Se van a llevar una muy grata sorpresa con esta secuela.
Si Tim Burton sorprendió a toda una generación con esta historia de fantasmas, mansiones embrujadas, muertos no tan muertos y vivos irremediablemente conectados con el más allá, Beetlejuice Beetlejuice es un despliegue de imaginación, humor y humanidad. Y desde las primeras imágenes, muy atractivas y cargadas de atmósfera, se nota cómo ha crecido un realizador que ha demostrado originalidad y talento desde aquel 1988 en que su singular película se volviera un hit.
La historia que se urde va creciendo en voltaje y está llena de situaciones sorprendentes y giros variados hasta el final.
Uno de los logros, y la razón fundamental de porqué este relato funciona de manera novedosa, es que logra ensamblar a la perfección los personajes del elenco original con aquellos nueva generación. Winona Ryder es Lydia Deetz, ya adulta, madre de una rebelde adolescente, Astrid (Jenna Ortega), que ¡detesta! que su madre sea la famosa conductora del programa de televisión “Mansión Embrujada”, donde se gana la vida “atendiendo” casos en un estudio repleto de gente. Astrid amaba a su padre fallecido en un accidente en el Amazonas. Para peor, muere su abuelo (genial la secuencia en stop motion), que estaba casado con la muy especial Delia (Catherine O’Hara).
Esto los lleva a aquel castillo encumbrado en una colina sobre el pueblo donde se han sucedido antes los hechos.
Por allí aparecen el ridículo productor del programa (Justin Theroux), un chico del pueblo con el que Astrid traba amistad y luego los personajes del inframundo donde, por cierto, Beetlejuice (Michael Keaton) aguarda su oportunidad. Allí también hay una policía que resguarda que las cosas tengan su orden, comandada por un ex actor estilo Los Intocables (Willem Dafoe). Pero las cosas sí que se salen de cauce y revive la temible Delores (Monica Bellucci).
Abundante en humor (ojo con la música), las situaciones insólitas se producen en medio de ese sorprendente mix de ritos y costumbres muy convencionales de los vivos con aquellos del submundo de ultratumba.
Tras estas caóticas correrías hay una historia de reencuentro madre-hija, que necesariamente debía pasar por toda esta deschavetada historia.
Muy entretenida y muy lograda.
Recién estrenada en Venecia.
Ojo. Tim Burton ha dirigido a Jenna Ortega en la exitosa serie Merlina (Netflix).
Beetlejuice Beetlejuice
Dirección: Tim Burton
Guion: Alfred Gough, Seth Grahame-Smith, Miles Millar
EE.UU., 2024
Duración: 1 hora 44 minutos
El cine de Yorgos Lanthimos o se admira con devoción o se aborrece.
Advierto. Yo me inscribo en el primer grupo desde que empecé a ver sus originalísimas películas, aunque reconozco que el desasosiego y el horror que provocan es ineludible (y hay una, ¡espléndida!, que no soy capaz de ver de nuevo). Sí, es excesivo y provocador.
Tras ganar cuatro premios Oscar en marzo de este año por Pobres criaturas , Lanthimos llega con Tipos de gentileza, que tuvo su estreno mundial en el reciente Festival de Cannes.
Con esta, podríamos decir que regresa a sus orígenes: vuelve a trabajar con su guionista de siempre (que no estuvo ni en Pobres Criaturas ni en La Favorita, ambas en Disney Plus), Efthimis Filippou. Mal no les ha ido. Esta es la cuarta película con la que la dupla compite en Cannes.
Tipos de gentileza es una muy negra comedia absurda, en la que abundan la crueldad y el sarcasmo, y circulan personajes detestables.
Se trata de una fábula organizada en tres historias en la que actores y personajes entran y salen. En las tres Jesse Plemons se luce (a ver si ¡al fin! la Academia le presta atención a este genial actor): en la primera es un hombre sometido a las órdenes de su jefe hasta que deja de serlo. En el segundo, su protagonismo es compartido con Emma Stone, como una esposa que reaparece tras haberse perdido en el mar, pero su marido no la reconoce; y en el tercero es ella la protagonista, con un personaje caricaturesco (por decir lo menos).
De fondo, está aquello que de las maneras más disímiles dominan el cine de Lanthimos: el tema del poder. Porque detrás de sus historias a veces salvajes y siempre desconcertantes siempre está esa sorda relación entre sumisos y dominadores.
La música, como “Sweet Dreams”, suena a ironía.
Kind of kindness
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Yorgos Lanthimos y Efthimis Filippou
Irlanda/ Reino Unido/ EE.UU., 2024
Duración: 2 horas 44 minutos
Para cinéfilos; sobre Lanthimos y su cine. Su primer largo lo dirigió en 2001. Pero fue en 2009 que logró reconocimiento internacional, ganando el Premio Un Certain Regard en Cannes con Canino (En Prime Video).
Luego vendría Alps (2011) y en 2015 estrenó su primer largometraje en inglés, La Langosta (The Lobster) (En Netflix), con Colin Farrell, Rachel Weisz, Olivia Colman.
La última aparición de Lanthimos en Cannes fue en 2017, donde estrenó El Sacrificio del Ciervo Sagrado (en MAX), que ganó el premio al mejor guion.
Advertencia: esta película india es alta en violencia, muy sangrienta y claustrofóbica.
Este thriller de artes marciales ha tenido un exitoso recorrido por festivales. Porque si bien la cantidad de cadáveres que se prodiga es difícil de contabilizar, la película está muy bien lograda.
Todo transcurre de noche en un tren que va hacia Nueva Delhi. En él viajan dos amantes: Amrit, un comando de elite, y Tulika. Él ha decidido acompañarla a pesar de que su familia la lleva a la capital para casarse con otro hombre. De pronto irrumpe una numerosa y violenta banda armada, para asaltar a los pasajeros. Amrit y un amigo y compañero de armas deciden enfrentarlos.
Pero la historia de pronto gira desde los enfrentamientos defensivos hacia ciertas motivaciones de venganza, con algunas dosis de melodrama.
Las coreografías de peleas estuvieron a cargo del experto coreano responsable de Snowpiercer.
El director se inspiró en una experiencia personal vivida durante un viaje en tren entre Patna y Pune a mediados de la década de 1990.
Kill
Dirección: Nikhil Bhat
Guion: Nikhil Bhat, Ritesh Shah
India, 2023
Duración: 115 minutos
En un lugar idílico, con pura “gente linda” —alta sociedad, que le dicen— transcurre esta muy elegante historia, con un elenco ¡epatante! que encabeza Nicole Kidman.
Hasta Nantucket (una exclusiva isla de Massachusetts) se llega en transbordador y las mansiones están ubicadas a orilla de playa, donde cada quien tiene su bote. En el pueblo hay lujosos restoranes, hoteles y hasta museos.
En su amplia, luminosa y bella casona se ha reunido toda la familia Winbury, incluidos amigos e invitados (todo el mundo cabe: hay casitas primorosas para los alojados) porque se celebrará una boda: la de Benji, uno de los hijos de “la pareja perfecta”, Greer Garrison Winbury (N. Kidman), exitosa novelista, y Tag Winbury (Liev Schreiber). La novia, Amelia Sacks (Eve Hewson).
Hay ensayo ¡con todo!, naturalmente: champagne, ostras, discursos. Están los hijos, la nuera sumamente embarazada (Dakota Fanning), la amiga francesa (Isabelle Adjani), la estupenda dama de honor, Merritt, conocida influencer e íntima amiga de la novia.
Todo es “nice”.
Hasta que al final del primer episodio se escucha en la noche un chapoteo y un grito. Allí comienza el thriller y el desfile de cada uno por la pequeña comisaría del pueblo, incluida la extensa servidumbre de la mansión.
La ceremonia del matrimonio se posterga pero no así el lanzamiento de la nueva novela de Greer. Porque la fina y muy contenida Mrs Winbury no suelta el control de nada de lo que ocurra a su alrededor.
La serie seduce a primera vista: por la maravillosa naturaleza y por el bello buen gusto de lo que se ha construido a su alrededor. Cierto, la novia desentona un poco, pero se puede disimular.
Y luego, una vez que se instala el caso policial, la información nos llega a cuenta gotas: hasta el segundo episodio no sabemos quién es la víctima y ni qué decir del desfile de sospechosos.
Por cierto, junto con las investigaciones policiales, el espectador va asomándose a los trapos sucios que hay por montones en esta distinguida familia y sus refinadas amistades.
¡Muy entretenida!
La miniserie (adaptación de la novela de Elin Hilderbrand) es dirigida por la danesa Susanne Bier, que formó parte del movimiento Dogma 95 y que es también responsable de muy populares miniseries.
The Perfect Couple
Dirección: Jenna Lamia (Creadora y guionista), Susanne Bier
EE.UU., 2024
Seis capítulos
Un suspenso que no ceja, escenarios glamorosos, bellos parajes y acción trepidante se mezclan en un exquisito y preciso cóctel.
The Night Manager es también un fascinante duelo actoral entre dos intérpretes de gran potencia dramática: Tom Hiddleston y Hugh Laurie (Dr House).
Jonathan Pine (Hiddleston) trabaja como gerente nocturno en un hotel de El Cairo cuando estalla la revolución.
Tras ello, Pine, un ex soldado británico es convocado por la agente de inteligencia Angela Burr (Olivia Colman) para que se infiltre en el círculo cercano de un poderoso y frío traficante de armas.
El sujeto en cuestión, Dickie Roper (H. Laurie), es un hombre inteligente, sagaz y desconfiado. Su entorno cercano incluye una novia de origen eslavo, Jed (Elizabeth Debicki, Lady Di en The Crown), un hijo pequeño y un socio, el mayor Corkoran (Tom Hollander), ante quienes Jonathan, que pasa a llamarse Andrew, deberá hacer de equilibrista de distintos modos.
Un guion ingenioso, plagado de pequeñas y grandes trampas, giros que nos van sorprendiendo junto con el protagonista, atrapan al espectador sin dejarlo siquiera respirar.
La narración está estructurada en torno al protagonista, de manera que su vulnerabilidad y la permanente tensión a que está sometido la sufre junto con el espectador.
Todo ello filmado magníficamente, con muchos exteriores de gran belleza o bien en peligrosos territorios, cámaras que se desplazan desde grandes planos generales a rendijas de puertas entreabiertas donde algo significativo puede estar sucediendo.
Nada es predecible, nada es seguro. Es mucho lo que hay que obtener y muy complicadas las opciones para ello.
Basada en una historia de John Le Carré.
Un thriller ambientado en un mundo glamoroso y sofisticado, el de un grupo de familias que se desenvuelven en el Upper East Side de Nueva York.
Grace (Nicole Kidman), una reputada sicoterapeuta, tiene la vida ideal: forma un muy buen matrimonio con Jonathan (Hugh Grant), un oncólgo infantil, también de exitosa carrera, con quien tienen un hijo, que va a una escuela privada, de esas que valen 50 mil dólares al año.
En el primer episodio se presentan a los personajes principales, entre ellos, el padre de Grace (Donald Sutherland), y las actividades de alta sociedad de este grupo. Hasta que aparece un cadáver. Y junto con ello, desaparece de escena un personaje relevante.
Serie creada por David Kelly (Big Little Lies), que se basó en la novela de Jean Hanff Korelitz, “You Should Have Known”.
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