-Cada vez es más común ver en parques y plaza carpas de indigentes, ¿este problema ha crecido? ¿Por qué?
– Cuando fui ministro de Desarrollo Social lo viví, es muy triste y complejo. Y ahora estoy en una fundación que se llama Juntos por la calle, que colabora en sacar a la gente de la calle. Así que lo conozco bien de cerca.
-¿Ha aumentado?
-Sí, claro. En mi época, deben haber sido 12000 y ahora 21.000 personas en la calle. Esa gente está en diversas comunas, pero particularmente en Santiago Centro. Providencia tenía muchos, pero ha logrado disminuirlos. La gente elige zonas cercanas a instalaciones de entidades públicas, que cuenten con servicios sanitarios. Por ejemplo, se ponen frente a la posta. Porque tienen baño 24 horas. De esos entre 6000 y 7000 son migrantes.
El factor fundamental de crecimiento es la migración. Son personas diferentes a una persona de calle. La persona de calle ha perdido todo vínculo familiar. Con problemas psicológicos. No tiene dónde llegar. Por eso llega al extremo de la vulnerabilidad que es vivir solo, botado en una esquina. Los migrantes son personas que están ahí y no tienen un problema psicológico serio, sino que lo que tienen es un problema económico.
-¿Algunos deciden vivir así, teniendo la posibilidad de generar ingresos?
-Incluso hay gente que tiene casa. Suele pasar que el tipo tiene una casa muy lejos. Gasta muchas horas para moverse de la casa. Pierde dos horas en la mañana, dos hora por la tarde. Entonces prefiere estar de lunes a viernes en una carpa. El sábado y domingo se va a su casa.
-¿Tienes una mirada crítica a lo que ha hecho, por ejemplo, la alcaldesa en Santiago, Irací Hassler?
-En Santiago está la mayor parte de la gente de calle. Y claramente no hay una acción relevante. Si lo comparo con Providencia, que debe haber tenido entre 200 y 300 personas viviendo en la calle, hoy día debe tener 80.
La solución de la gente calle es muy compleja, porque hay que ir uno por uno. Y cada caso requiere una solución diferente. El tipo que tiene el problema económico, el que tiene una casa en otra parte. Ayudarlos en el transporte y ser duro para que no puedan instalarse en una carpa. Hacerles difícil la vida en carpa.
La gente de calle calle que lleva mucho tiempo y que ya no tiene vínculo alguno, que tiene problemas de salud mental, es otro caso. En la época que yo era ministro estudiamos todas las soluciones para la gente de calle verdadera. La única solución en el mundo es lo que en Estados Unidos llaman housing first y acá le pusimos “vivienda primero”.
-¿Ha funcionado?
-Tú le provees una vivienda en que viven, supongamos tres de esas personas, pero que cada uno tenga su propio dormitorio, acceso al baño, un living comedor en común. Ha tenido muy buenos resultados tanto en Estados Unidos como en Chile. Porque logra que el tipo empieza a sentirse orgulloso de que tiene algo, con la ayuda de profesionales se logra que el tipo empiece a afeitarse y a lavar la ropa. Se mira al espejo y se ve bien. Y de repente toma la valentía de poder llamar a alguno de sus familiares y lo invita a un café. Con el tiempo lo que se hace es que esa persona comience a trabajar y así pagar una parte de ese arriendo.
-¿Cuáles son los principales obstáculos?
-Tiene dificultades porque esto funciona para la gente con mucho tiempo en la calle, pero requiere un costo, la vivienda, un equipo de profesionales por un tiempo prolongado, o sea, es compleja, pero es lo que resulta. Y además es difícil conseguir las viviendas. Porque la gente en el barrio no los quieren.
Los tipos van mejorando y mejorando. Al principio dicen: “yo no quiero esos señores cerca mío. Sucio, feo, hediondo, da la sensación que puede ser peligroso”. Este programa hoy día lo financia el Estado. Desgraciadamente el crecimiento de ese programa ha sido nulo. No le han dado el presupuesto.
-¿Cuál es tu evaluación del Ministerio de Desarrollo Social que está liderado por Giorgio Jackson?
-Yo diría que la pobreza ha perdido prioridad, relevancia. Creamos el código azul, porque la gente se muere el invierno. Y creamos albergues. Así bajaron las muertes.
-¿A qué se debe?
-La relación de gobierno con la sociedad civil es conflictiva. El gobierno tiene una opinión respecto a la sociedad civil que es negativa. El Frente Amplio considera que estas cosas las debe hacer el Estado. No unos señores de buena voluntad. Y como esas fundaciones requieren subvenciones del Estado más malestar les provoca. Les desagrada que le tengan que pasar plata a una fundación para que la fundación haga recorridos de calle, ayudando a darle alimentación y abrigo a la gente de calle. Entonces dicen: No, eso nos sale más caro.
-¿Es un prejuicio.?
-Y lo mismo pasa en el Ministerio. El tema es si las donaciones que hagan privados tienen o no impuestos. Hay una posición mucho más restrictiva respecto de a quién se le puede donar. El ministerio está muy frágil. Sobre la niñez se hicieron centros mucho mejores, se les subió las exigencias y hoy día están cerrando montones de centros, producto de que los montos que les pagan no compensan la exigencia, como mo ha subido todo, como lo vemos en las constructoras con el incremento de los materiales. Hoy con lo que te dan, con la inflación que ha habido no te alcanza para pagar a los profesionales, la comida, todo lo que necesitas para niños abandonados.
Es evidente que hay un problema que está haciendo que los centros empiezan a cerrar por falta de financiamiento adecuado. Y no veo una cosa clara de solución de parte de la subsecretaría de la niñez. En general me parece que en todos los campos la acción es muy, muy frágil.
-¿Piensas que no es una prioridad para el ministro Jackson?
-Los niños y los pobres no son una prioridad para el gobierno. Esta prioridad de la pobreza, de ir a lo más más vulnerables, la gente que está en la calle, el que está en la cárcel, los viejos abandonados, los niños abandonados, que es el corazón del drama social, no se percibe en el gobierno.
No es el corazón del gobierno. Ellos quieren hacer la transformación social. Quieren que les paguen las becas a los estudiantes universitarios, están en otra. Es gente de otro tipo de necesidades. Cuando tienen que hacer una política económica, tiene que ser universal para todos. Da lo mismo si pobre o rico todos reciben 200 lucas. El gobierno que a mí me tocó era todo lo contrario. Están cerrando los centros para la niñez. El crecimiento de la gente en la calle y las carpas es una explosión, más de 80%. Y políticas del Gobierno, nulas. Alguna gente lo mira desde el impacto del orden público en la limpieza de las calles; porque está lleno de tipos echados en el suelo. Un desastre. Pero mirado por donde se le mire, es un tremendo problema.
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