1. ¿Una nueva derrota para el Ejecutivo?
Todas las señales indican que la elección del 7 de mayo será la segunda derrota electoral del Presidente Boric a casi 14 meses desde que asumiera el control del Ejecutivo. La primera derrota fue la del pasado 4 de septiembre, en la recordada noche en que la opción Rechazo se impuso categóricamente al Apruebo, por un 62% de las preferencias. El gobierno y el Presidente apostaron su capital político en intentar apalancar la opción Apruebo. Sin embargo, el resultado fue la primera gran estocada para su proyecto político. El fracaso no sólo fue electoral, sino que también tuvo tintes de derrota cultural para el progresismo.
No fue únicamente un repudio a las malas formas de la pasada Convención, sino que también a ideas y contenidos, tales como la plurinacionalidad, las amenazas a la libre elección en salud o educación, el riesgo de la expropiación a los fondos de pensiones y un sistema político con pocos equilibrios de poder, entre otros.
El próximo 7 de mayo podría ser una suerte de estocada final para el proyecto original de la administración Boric. Los contenidos que prevalecerán en la próxima decisión de voto estarán marcados por las tres grandes crisis que experimenta el país: crisis de seguridad, crisis de inmigración ilegal y crisis inflacionaria. Esta tríada configura una auténtica zona de sacrificio cultural y electoral para las fuerzas oficialistas, al mismo tiempo que abre una atractiva ventana de oportunidad para la oposición.
2. ¿Será el Partido Republicano la nueva primera fuerza partidaria nacional?
“Kast tiene techo”. Esta frase pasó a transformarse en una suerte de lugar común en ciertos círculos políticos que orbitan la derecha a mediados de 2021. La soberbia nunca ha sido una buena consejera en política; Kast ganó la primera vuelta y obtuvo un 44% de las preferencias en el balotaje. Si las tendencias que reflejan múltiples estudios de opinión se ratifican el domingo 7 de mayo, finalmente el Partido Republicano podría transformarse en la primera fuerza política partidaria del país, algo que ninguno de los referentes con que se los suele comparar a nivel internacional ha logrado, véase el caso de Vox en España, por ejemplo.
El fenómeno Republicanos merece ser abordado con un poco más de altura de miras y perspectiva. La tienda de José Antonio Kast enfrentará la elección en un “momentum”: un impulso que le confiere notoriedad y energía en un contexto particular. Las tres grandes crisis: de inseguridad, inmigración e inflación evocan miedos e incertezas. El Partido Republicano parece haber leído con habilidad esta nueva carta de navegación política.
3. El riesgo de la victoria pírrica
Un buen resultado para el Partido Republicano podría posicionarlo como una de las fuerzas que lidere este nuevo proceso constituyente. Paradójicamente, podrían resultar airosos de una elección que habrían preferido no disputar y ser parte de una institución que no buscaron integrar. Sin embargo, ser una de las fuerzas motoras de un proceso que no genera mucho interés y simpatía por parte de la ciudadanía puede transformarse prematuramente en un dolor de cabeza para el proyecto Republicano y el diseño presidencial de José Antonio Kast.
4. La incógnita por la participación y el eventual retorno de nulos y blancos
¿Cuánta gente va a votar? parece ser la pregunta del millón. Los estudios de opinión muestran un alto grado de desinformación y desinterés en el proceso. Sin embargo, el factor obligatoriedad del voto es una variable por considerar. Son pocos los países con voto obligatorio efectivo en que sufraga menos del 75% del padrón habilitado, por muy poca intensidad que tengan las campañas electorales.
Un potencial convidado de piedra en esta elección podrían ser los votos nulos y blancos. El peak de votos nulos y blancos en nuestra historia reciente fue de 17,75% para la elección parlamentaria de 1997, seguido del 12,65% registrado para las elecciones parlamentaria de 2001. Ambas elecciones fueron con voto obligatorio, pero inscripción voluntaria. Hoy el voto es nuevamente obligatorio, pero la inscripción es automática.
5. ¿Un test a la apuesta por la moderación?
Chile Vamos apostó por un diseño de diferenciación con el Partido Republicano en torno al modo de ser oposición. Desde marzo de 2022, los líderes de la UDI, RN y Evópoli han perfilado un estilo opositor menos confrontacional con el Gobierno que sus pares republicanos, con mayor apertura al diálogo y los acuerdos. Nuevamente, el paralelismo con el caso español, parece insoslayable.
El objetivo sería hacer de Chile Vamos una alternativa de Gobierno más seria, moderada y responsable, estrategia similar a la empleada por el Partido Popular español para contener el auge de Vox. Inclusive, durante los últimos días, el tono ha escalado e importantes líderes de Chile Vamos han asociado al Partido Republicano con el término “3 P”: polarización, populismo y post verdad (concepto acuñado por el analista Moisés Naím en su libro La revancha de los poderosos). El domingo 7 de mayo, veremos si este camino de diferenciación “a la española” hizo sentido al electorado.
6. ¿Pole position presidencial?
En Chile, todas las elecciones son leídas en clave presidencial, guste o no. El sonido de los primeros escrutinios reverbera con fuerza en el Palacio de Gobierno. El fenómeno se acrecienta ante la presencia de un Jefe de Estado con bajos niveles de adhesión y coaliciones de Gobierno tensionadas.
Entonces, la lectura que se hará es la siguiente: ¿qué contendor de la carrera presidencial tiene mayor ascendiente sobre el Consejo Constitucional? Los ojos estarán puestos principalmente en cinco líderes: José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Rodolfo Carter, por el frente opositor, y Camila Vallejo y Álvaro Elizalde, por el frente oficialista. La crisis de seguridad golpeó severamente el liderazgo de Carolina Tohá y en política los vacíos de poder están llamados a ser ocupados. Todo indica que Elizalde intentará cubrir el nicho presidencial vacante correspondiente al socialismo democrático.
7. ¿Surtió efecto la apuesta del Partido Socialista de competir junto al Frente Amplio y el PC?
El PS históricamente ha jugado un rol de eje articulador de la izquierda en Chile. Durante la Concertación, el eje PS-DC fue la alianza que sostuvo buena parte de la gobernabilidad de nuestra transición democrática. Muchos atribuyen el origen de esta alianza a la amistad entrañable entre Patricio Aylwin (DC) y Clodomiro Almeyda (PS). Hoy no es Clodomiro Almeyda, sino Álvaro Elizalde quien ha logrado de manera gradual pero constante distanciarse de la DC para plegarse al Frente Amplio. La fluida relación política entre Boric y Elizalde ha permitido sellar una alianza que une al frenteamplismo y un sector del socialismo democrático.
La mejor expresión de aquello es el reciente ingreso del ex Senador por el Maule al Comité Político. Sin embargo, en política todo movimiento debe evaluarse sobre la base de pérdidas o ganancias. Lo que es casi seguro es que la apuesta del PS de aliarse al Frente Amplio lo pondrá en la veredera de los victoriosos dentro del oficialismo. Pero no es claro si finalmente lograrán ser cabeza de serie o vagón de cola dentro de esta nueva geometría política (Unidad para Chile), donde la disputa hegemónica se da principalmente entre Convergencia Social y el Partido Comunista.
8. La batalla por el distrito 11 en la derecha
Pese a que será una elección regional, no es trivial si es Chile Vamos o Republicanos la fuerza que logrará imponerse en el conjunto de comunas que agrupa al distrito 11 (Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Peñalolén). Se trata de la zona que agrupa a la elite política y económica, algo así como una “zona de influencia” para este sector político.
Al mismo tiempo, será inevitable proyectar parte de estos resultados a las próximas elecciones municipales de 2024. Hoy, todas las comunas del distrito 11, con la excepción de Peñalolén, son lideradas por ediles de Chile Vamos. Si el resultado de Republicanos es alentador en estas comunas, se abrirá un potencial nuevo frente de disputa municipal en el epicentro del voto duro de derecha.
9. Factor “sexto retiro”
Franco Parisi, Pamela Jiles y el Partido de la Gente han retomado la bandera de los retiros de fondos previsionales. Basta ver su franja electoral. En un estudio recientemente dado a conocer, el economista de la Universidad Adolfo Ibáñez, Rodrigo Wagner, intentó cuantificar el retorno electoral del apoyo a los retiros previsionales en el ciclo electoral parlamentario de 2021. Los resultados son mixtos. En primer lugar, las conclusiones arrojan que no todos los retiros tuvieron el mismo impacto electoral; los primeros retiros incidieron más en la probabilidad de reelección, que los sucesivos retiros, pasando a ser los últimos retiros prácticamente irrelevantes en términos de premio electoral.
Un segundo hallazgo interesante es que los proyectos de retiros sí generan un efecto positivo en el grupo de parlamentarios que son autores de la iniciativa, pero no en el amplio conjunto de parlamentarios que los votan de manera favorable. Este proceso electoral no ha estado ajeno al debate en torno al sexto retiro. ¿Se premiará en las urnas el apoyo a la iniciativa o el factor retiro devino en irrelevante?
10. ¿A favor o en contra?
Finalmente, la correlación de fuerzas expresada en el Consejo Constitucional repercutirá irremediablemente en la probabilidad de éxito y/o fracaso del proceso. Sería un error suponer que este segundo proceso se aprobará a todo evento. El desinterés y distancia con la que los electores lo observan se mezcla con el espíritu de apatía y la anti-política. Adicionalmente, un muy mal resultado para el oficialismo podría precipitar una pulsión rechacista, proveniente, esta vez, desde la izquierda del espectro político. El éxito o fracaso del Consejo Constitucional dependerá del tipo de liderazgos que compongan el Consejo.
Hasta la fecha, nadie ha logrado comunicar de manera eficaz los objetivos detrás del mismo, mitigar las dudas en torno a él y movilizar apoyos para dotar de sentido a su existencia. El éxito o fracaso, nuevamente, dependerá de la política. ¿Una luz de esperanza? En los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Nicolás Maquiavelo señalaba que, “bajo tiempos adversos, el engaño de la demagogia se destapa y el pueblo, por necesidad, se vuelve hacia quienes en tiempos tranquilos habían sido casi olvidados” ¿Estarán las condiciones para el retorno de la buena política?
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