Quienes hoy gobiernan celebraron las protestas, y hasta fueron cómplices pasivos de los aspectos más violentos que rodearon el estallido social, y por lo tanto, tampoco es sorpresa que cuando se desdicen tan obviamente se les perciba como un grupo hipócrita que no tiene vergüenza en cambiar de posición por conveniencia política. Pero mientras más se demore en moderarse, más problemas tendrá para gobernar.
Paralelo con la segunda vuelta. El gobierno de Boric está pasando por una moderación forzada. Son varios los aspectos en que se ha dado una vuelta de 180 grados sin cuestionarse y hartos más en que han ido avanzando de a poco a una posición mucho más centrista de lo que propuso en el comienzo. Ocurre que, a menos de tres meses en el poder, el presidente y su coalición se han dado cuenta que la retórica que usaron para criticar al gobierno anterior y construir su propia plataforma de poder, simplemente fue injusta.
- Lo que ocurre con el gobierno hoy es análogo a lo que ocurrió entre la primera y segunda vuelta presidencial con Boric, luego de que el candidato del Frente Amplio y el Partido Comunista obtuviera solo un cuarto de los votos válidos, y un mero 12% de las preferencias entre todos los habilitados para votar (el padrón electoral). Pues, fue allí en que el candidato despertó, dándose cuenta de que una agenda puramente de izquierda no le serviría para convencer a las capas medias del país. Hoy ocurre lo mismo, pero desde La Moneda.
- Boric presidente está pasando por el mismo proceso que pasó Boric candidato. Lo que antes explicaba la transformación estética y simbólica del candidato, hoy explica el cambio de postura y la apertura de ideas del presidente. Muy lejos de irse hacia la extrema izquierda, Boric y su gobierno se han ido centrado cada vez más. El fantasma de Allende más bien parece ser el fantasma de Aylwin. De hecho, son cada vez menos las críticas que vienen del centro y cada vez más las críticas que vienen desde la izquierda.
- Algunos han planteado que los errores del gobierno son producto de la fricción que provoca querer llevar al país a una revolución social, política y económica de izquierda. No pareciera ser el caso. Hay más evidencia que sugiere que los errores del gobierno son producto no solo de la inexperiencia y ambición, sino que también de la tensión que conlleva adoptar posiciones que conflictúan con el registro histórico. Como sostiene la ley de Ockham, la explicación más sencilla suele ser la correcta.
La Araucanía, el símbolo de la moderación. En corto, el gobierno se está moderando, pero en ese tránsito se equivoca por su inexperiencia. Obviamente no ayuda dar un giro que se percibe como deshonesto. No es sorpresa para nadie que quienes hoy gobiernan celebraron las protestas, y hasta fueron cómplices pasivos de los aspectos más violentos que rodearon el estallido social, y por lo tanto, tampoco es sorpresa que cuando se desdicen tan obviamente se les perciba como un grupo hipócrita que no tiene vergüenza en cambiar de posición por conveniencia política.
- Pero esa percepción dice poco de las intenciones genuinas del gobierno, y de los gobernadores y alcaldes que operan bajo el mismo paraguas, pues pareciera haber ocurrido una catarsis más generalizada en el sector, que trasciende al presidente y a su primera línea. Un ejemplo de esta moderación se puede ver en la posición de la alcaldesa de Santiago, que de validar el desorden público y pedir formalizar el comercio ambulante pasó a ser partidaria de ejercer el orden público por el solo hecho de haber ganado la elección.
- Lo mismo ocurre con la posición del gobierno sobre temas como los retiros de fondos de pensiones o la inmigración en el norte, que después de tener una posición clara por años, hoy sostiene algo radicalmente distinto. Y cuando se percibe la tensión que provoca el cambio de posición, suele ser más bien por alguna torpeza que ocurra a su alrededor que por el mismo cambio, como fue lo que ocurrió con el subsecretario Ahumada, cuando anunció torpemente que la política exterior del país sería sometida a un plebiscito popular.
- Pero el símbolo más representativo de la moderación forzada del gobierno es lo que ocurre en La Araucanía, pues resume el despertar repentino que provocó pasar de ser oposición a ser gobierno y el giro de 180 grados que tuvo que dar como resultado; por supuesto, todo eso en medio de errores no forzados propios de la inexperiencia y ambición. Dos actos lo resumen todo: la recepción a balazos a la ministra del Interior en Ercilla, y, la aplicación cuasi forzada del Estado de Excepción luego de sostener a los cuatro vientos que era inviable.
- No es necesario recordar todos los detalles que llevaron al gobierno de ser un férreo defensor de la vía del diálogo a aplicar la misma solución que aplicó Piñera al conflicto, pero si es importante sostener que se hizo de la peor forma posible. Se introdujo incertidumbre e indecisión a un conflicto armado en que vidas humanas estaban en juego. Y fue esa inoperancia política, porque no se puede describir de otra forma, lo que finalmente le terminó costando la vida a un trabajador completamente inocente y ajeno al enjambre: Juan Segundo Catril Neculqueo.
Mejor tarde que nunca. Para muchos, los cambios de posición del gobierno no son más que una vuelta de carnero, o una traición a su base, ambos puntos que permiten explotar la debilidad y las vulnerabilidades del sector. Pero, con altura de miras, también es posible sostener que al menos el gobierno está reaccionado. La lección, claramente, es que es mejor reaccionar tarde que nunca. Parece haberse entendido que no actuar no solo tiene un costo sobre la credibilidad del presidente y sus partidarios, sino que también sobre la vida de millones de familias inocentes.
- El gobierno debe entender que será visto como inconsecuente haga lo que haga, porque nadie borrará los cientos de tweets y entrevistas en que algunos de sus principales personeros atacaron lo que hoy defienden. Y por lo mismo, debe actuar cuanto antes sabiendo que hacer lo correcto a veces vendrá con un costo político. Como gobierno, les debe lealtad a todos los chilenos, y no solo ese pequeño porcentaje de votantes que los apoyó en primera vuelta. Al fin y al cabo, si le va bien, será por la evaluación de las capas medias moderadas, y no sus incondicionales.
- Tal como reculó con el quinto de retiro, debe recular con su posición de defender a los delincuentes que se toman las calles y la ciudad más allá del Barrio Meiggs. Tampoco debe renunciar a aplicar el Estado de Derecho en la macrozona sur, a pesar de haber criticado el Estado de Excepción. Mientras más se demoré en moderarse, más problemas tendrá para gobernar. Boric ya se encuentra en problemas de credibilidad, y recién está empezando. Si no hace lo correcto ahora, se enfrentará a serios problemas después.