-El pleno rechazó el inciso del artículo 1 que decía “todo humano es persona”, gracias a las abstenciones de Gloria Hutt (Evópoli), Lorena Gallardo (RN), Germán Becker (RN) y Edmundo Eluchans (UDI). ¿Es una buena señal?
-Para el proceso constituyente el único camino viable es que se mantenga cerca del sentido común que significó el rechazo del 4 de septiembre. Así se puede construir una mayoría. Pero es una ilusión pensar que un acuerdo entre partidos políticos basta para generar un gran apoyo social. La suma de etiquetas políticas ya no moviliza. Las combinaciones de partidos son más propias de la política de salón que de la realidad.
-Algunos discursos hoy día fueron críticos de Republicanos.
-Yo creo que hay razones para ser críticos con republicanos. Te alejas del sentido común en algunas normas como llevar el rodeo a la Constitución cuando debiera ser materia de ley, cuando decide eliminar las contribuciones de la primera vivienda sin ninguna distinción respecto de quiénes serían beneficiados. Son medidas que terminan alejando a las personas.
En cambio hay otras medidas que yo destaco, y que me llevan a pensar en votar a favor. Por ejemplo, la Defensoría de las Víctimas. A la izquierda no le gusta, pero es una norma que tiene un amplio apoyo popular. Está de alguna manera enraizada en lo que es el tema de la seguridad ciudadana y el abandono que sienten las víctimas frente al delito.
-¿Va a ser muy difícil que la gente que aprobó la anterior propuesta de Constitución respalde esta nueva propuesta, muy distante del texto de la ex Convención?
-La gente del apruebo votó por un texto que era absolutamente ideológico y se alejaba totalmente del sentido común de las personas. Por lo mismo, no me sorprende que hoy día no quieran ser parte de este proyecto. La incomodidad de la izquierda más ideológica con este proceso era esperable. Me preocuparía más si el texto se alejara del sentido común ciudadano.
Esta no va a ser una constitución de los políticos, porque ya han dado demasiadas señales de su incapacidad de alcanzar acuerdos en materias relevantes. Esta va a ser una Constitución que si llega a funcionar, logrará que los ciudadanos sientan que sus temas podrían resolverse: seguridad, pensiones, salud, educación, vivienda.
En esos temas las posiciones de izquierda y derecha están muy confrontadas. Sería muy raro que hubiera una unanimidad en esos asuntos, porque no existe consenso ni en la práctica ni en el debate.
-¿Cuáles se alejan del sentido común?
-El hecho de haber puesto el rodeo a nivel constitucional. Incluso Alfredo Moreno, que practica el rodeo dijo que era un error. Lo que corresponde hacer es no darse gustitos, porque generan un ruido innecesario.
-¿Crees Republicanos está dispuesto a transar y desechar algunas enmiendas como la anterior?
-Yo creo que no solo Republicanos, sino todos los sectores tienen que apostar a que el proceso sea exitoso y no fracase. Está claro que los costos de un fracaso van a golpear a todos los sectores, sobre todo a los que tienen mayor responsabilidad en el mismo proceso. Entonces no veo cómo alguien puede sacar cuentas alegres de un proceso tensionado o que termine con una derrota en el plebiscito de diciembre.
-¿Cómo evalúas el papel de la izquierda? ¿En el anterior proceso la izquierda cometió los errores que ahora está criticando?
-Efectivamente. En todo caso, creo que el trabajo de la Comisión Experta, donde está la centro izquierda, significó un consenso importante y eso es bueno que se mantenga. Ahora, el trabajo de los expertos fue incompleto porque había muchos temas en que no hubo acuerdo. Esos temas los tiene que zanjar el Consejo y obviamente que los va a zanjar según las mayorías.
En la medida en que gran parte del trabajo de los expertos se mantenga y los temas más importantes para la ciudadanía se resuelvan pensando más en el sentido común que en una posición ideológica, se abre un camino que puede transformar a este texto en una constitución aprobada por todos los chilenos.
-¿Ves posible que Chile Vamos se acerque a la izquierda moderada?
-Cada sector tiene que hacer valer su posición. Pero, por ejemplo, no sé si el socialismo democrático está dispuesto a dejar a la izquierda más radical fuera en alguna votación. Es tiempo de valientes. Gente que se arriesgue para marcar y buscar lo que Chile necesita y no el interés particular.
No es tan relevante cómo voten los políticos, sino la calidad del texto. Hay gente que votó Apruebo en el proceso anterior: si esperan que algunas cosas de la esa propuesta se repitan, están equivocados. Si la izquierda echa de menos el proceso derrotado, no veo mucho camino de solución. La solución es que la mayoría que se construyó en el Rechazo se proyecte en este nuevo texto.
-¿En el pleno hubo una discusión bastante ideológica en temas como el Estado social de Derecho en contraposición a la importancia de la familia?
-Lo qué pasa es que el anterior texto definía a Chile como un Estado. Yo creo que la personas son anteriores y superiores al Estado. La persona y la familia deben estar resguardadas. No es algo original: lo tiene la actual Constitución y lo tiene la mayoría de las constituciones de democracias modernas en el mundo.
-¿La UDI qué papel puede jugar? Porque Republicanos viene de ahí. Entonces podría ser un puente con la centroderecha.
-Tiene un rol moderador muy importante y está apostando a que este proceso sea exitoso. La oportunidad de escribir una Constitución no se puede desaprovechar. Una Constitución que le dé proyección a lo que fueron los temas más importantes para los chilenos en la campaña del rechazo, aquellos que los llevaron a movilizarse, va a ser también un tapabocas gigantesco a quienes promovieron el estallido social.
Si este proceso se cierra tres años después con una Constitución muy distinta a lo que querían los que promovieron la revuelta, en las antípodas de lo que la izquierda buscaba, será una carta magna que garantice orden, estabilidad, libertad, el derecho a vivir y a trabajar tranquilo. Si se rescata el sentido común que generó la mayoría del rechazo, el texto tiene muchas posibilidades de ser aprobado.
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