El Peso del Talento es una muy refrescante comedia que llega en momentos en que más se la necesita. De esas películas por las que vale la pena ir al cine, más allá del fanatismo que provoca el chileno Pedro Pascal o la desconfianza hacia la irregular carrera de Nicolas Cage. (De todas formas: si se quieren quedar en casa, les dejo cuatro recomendaciones que encontrarán en Netflix).
Esta desopilante comedia, plagada de ingenio y muy bien pensados giros, juguetea muy astutamente con la “autoficción” y con las convenciones del lenguaje del cine.
Nicolas Cage interpreta a Nicolas Cage, una estrella de Hollywood alegremente egótica, que no se da por enterado que está en franca decadencia. Su ex mujer, su hija adolescente y su manager lo toleran entre resignados y compasivos: aparte de no ver más allá de su ombligo, el tipo no es mala persona.
Nic, majadero y convencido, muestra (lo que él cree) su mejor actuación en un almuerzo con un productor, que lo escucha contenido y con buenos modales. Cuando su manager le desliza que el único trabajo que tiene para ofrecerle es asistir al cumpleaños de un fan millonario, Nic pone el grito en el cielo. Pero la realidad —¡las porfiadas deudas!— lo hacen aceptar a regañadientes.
Así emprende vuelo a Mallorca —en esos bellísimos parajes transcurre la mayor parte de la película— donde es recogido por su fan: Javi Gutiérrez (Pedro Pascal, ¡brillante! en un rol que amplía gratamente su registro).
Javi y Nick son seres en las antípodas pero comparten un rasgo en común: una cierta ingenuidad de fondo.
Con ese lado “patán” que mantiene a pesar de todo, Nic se instala a disfrutar del sol y el mar.
Pero un asunto que conocemos al inicio del filme termina envolviéndolo en una trama de espionaje para lo que ciertamente se muestra tan torpe como para todo en su vida.
En la última parte se desata la acción, con variados giros que sorprenden a los mismos protagonistas, sin abandonar nunca la comicidad que atraviesa todo el filme.
Con esta divertida historia, Nicolas Cage (que también es productor) no pudo encontrar mejor manera de reinventarse: reírse de sí mismo y del mundillo en que circula, mostrándose a través de este personaje con total desenfado (al que ciertamente le agrega condimentos de ficción). De hecho, abundan las citas a sus películas y a otros clásicos (y no tanto) que contribuyen a alimentar el humor.
Imposible imaginar una mejor reinvención.
DATOS:
Los altibajos (más lo segundo que lo primero) de la carrera de Nicolas Cage hacen de él un muy curioso caso en el mundo hollywoodense: de las más de 110 películas en las que ha actuado un porcentaje muy alto ha sido una catástrofe o con suerte, olvidables (varias mencionadas aquí).
Al mismo tiempo, ese pequeño puñado de su filmografía que no entra en la categoría anterior son películas que van de extraordinarias a muy buenas (ha sido dirigido por grandes directores). Por de pronto, obtuvo un merecido Oscar a Mejor actor por Adiós a Las Vegas (Leaving Las Vegas, 1995). También estuvo nominado por El Ladrón de Orquídeas (Spike Jonze, 2002).
Otras de sus películas destacadas: Bringing out the death (Martin Scorsese, 1999); Contracara (Face-Off, John Woo, 1997); Corazón salvaje (David Lynch, 1990); Raising Arizona (Hermanos Coen, 1987); Peggy Sue (Francis Ford Coppola, 1986).Y aunque menos conocidas, Mandy (2018) y Joe (2013) no solo son entrañables sino que evidencian un portentoso talento dramático en un actor que parece haberse equivocado muchas veces al elegir sus proyectos.
EL PESO DEL TALENTO (The Unbearable Weight of Massive Talent)
Cómo darle una vuelta de tuerca atractiva e ingeniosa a ese subgénero que es el “robo al banco” es lo que logra gozosamente Asalto a la Casa de Moneda.
Una película que no suelta ni un segundo al espectador, protagonizada por el británico Freddie Highmore (de la serie The Good Doctor). Un prólogo nos remonta al hundimiento de un galeón español lleno de tesoros en 1645, tras ser atacado probablemente por Francis Drake. En 2009, Walter (Liam Cunningham, El Viento que Acaricia el Prado), un comerciante de arte, surca por esos mares. James (Sam Riley), su socio y buzo estrella, consigue rescatar esos tesoros.
Pero la corona española reclama lo que es suyo y la Corte Internacional de La Haya le da la razón. Ya estas primeras secuencias están cargadas de suspenso y de sutiles detalles que cobrarán sentido hacia el final.
El tesoro va a parar al imponente Banco de España, conocido por su sistema de seguridad tan legendario como “misterioso”.
Walter reúne a su tropa: James, la escurridiza Lorraine, Simón (Luis Tosar). Pero necesitan a alguien más: y ese es Thom (F. Highmore), un chico prodigio de 22 años, un ingeniero recién salido de la U, que acaba de rechazar un trabajo soñado en Londres.
Cómo y porqué decide unirse al grupo es parte de los recovecos del apasionante guion.
Director y guionistas situaron esta historia llena de giros, que no deja de brindar sorpresas hasta el final, en un Madrid efervescente con el Mundial de Fútbol de 2010, que España ganaría.
Los personajes, aun los secundarios, son parte fundamental del atractivo de esta trepidante intriga de suspenso. Clave construir un buen antagonista: y ese es el jefe de seguridad del banco, Gustavo (el gran José Coronado), un tipo sagaz y con mente de lince.
Entre salones, restoranes, bares, subterráneos y la central llena de aparatos tecnológicos donde opera la pandilla, se abren impresionantes espacios y planos generales de la Plaza de Cibeles y los imponentes edificios que la rodean, entre ellos el del Banco.
Allí, rodeando la magnífica fuente de agua, se reunirán las multitudes a mirar en pantalla gigante el desempeño de su Selección en el Mundial.
Un momento crucial para todo el mundo. Literalmente.
ASALTO A LA CASA DE MONEDA (Way Down)
Para público cinéfilo. Robert Eggers —el mismo de esa grandiosa producción que es El Hombre del Norte (en cartelera) y La Bruja— filma en blanco y negro una inquietante historia.
Tomando como base una leyenda del siglo XIX, sitúa a dos fareros en una remota y misteriosa isla de la costa de Nueva Inglaterra.
Con las grandiosas actuaciones de Willem Dafoe y Robert Pattinson, la relación entre estos dos hombres rudos y adustos se desenvuelve en una atmósfera asfixiante: algo que se fragua en el interior de esta áspera convivencia, en contraste con la inmensidad de la naturaleza que los rodea. Son cuatro semanas en las que deben convivir. Las condiciones climáticas no ayudan. Tampoco la amenazante y socarrona actitud del farero más viejo que le prohibe a su ayudante ingresar a ciertos lugares.
La contrastada fotografía y la iluminación contribuyen a hacer cada vez más oscuro el relato. Uno que va de lo real a lo onírico —muy en el estilo del expresionismo alemán— de manera difusa.
Inquietante y tensa. Nominada al Oscar y al Bafta a mejor fotografía.
EL FARO (The Lighthouse)
Trepidante thriller político, de acción y suspenso. Una película con mucho de cinema noir (nadie es muy inocente aquí).
Basada en una miniserie británica, el filme se inicia con una sucesión de rápidas escenas paralelas que no permiten ni pestañear al espectador, en las que se alternan un atraco, una persecución, balaceras, estallidos, con situaciones domésticas, imágenes amorosas, discusiones entre políticos.
El conflicto queda presentado, aunque el relato no es lineal y forzosamente volverá sobre algunos hechos para completar la verdad.
En un distrito de Chicago se disputa una nueva elección de edil. Los contendientes: Jack Mulligan (Colin Farrell), presionado por su dominante padre Tom (Robert Duvall) para mantener un puesto que ha estado por generaciones en la familia; y Jamal Manning (Bryan Tyree Henry), un afroamericano del barrio, apoyado por su hermano, el intimidante Jatemme (Daniel Kaluuya, Huye).
Pero en ese intertanto, 4 hombres han perdido la vida en el sangriento asalto que hemos visto al inicio; uno de ellos, el líder de la banda, Harry Rawlings (Liam Neeson), casado con Veronica (Viola Davis).
En su suntuoso penthouse, la inconsolable viuda recién empieza a comprender de qué iban los lucrativos negocios de su amado. Y peor, luego se enterará del origen del dinero desaparecido.
Ello la obliga a fraguar un plan que implica involucrar a las otras viudas, con quienes no tiene la menor relación:
Si bien no escasean las escenas violentas, pequeñas y efectivas dosis de humor muy bien distribuidas se encuentran en varios momentos de la trama. Y en especial en algunos personajes, como Alice, Belle y el reverendo de la iglesia de la zona, lo más parecido al alcalde de “La Pérgola de las Flores”, en versión afroamericana.
Por debajo de todo ello circula la corrupción, las componendas, el crimen organizando, en una pesimista mirada a una ciudad que como en los tiempos de la antigua mafia parece perdida.
VIUDAS (Widows)
Después de haber demostrado, con Las Vírgenes Suicidas (1999), que tenía talento propio, Sofia Coppola dejó en éxtasis a la crítica y al público con Perdidos en Tokio, una película que ya entra en el canon de lo indispensable del cine contemporáneo.
Y sigue siendo un hito en la carrera de Bill Murray, quien después haría Flores Rotas (2005) bajo la dirección de Jim Jarmusch, quien también lo incluyó en el reparto de Coffee and Cigarettes (2003).
Antes de ello, además de varia comedias más o menos básicas, Bill Murray se haría inolvidable para el público con una dramedia que ya es mítica: El Día de la Marmota (Harold Ramis, 1993).
Perdidos en Tokio lo sumerge en una frecuencia muy diferente: se trata de un drama íntimo y sutil, que demanda actuaciones contenidas y en las que la atmósfera es lo que cuenta.
Bob Harris, un actor en decadencia, viaja a Tokio para filmar un comercial. Sin mayor aspavientos ni oposición, todo lo hace en modo automático. Es un hombre con un vacío existencial con el que parece haberse resignado a vivir.
Con ese mismo escaso entusiasmo recurre al alcohol. En el bar del hotel conoce a Charlotte, una joven casada, que ha llegado allí acompañando a su marido, un fotógrafo que está trabajando en la ciudad en un reportaje.
Por distintos rumbos y razones, ambos son barcos al garete, desprovistos de ilusiones y esperanzas. Empiezan a compartir sus soledades y entablan una amistad, una relación sobre la que tampoco saben su rumbo y destino.
Oscar al Mejor Guion para Sofia Coppola.
PERDIDOS EN TOKIO (Lost in Translation)
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… y de Willem Dafoe, Emma Stone y Jenna Ortega. Hay mucho que ver este finde en cines (en una temporada muy cargada al terror) y en streaming (algo más relajado).
En viñedos franceses, en medio de las guerras napoleónicas, transcurre la historia de La Viuda Clicquot. En el otro extremo, en el mundo contemporáneo, y en la capital de Bolivia filmada como no solemos verla, un chico pobre, que también deberá saber hacerse espacio en la vida. Bonus Track: qué la está llevando en Netflix.
También hay estrenos para los aficionados al terror, un género que ha proliferado en la cartelera últimamente, y el reestreno de una película inolvidable: Relatos Salvajes.
Desde “A Pleno Sol” a “El Otro Señor Klein”, el actor francés fallecido hoy a los 88 años protagonizó películas emblemáticas en la historia del cine europeo. Aquí se recuerdan algunas de ellas.
Desde una ingeniosa historia de ladrones de bancos en Santiago de Chile a una de las más exquisitas comedias británicas de suspenso de los últimos años ofrece la cartelera en salas y en plataformas. Ojo que también hay película para los peques de la casa.