La promulgación de la ley 20.720, también conocida como la Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, en octubre de 2014, marcó un antes y un después en el escenario concursal chileno.
Esta legislación se aventuró a favorecer decididamente la reorganización sobre la liquidación de empresas deudoras, inspirándose en precedentes europeos, especialmente el italiano. La meta era noble: ofrecer a las empresas en crisis una segunda oportunidad para su salvataje, preservando así empleo y tejido empresarial. No obstante, a más de una década de su implementación, la ley despierta una serie de dudas, planteando desafíos significativos al sistema de insolvencia chileno.
La ley ha sido un faro de esperanza para numerosas empresas solventes, permitiéndoles reestructurar sus deudas y continuar operando, un testimonio de su intención salvadora. Sin embargo, la eventual manipulación de sus disposiciones ha emergido como una sombra opacando este logro.
Algunas entidades, lejos de buscar una recuperación genuina, han utilizado la ley como un escudo para dilatar procesos y eludir responsabilidades financieras, una estrategia que distorsiona el propósito original de la legislación.
Esta práctica no solo socava la recuperación de créditos por parte de los acreedores, sino que también deteriora la confianza en el sistema chileno.
Ante este escenario, se hace evidente la necesidad de reformas profundas que rescaten el equilibrio y la imparcialidad perdidos, mirando hacia modelos internacionales como el estadounidense, donde la eficiencia procesal y las sanciones por conductas fraudulentas son la norma.
Chile enfrenta el reto de recalibrar su legislación. Se sugiere la implementación de plazos más estrictos, evaluaciones rigurosas de las propuestas de reorganización y, crucialmente, la imposición de sanciones efectivas contra el abuso de la ley.
Al ajustar la legislación para enfatizar la responsabilidad y la transparencia, Chile puede garantizar que la ley de insolvencia cumpla con su propósito original: ser una herramienta para la recuperación y el fortalecimiento del tejido empresarial, no un pasadizo para la eventual impunidad.
La solidez del sistema concursal es fundamental para la salud de la economía nacional y el bienestar de todos los chilenos, un objetivo que requiere un compromiso constante con la mejora y la adaptación legislativa.
La eliminación de la UF como herramienta clave para la estabilidad del mercado inmobiliario y financiero podría generar efectos devastadores en múltiples frentes, desde el acceso a la vivienda hasta el ahorro y las inversiones. Los expertos y actores del mercado financiero siguen alertando sobre los riesgos de esta propuesta, que podría alterar de manera […]
Combatir este fenómeno no solo requiere buenas intenciones; como en cualquier proyecto exitoso, exige trabajo coordinado y, sobre todo, inversión. El Estado debe asumir una actitud decidida. ¿Está dispuesto a proporcionar al organismo encargado de defender sus intereses las verdaderas atribuciones y recursos necesarios, o seremos testigos, una vez más, de un ‘león sin dientes’?
Cuando se habla de crecimiento, la colaboración entre los actores públicos y privados no es una opción, sino una necesidad. Cada parte debe cumplir su rol con responsabilidad y visión de país.
Si bien hasta hace poco, las principales razones tras las fluctuaciones del precio de Bitcoin tenían un carácter especulativo, asociadas a comportamiento de manada de inversionistas minoristas, hoy por el contrario se observa una fuerte incidencia de institucionales movidos por razones fundamentales.
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