En primer lugar, quiero agradecer al General (r) Ricardo Martínez Menanteau por la gentileza de invitarme a comentar el libro que se lanza el día de hoy. Conozco a Ricardo, con quien tuve la oportunidad de trabajar estrechamente en los cortos pero intensos meses en los que me correspondió desempeñar el cargo de Ministro de Defensa Nacional, mientras el a su vez, ostentaba el de Comandante en Jefe del Ejército, y en momentos en que nuestro querido Chile pasaba por una conjunción de crisis simultaneas que me permitieron apreciar su gran capacidad de trabajo, su amor por nuestra tierra, su profesionalismo, y la enorme pasión que siente por la noble institución a la que tuvo el honor de dirigir.
Tal como explica en el texto, si bien el trabajo se inició en 2018, tanto el estallido social como la pandemia impidieron su avance, por lo que vio la luz en su última cuenta pública, el mismo día en que el general Martínez dejaba el Ejercito. Todo lo anterior nos conduce a que, como una enorme jugada del destino, este libro vea la luz justo cuando Chile se apronta a conmemorar los 50 años transcurridos desde el 11 de septiembre de 1973.
Apenas salió la noticia de la publicación de este libro, y que acompañaría al general Martínez en el lanzamiento, comencé a recibir decenas de llamadas y mensajes. Desde el mundo de la gente en retiro y desde el mundo político me hacían ver su preocupación, malestar, alegría, satisfacción, incomodidad y un largo etc. Qué duda cabe, de que el momento en que estamos inmersos es el de una elite profundamente dividida, y el de una ciudadanía mayoritariamente indiferente, e incluso incomoda con que el debate por los 50 años del golpe se tome gran parte de la agenda de nuestros gobernantes, mientras la ciudadanía se siente inmersa en la peor crisis de seguridad de la historia.
El desafío en todo caso es avanzar en los temas importantes y en los urgentes a la vez. En el caso del debate sobre la democracia y los DDHH, se trata de temas extraordinariamente importantes que deben ser abordados, sobre todo considerando el enorme retroceso que se observa a simple vista en temas que se creyeron zanjados. De un lado se relativizan las violaciones a los DDHH, y de otro se justifica o se intenta minimizar el uso de las armas y la violencia como herramienta política.
En este contexto, no puedo dejar de lamentar las declaraciones hechas el día de hoy por el Presidente Boric (sobre el suicidio de un oficial condenado en el caso Caravana de la Muerte), las que demuestran una falta de humanidad tremenda. Es cierto, estamos en presencia de una persona condenada, pero eso no implica perder el respeto por el ser humano, y sobre todo por la familia que le sobrevive. Lamentables declaraciones que espero no sean la tónica de cara a este 11 de septiembre.
De las distintas llamadas recibidas, me parece que la principal preocupación o atención, está centrada en lo ocurrido en Chile durante los últimos 50 años. Al respecto, y tal como señalé, me preocupa y entristece observar el enorme retroceso que ha tenido la elite, respecto de los mínimos comunes que a mi juicio estableció, acertadamente, el documento mas importante que se haya redactado hasta la fecha: El denominado Informe Rettig. En ese contexto, uno esperaría una condena a toda violación de los DDHH, a toda forma de violencia, una defensa a la democracia, y una mirada de futuro que nos alerte sobre los riesgos vigentes que amenazan todo lo anterior.
Lamentablemente el escenario actual es de grupos que intentan imponer una visión parcial, dejando de lado la historia fidedigna de lo ocurrido, e intentando revestir de cariz legítimo, actuaciones que no lo son. La situación de Chile en 1973 no es el de una democracia funcionando con normalidad.
El libro nos sitúa en el contexto de la guerra fía, en el que tal como se señala, el país y algunas instituciones asumen un bando. Un importante sector de los partidos de gobierno había desahuciado la democracia y sus instituciones, y llevan más de un lustro preparándose para la revolución violenta, llegando incluso a declararse que “el enfrentamiento armado es inevitable” (comisión política del PS).
Por supuesto el Partido Socialista de hoy está muy lejos de esas posiciones. Asimismo, sin ir más lejos, esta semana un alto dirigente del MIR de aquella época, en una entrevista en un medio nacional, relata con total soltura sus esfuerzos por intervenir políticamente en las FFAA. Son varios los lideres políticos de la izquierda de la época, que nos relatan como mantenían armas y explosivos, preparándose para la revolución.
Es evidente que, al momento del golpe, las autodenominadas fuerzas revolucionarias no contaban con la capacidad de enfrentar a las FFAA y de Orden. Es público también, que estaban intentando prepararse para ello, conjuntamente con dividir a las instituciones castrenses. Respecto a todo esto, es recomendable la lectura, además del libro que hoy comentamos, de dos libros recientes: el texto histórico Allende, de Daniel Mansuy, y el libro autobiográfico del ex Presidente Patricio Aylwin, La Experiencia política de la Unidad Popular.
Así, cabe preguntarse, ¿Qué hubiera sucedido si esa revolución triunfaba? No es necesario hacer política ficción, pues en aquellos países en que eso ocurrió, las masacres y violaciones a los DDHH se sucedieron de manera idéntica, y en algunos eso sucede hasta hoy.
El golpe de estado no es por cierto el día en que se quebró nuestra democracia. El 11 de septiembre de 1973 vivimos el último acto, de una tragedia que venía escribiéndose desde hace tiempo.
¿Justifica todo lo anterior, las violaciones a los DDHH que se vivieron después? Por supuesto que no. Tal como relata Ricardo, hasta en la mas cruenta de las guerras hay reglas. Chile había suscrito hace décadas el pacto de Ginebra. Nada explica, nada justica, nada puede servir de excusa para asesinar prisioneros, desaparecer sus cuerpos, torturar personas y un doloroso etc.
En este contexto, es muy importante destacar lo relatado en el libro. La enorme mayoría del personal de las FFAA e incluso de orden, estuvieron abocados a sus roles constitucionales, mas aún cuando estuvimos al borde de conflictos limítrofes durante toda la década de los 70′ y hasta bien entrada la de los 80′. Las Instituciones en cuanto tal, y casi todo su personal cumplieron sus roles normales, y con los desiguales medios de que disponían, lograron disuadir a nuestros vecinos que abiertamente planteaban invadirnos.
Cada uno opina desde sus experiencias de vida me han dicho mas de una vez durante estos meses. Permítaseme un sentido comentario. Cuando se hizo publico el informe Rettig, y siendo yo un joven oficial de Carabineros, constaté con satisfacción, como después de un largo debate entre los hombres de una enorme estatura moral que integraban la instancia, se concluyó que no solo violaban los DDHH los agentes del Estado. En el documento se explica por qué, quienes adhirieron a grupos como el FMR, el MIR o el Lautaro también incurrieron en esas graves violaciones. Pude constatar que los asesinos de mis amigos tenían un reproche a la altura de lo que merecían, y que mis cercanos muertos, aparecían mencionados en el documento.
Sobre esto último un par de comentarios. Héctor Maturana Urzúa y Juan Ordenes Narváez (FMR y asesinos entre otros, del Teniente de Carabineros Juan Carlos Amar el 11.04.89), sí eran agentes de un estado, del estado cubano, eran oficiales de su ejército, con grado militar, entrenamiento y remuneración. Y lo segundo, sobre el derecho a rebelarse contra una tiranía, es evidente que ese derecho existe. Pero, ¿es licito rebelarse contra una dictadura para instaurar otra? (objetivo declarado por todos ellos).
El general Martínez hace una condena categórica al actuar de ese grupo de militares que cometieron diversos crímenes. Dicha condena es muy valiosa viniendo de quien viene, y es necesaria en el momento en que estamos. Sin duda, esos militares deshonraron a la institución, y deben pagar por sus delitos, y merecen el máximo reproche transversal.
En los medios de comunicación ha surgido el debate sobre si existe impunidad. La realidad es evidente, hay aún crímenes sin aclarar, y lo peor, familias que no pueden siquiera enterrar a sus deudos, pues estos aún están desaparecidos, situaciones en las que se debe avanzar. Con todo, los números nos indican que hay centenares de ex uniformados condenados por los hechos ocurridos en dicho período. Eso por supuesto es lo que se espera en un estado de derecho, y no puede menos que ser lo correcto.
Pero surgen dos dilemas. Uno respecto de oficiales y suboficiales que obedecieron ordenes en momentos extremos y en una situación en que era virtualmente suicida hacer lo contrario, y a veces condenados con pruebas que serían insuficientes para condenar a otro ciudadano en el sistema penal que rige al resto. El ejemplo de la Caravana de la Muerte es quizás el mas claro. El otro dilema, es que todos quienes cometieron violaciones a los DDHH desde los grupos violentistas (informe Rettig) fueron indultados en 1994, quedando centenares de crímenes impunes. Peor aún, quienes cometieron delitos gravísimos ya no en ese periodo, sino que, en plena democracia, fueron indultados poco después. Complejo en ese escenario hablar de impunidad.
Para cerrar mi comentario sobre ese período, creo que el “desde” en una conmemoración de los 50 años del golpe, es condenar toda forma de violencia, sea estatal o política, rechazar el uso de las armas como forma de solucionar o enfrentar conflictos, condenar los atentados contra la democracia, condenar el actuar de agentes del estado, que sin duda gozaban de una posición de más poder, pero también condenar el actuar de grupos extremistas. Todas las victimas merecen respeto y ser recordadas, todas las víctimas y sus familias merecen justicia.
Para seguir leyendo columnas de Ex-Ante, clic aquí.
Ver esta publicación en Instagram
Republicanos le imputa a Chile Vamos haber traicionado principios fundamentales, no tener convicciones y de llegar a acuerdos por ser débiles “o francamente de izquierda”. El tono sugiere que no solo rechazan la estrategia de diálogo de Chile Vamos. Además buscan deslegitimarlos como representantes de la derecha. Por eso no tienen el más mínimo interés […]
El senador Rodrigo Galilea —quien integra la comisión de Trabajo desde 2022— ha sido uno de los impulsores de la oposición para llegar a un acuerdo previsional. Su postura, aseguran, es que la reforma debe avanzar, para no arrastrar el debate a un eventual próximo gobierno de derecha. Además, dicen sus cercanos, busca recuperar un […]
Sabemos muy poco de la cultura haitiana y también poco de los miles de haitianos que viven con nosotros y que pronto (o quizá no tanto) conoceremos un poco más sólo porque fue posible entenderlos al comer lo que ellos disfrutan. Por ahora me quedo con otra cita de Shakespeare sacada de internet: Ama a […]
El ex James Bond protagoniza Queer, que se estrena en cines, con un rol en el extremo opuesto de 007, como para demostrar su gran talento histriónico. También: mis series favoritas en la larga lista de nominados a los Globos de Oro en Cine y TV, y dónde verlas.
“Conocer y disfrutar de uno de los ballets más famosos y apreciados en el mundo” y “en una coreografía que no da respiro”, son parte de las razones que entrega la directora del Teatro Municipal de Santiago para no dejar pasar El Lago de los Cisnes en 2025.