A contrapelo de su partido, usted ha apoyado este proyecto Dominga. ¿Cree que es un buen proyecto, que no provoca daños ambientales?
-A ver, cualquier proyecto genera algún problema. Pero yo entiendo que para eso en Chile hay un procedimiento, hay una institucionalidad, que vela por que los proyectos se ajusten a las normas medioambientales. Cuando hay dificultades, hay alguien que dirime. Es un tribunal, que acaba de pronunciarse y dijo que el proyecto era viable. Hizo una severa crítica para que el Comité de Ministros enmendara lo ilegal que había sido su actuación anterior.
Aquí hay dos industrias que están en juego: la industria minera y la industria de las ONG, que también es una industria. Digamos las cosas francamente.
-Usted representa a un sindicato…
-Al Sindicato Nacional de Trabajadores Faeneros, que tiene 28 mil socios. A ellos les interesa el proyecto porque genera 12.000 empleos, de los cuales 7500 viven en Coquimbo. O sea, tendrían el mismo derecho que tienen usted y yo. Que es ir a trabajar en la mañana y en la tarde volver a su casa. Cuestión que hoy día los trabajadores faeneros no tienen porque tienen que trabajar el turno duro en las alturas de la cordillera.
Es todo lo que reclaman los trabajadores: si hay todavía algunas dudas, que se disipen, que las arreglen, que se junten. Pero ¿por qué los trabajadores tenemos que pagar el plato roto de la no conversación?
-¿Usted dice que el Partido Socialista olvida el foco que tiene que tener en los trabajadores?
-El Partido Socialista ha cometido un error y es que intenta representar distintas identidades. Es animalista. Es medioambientalista. Considera también las distintas orientaciones sexuales. Y se olvida de que si hay algo que define al Partido Socialista es su identidad con el mundo del trabajo. El Partido Socialista debería priorizar los temas de mujer y los temas de los trabajadores. Empezando en primer lugar con el tema de los trabajadores. Creo que aquellos que piensan que hay que priorizar los temas medioambientales están cometiendo un error.
-Al presidente Boric le quedan 15 meses de mandato. ¿Qué espera de su último año?
-El presidente tiene que gobernar hasta el último día como todo presidente que cumpla su mandato. En este último año tiene que tratar de cerrar aquellas cosas que le parece que son importantes. Creo que en ese sentido debe priorizar seguridad, donde ha avanzado bastante gracias a las leyes que se han dictado. Está el el Ministerio de Seguridad Pública. O sea, creo que se ha ido cumpliendo desde el punto de vista institucional esta tarea. Ahora, claro, eso tiene que expresarse en la cotidianidad de las personas y ese es un desafío bastante complejo.
Segundo, yo creo que el Presidente debería también considerar la reforma al sistema político. Hay conciencia de que este es un déficit que tiene el sistema político chileno, que está provocando un desprestigio tremendo ante la ciudadanía.
Tercero, yo creo que debiera terminar la fase de la negociación en materia de pensiones. Considerando que es un gobierno que tiene minoría parlamentaria y donde la oposición está radicalizada por la posición del Partido Republicano, que le niega la sal y el agua al gobierno. No es difícil, no es fácil lo que le queda al Gobierno.
-Usted dio una entrevista sobre Monsalve muy comentada.
-Lo único que le voy a decir es que voy regularmente a ver a un amigo a la cárcel. No tengo más que decir.
-¿Qué le parece este este round que tuvo Boric con con Milei?
-Yo creo que es mala idea que el gobierno abra una discusión con un tonto. Tan simple como eso.
-Usted dijo que la reforma de pensiones era insuficiente. ¿Por qué?
-Porque no se hace cargo de los problemas centrales del sistema y no se incorporan ingredientes importantes de seguridad social. Esto implica hacerse cargo de aquellos que no están en condiciones de ahorrar suficientemente y además asegurar una pensión equilibrada para las mujeres. Tampoco se hace cargo de los actuales pensionados con pensiones bajas.
-¿Usted diría que es una reforma progresista o conservadora?
-Es una reforma insuficiente. Lo que conocemos hasta ahora. Falta todavía que vote la Sala del Senado, el tercer trámite en la Cámara de Diputados y probablemente una comisión mixta. No podemos hablar de una reforma que todavía no ha culminado su tramitación.
-¿Usted cree que el acuerdo está cerca de llegar a un resultado?
-Yo no creo en estas cosas. Los acuerdos no están casi listos. En la puerta del horno se quema el pan. Los anuncios que se han hecho son de puro entusiasmo. Me parece bien que las partes se entusiasmen, pero afirmar que está cerca o lejos el acuerdo es completamente azaroso.
-¿Usted qué piensa del 6%? ¿La izquierda perdió una oportunidad?
-La propuesta original era 6 para solidaridad, toda vez que se trata de un aporte patronal. No hay que olvidar ese carácter. Cuando la gente dice que con “mi plata no”, estamos hablando de un aporte que van a hacer los empleadores al ahorro de los trabajadores. Y en consecuencia, no es parte de su sueldo. Si por el contrario, es parte de su remuneración y es cierto esto de que “con mi plata no”, nos han estado mintiendo.
El proyecto original era seis para solidaridad. El proyecto de Piñera era tres y tres y el proyecto Bachelet era tres y dos. En ese tiempo nadie se hacía problema con que se destine una parte a solidaridad. Ahora pareciera ser que se extremaron las cosas. Según la gente de la industria un 0,5% para solidaridad, pero el gobierno habla de 1% para terminar con la brecha hombre mujer. Los pensionados actuales se sigue hablando de un 2% destinado a aquello. Algunos hablan de un préstamo.
-¿La derecha ha sido ideológica en este tema?
-Aquí la que manda en la industria, no es la derecha. Es la industria la que fija los parámetros de las posiciones de la derecha. En consecuencia, la que está legislando en este caso es la industria de las AFP.
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