-Fuera de su edad, ¿qué cosas unen y separan a Lula de Boric?
-Lula tiene 77 años y ha tenido muchas victorias, pero también muchísimas derrotas. Hay algo sabio en esa frase que dice que uno aprende más de las derrotas que de los triunfos. Boric no ha tenido derrotas importantes, salvo el 4 de septiembre. Lula en cambio fue tres veces derrotado antes de llegar a la presidencia.
-Como Allende.
-Exactamente. Allende perdió el 52, 58 y 64. Lula perdió con Collor de Mello y dos veces con Fernando Henrique Cardoso. Y lo que hace más meritorio su triunfo es que hace cuatro años estaba preso. Desde el 2016 para adelante el Partido de los Trabajadores estaba en el suelo: con una presidenta destituida, un PT arrinconado, execrado, identificado con la corrupción. Incluso hay una serie de Netflix, El Mecanismo.
-¿Otro rasgo distinto es que Boric viene de la dirigencia estudiantil y Lula, del sindicalismo?
-Claro. El sindicalismo es muy distinto a ser dirigente universitario. El sindicalismo por definición no puede ser testimonial, el sindicalista tiene que obtener conquistas. Boric no ha tenido las derrotas que ha tenido Lula: en elecciones presidenciales, la destitución de Dilma, que fue una derrota de él. Y después la cárcel. Eso te da mucho carácter.
-Además, Lula puso a una persona conservadora como vicepresidente.
-Exactamente, puso como vicepresidente a Geraldo Alckmin. No es una figura de adorno, es jefe del proceso de transición. Un líder con el cual él se confrontó, en la elección anterior. Es una decisión muy firme de Lula generar una coalición amplia, que es lo que Brasil necesita para comenzar a cicatrizar la heridas, que son muy profundas.
-Otro dato es la cantidad de votos nuevos: Bolsonaro logró muchos más que Lula.
-Bolsonaro tuvo siete millones de votos nuevos y Lula solamente dos. Por eso la segunda vuelta fue mucho más disputada de lo que uno podía haber pensado. Bolsonaro sacó 49%, y ganó en buena parte de las macro regiones del país. Lula logró revertir el resultado por la enorme diferencia que sacó en el nordeste. Si uno tuviera que resumir Lula ganó por el nordeste y las mujeres.
-¿Qué consecuencias política va a tener esta victoria tan corta?
-Eso hace que se reafirme la necesidad de una coalición amplia, para darle gobernabilidad a Brasil. Lula va buscar un entendimiento amplio en el parlamento, donde va a haber una fracción bolsonarista, no toda, de extrema derecha más dura, más ideológica. Lula intentará reunificar Brasil. Tiene condiciones y la experiencia para hacerlo.
–Ahí también está el contraste con Boric, que gobierna con dos coaliciones.
-Lula no va a gobernar con dos coaliciones. Él tiene una coalición de gobierno que a semejanza de Boric, no es mayoría en el parlamento y tiene que salir a construir una mayoría.
-¿La opción portuguesa, cuando un gobierno de minoría busca acuerdos puntuales en el parlamento?
-Va a hacer algo así. Buscar entendimiento y acuerdos de geometría política variable; a algunos sectores los incorporará derechamente al gabinete. Eso se hace mucho en Brasil. Y con otros sectores tienes acuerdos en el parlamento. Incluso ellos dicen que las cosas son fluidas en Brasil, al punto de que una parte del partido mismo de Bolsonaro pueda hacer entendimientos con Lula en el parlamento.
-Otro punto es la edad.
-Yo a Lula lo veo con mucha energía. Él dice que va a vivir 120 años. Ahora tiene 77 años, parece estar en plenas condiciones. Ha sido capaz de reinventarse. En el debate Bolsonaro repetía una y otra vez: Lula, para de mentir. Lula se las comía y mantenía la calma; tiene una energía desbordante, tiene mucho más energía que varios cabros jóvenes que conozco.
-Estuviste con él.
-Si, pues, mucho. Nos abrazamos, estuve con él con Alberto Fernández (presidente de Argentina), hicimos un recordatorio de cuando fuimos con Fernández a Roma a abogar por él frente al Papa Francisco.
-¿Qué perspectivas le da a la izquierda continental este triunfo?
-Le da un impulso, pero Lula se da cuenta de que esta apuesta por la integración no puede ser sectaria, no puede reposar en las afinidades ideológicas con algunos presidentes, sino que aquí hay que construir instituciones que estén sobre los vaivenes ideológicos del momento.
Lula dijo que rápidamente Brasil va a volver a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Y en lo que estoy muy directamente involucrado, es una iniciativa que vamos a lanzar los próximos días para que se pueda reconstituir un espacio sudamericano. Lo que hicieron los presidentes de derecha fue echar abajo UNASUR, paralizarla; intentar construir un nuevo entendimiento y fue un fiasco completo, PROSUR, que no existe.
-¿Cómo se va a llamar y quienes la integran?
-Hay que reconstruir una nueva UNASUR, por llamarlo de alguna forma, quizá haya que cambiarle el nombre, pero hay que reconstruir un espacio sudamericano, porque también puede ser un motor importante para la integración latinoamericana, que tiene que ser una integración que desborde las fronteras ideológicas.
-¿Qué podría aprender Boric de Lula?
-Quién es uno para darle consejos al Presidente. Lo que diría es que Lula es un tremendo ejemplo. Hace 15 años o 20 atrás había dos grandes referentes progresistas en el mundo: Mandela y él. Hoy día Lula es el principal referente progresista del mundo. El lunes estuve con él, lo llamó Biden, Macron, que le tiene muy buena; lo felicitó Putin. El legado de Lula es la consistencia y la resiliencia.
-Volviendo a Chile, ¿se puede gobernar con dos coaliciones?
-Lo lógico debió haber sido que se generara una sola gran coalición, con las fuerzas que permitieron que Boric ganara en la segunda vuelta. Incluida la DC. Desgraciadamente surgieron otras ideas, como la de los dos círculos, que era muy mala idea.
Efectivamente que haya dos coalicione es un serio problema que hace muy difícil la acción de gobernar. El modelo que se ha implementado hasta ahora tiene que ser superado, porque no funciona. Es parecido a jugar fútbol con dos pelotas.
Es muy importante que el Gobierno se aplique a sacar adelante lo que sea posible de su programa. Y eso supone una hoja de ruta realista de reformas. El programa obtuvo 24% en primera vuelta y eso tiene que asumirlo Apruebo Dignidad. No se trata de renunciar a él. Pero sí adaptarlo a las nuevas condiciones. De lo contrario se vuelve un gobierno meramente testimonial. Se cumplieron 3 años del estallido, y hoy la gente está peor. A Miterrand una vez le preguntaron por el programa, y dijo: Lo voy a cumplir cuando tenga el 100 % de los votos.
-El PC se declara guardián del programa.
-Francamente, añoro del PC antiguo, de Lucho Corvalán. En el gobierno de Allende fue un partido que respaldó lealmente al Presidente. La UP fracasó en una medida importante por las divisiones de sus partidos. Espero que el PC pueda hacer una reflexión. Es impropio de su trayectoria un comportamiento de tironeo permanente con un presidente que ellos contribuyeron a elegir.
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