mi diagnóstico principal. Si hubiese habido política, hubiese habido más diálogo y más acuerdo.
-¿Ha faltado la autocrítica de los convencionales?
-Leí el libro de Jorge Baradit. Lo encontré muy malo, pésimamente escrito. Además, tenía datos súper imprecisos. Hablaba de la abogada Pamela Figueroa y la Pamela es historiadora. Errores súper groseros.
Al revisar testimonios como el de Baradit, una de las cuestiones fundamentales es que hubo gente con cero experiencia política y que además asumió supuestos equivocados. El primer supuesto equivocado es que la gente en Chile era de izquierda. Eso no es así. La gente en Chile no es de izquierda y yo te diría que hasta es conservadora.
-¿Cuáles errores cometieron?
-Darse gustitos. Haber eliminado el Senado fue totalmente innecesario. Te hiciste enemigos gratis. Y ahora el Senado tiene más poder. Otro error tremendo fue favorecer a los independientes. No sé en qué país del mundo se van a institucionalizar a los independientes. Y fue tan compleja la derrota, que los independientes ahora quedaron reducidos a nada. O sea, nadie piensa en meterlos en este proceso nuevo.
Como feminista, hago una autocrítica feroz: creo que haber explicitado tan fuerte el tema del aborto no hizo ningún sentido. De hecho, perdimos a las mujeres, que por amplia mayoría votaron en contra del texto. Y ha sido difícil mantener la paridad, que es el gran logro histórico de todo el proceso.
-¿Qué consecuencias tiene esta derrota tan grande en el proceso actual?
-La consecuencia principal es que casi se cierra la ventana de oportunidad que existió para hacer un cambio un poco más profundo. Además, llegó gente invitada que no tiene mucha fuerza electoral. Estoy pensando en Amarillos por Chile y en Demócratas, que no tienen una base electoral sustantiva.
Lo que viene ahora es que va a ser una Constitución no muy distinta a la que tenemos. En este órgano constituyente es altamente probable que gane la derecha. Yo espero que no sea peor de lo que hay. Puede que terminemos añorando la Constitución con la firma del Presidente Lagos.
-Estás haciendo un doctorado en Londres sobre el PS chileno y el PT brasileño. ¿Ves rasgos comunes en las transiciones de ambos países?
-Hubo mujeres súper potentes contra la dictadura, pero la transición fue diseñada finalmente por hombres. En Chile fue un proceso político súper masculino. Los hombres tenían un capital social. Y eso también se ve ahora. Un concepto de clase que se repite.
-¿Dices que el actual gobierno o los dirigentes del Frente Amplio son de clase alta?
-Sí, son cuicos. O sea, tienen un capital social súper fuerte y crecieron con estos personajes que lideraban la Concertación. Los Ominami, Solari, etc. Pero después repudian esto, y arman su alternativa. Y tienen formas de funcionamiento súper elitistas y excluyentes.
-Tú vives y estudias en Londres…
-Yo soy de Pudahuel. Nunca he sido cuica. El Estado me da 1.800 dólares, que no alcanzan para nada en Inglaterra. Me he dado cuenta que la estancia en Londres es distinta para personas como yo, que para los compadres que están en el gobierno. Y eso marca diferencias políticas importantes.
-¿De qué manera?
-El Frente Amplio nunca tuvo un anclaje popular fuerte, como sí lo tuvieron los partidos de la Concertación, aunque se fueron elitizando con el tiempo. El Frente Amplio no viene de las poblaciones, no viene del movimiento social. Viene del movimiento estudiantil, que es un movimiento súper burgués. De las dos mejores universidades del país.
No tiene que ver con una crítica de “yo soy morena, ellos son rubios”. Sino que tiene que ver con estar conscientes, como dicen los gringos.
-¿Eso influye en la manera en cómo el gobierno ve la pobreza, por ejemplo?
-Pero claro. Por ejemplo, el no andar en transporte público y no “cachar” cómo se mueve la gente común. Ver la delincuencia como una cosa rara, que solo afecta a los ricos. No. Si esto tiene que ver con que en tu “pobla” te están asaltando, y antes no pasaba. En tu “pobla” sabías que no te podían asaltar. Que si llegabas tarde en la noche no te pasaba nada. Si vivías en San Bernardo, por ejemplo, y era muy tarde sabías que el colectivo era seguro para volver a casa. Todo ese tipo de cosas, que sufre la gente pobre y de la cual la élite no se da cuenta.
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