-La segunda vuelta obligó a ambos candidatos a moderarse. Sea quien gane, ¿puede esperarse que mantenga ese tono conciliador?
-Es un problema que no termina en la elección del domingo. Los compromisos que los candidatos hayan tomando en segunda vuelta deben ser dilucidados atentamente por todo el mundo, por el Congreso, por los partidos, por la prensa. Porque lo que hemos visto en candidatos polares, que vienen de los polos, es que sus grados de compromiso no son muy fuertes. Estoy pensando en todos los candidatos populistas que conocemos que empiezan ganando con dificultad y después van acumulando poder, adquiriendo cuotas de poder para convertirse en autócratas. No sería la primera experiencia en el mundo.
-¿Crees que eso es una posibilidad?
-Yo creo que es una posibilidad no menor, porque no es gente que venga de posiciones auténticamente moderadas. Se han tenido que moderar por un mes. Alguien puede decir que ese giro al centro influye mucho en el candidato y lo mantendrá en la presidencia. A veces sí. A veces no.
-¿Ese peligro autoritario lo ves más en Kast o en Boric? ¿O en los dos?
-Yo creo que en ambos. Este es el mismo fenómeno registrado en Brasil con Bolsonaro y en Argentina con Kirchner. O en el caso más agudo, en Venezuela con Chávez.
-En segunda vuelta, Boric habló de la importancia del crecimiento y del equilibrio fiscal. ¿Crees que lo hace por convicción?
-En materia económica, mi impresión es que Boric en lo personal sabe poco. No tengo por qué creerle cuando hace cambios tan pronunciados. No digo que Boric lo sea, pero el líder populista aparece cuando cambian las condiciones objetivas a su favor. Ahí muestra su verdadero rostro. Las convicciones se plantean más dudosas primero en el terreno político, en el que tiene que ver con las instituciones, con el orden político. ¿Cómo vas a respetar a las demás instituciones o le vas a pasar por encima en cuanto logres juntar las fuerzas? ¿De qué manera te vas a relacionar con el poder judicial, con el TC, con el Banco Central? Me refiero a los organismos que hoy día existen, no a los que se van a crear después. ¿Cuánto vas a estimular un enfrentamiento entre el Congreso y la Convención Constitucional? Es un campo que está demasiado abierto. La gente, que no estuvo por estas posiciones tan polares, debe vigilar eso. Y también la prensa. Me parece que es el imperativo más importante.
–En el caso de Kast, sus giros en términos valóricos llamaron la atención.
-En los usualmente llamados temas valóricos no creo que sea donde está el peligro de Kast. Ya tenemos una legislación bastante frondosa, difícil de cambiar, el matrimonio igualitario lo promulgó Piñera, en fin. Lo veo difícil. Lo que veo es la deriva autoritaria en los dos casos. La deriva autoritaria que está bien al alcance de la mano en ambos.
-¿Eso tiene que ver con el populismo?
-Claro. En términos crudos, los programas originales de ambos pueden calificarse por lo menos de semipopulistas. La manera en que los han ido cambiando los aleja un poco de eso. Pero evidentemente en el tipo de medidas redistributivas que pedía Boric o en el tipo de medidas redistributivas al revés que promovía Kast, como las rebajas de impuestos, había un sesgo populista, no cabe ninguna duda en los dos casos. Como lo tiene Vox y como lo tiene Podemos en España.
-En Chile quizá el caso más cercano al populismo fue el de Ibáñez. ¿Hay otros parecidos?
-Tenemos muy pocos, pero Ibáñez comparado con Perón no llegó ni cerca. Es que yo creo que el populismo también mutó de rostro: los que antiguamente llamábamos ultras han girado hacia el populismo en la derecha y la izquierda. Efectivamente los regímenes de izquierda autoritarios tienen una marca o un sello populista muy acentuado. Y los de derecha también. Por eso Viktor Orbán es imposible de derrotar en Hungría.
-¿Hay presencia populista en la Convención?
-No estoy seguro, más bien hay una presencia muy fuerte de la ultra izquierda. En el parlamento se dio una espiral populista durante el período del covid. Se produjo un fenómeno raro, único en los últimos 30 años, en que las bancadas se desordenaron, los comportamientos pasaron a ser lo que indicaban las encuestas, lo votos dependían de que fueran medidas más populares o menos populares.
-¿Crees que esta deriva autoritaria puede materializarse con los poderes que le da la propia constitución al presidente?
-Lo característico de la figura populista es saltarse las normas dentro de las normas. O sea, Chávez ganó elecciones para eliminar otras elecciones, cuando ganó su primera elección presidencial, lo primero que dijo fue: juro sobre esta constitución moribunda. Declaró muerta la constitución el mismo momento que era elegido. Entonces, claro, es un tipo de gestos que está más allá de la ley. Nosotros estamos muy acostumbrados al principio de que la ley se cumple. Pero esto no es exactamente incumplimiento de la ley, sino más bien son fenómenos de operaciones que aprovechando las normas democráticas terminan yendo contra ellas.
-¿Qué papel puede jugar ahí la Convención?
-El riesgo más grande que tenemos es que el presidente cualquiera que sea trate de usar a la Convención en contra del Congreso, ese sería el caso de Boric, o que quiera usar el Congreso en contra de la Convención, que más bien sería el caso de Kast. Los dos tienen estímulos fuertes para hacer cualquiera de esas dos cosas. Eso es muy peligroso, porque nos pondría en una situación de ingobernabilidad completa a partir del próximo año.
-La Convención puede proponer acortar el mandato de autoridades, eliminar instituciones, es una de sus atribuciones. ¿Lo ves probable?
-Eso sería brutal, porque acabamos de tener una elección con plazos establecidos. Siempre se puede encontrar una excusa para hacer una cosa así. Eso es sumamente peligroso. Lo natural sería que a un presidente que le intenten cortar el mandato por secretaría, inmediatamente se ponga en contra de la convención cualquiera de los dos que sea.
-¿Eres pesimista? ¿No crees que el poder también modera?
-No, los periodistas no tenemos que ser ni una ni otra cosa. Lo que indico es que hay condiciones de peligro que son más altas que en otras ocasiones, porque estamos en una elección más rara que cualquiera anterior.
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