Apuntes de un constituyente: Las anécdotas, críticas y reflexiones de Agustín Squella sobre su experiencia en la Convención

“Lo que sigue espero que dé una idea de cómo vivió este proceso un hombre mayor que no es más que un profesor de provincias”, dice Agustín Squella, con modestia, sobre su recién lanzado libro “Apuntes de un constituyente” (Ediciones Diego Portales, 166 páginas). Escrito en base a acápites breves, es un libro que en el que relata sus experiencias, no exentas de ironía, y que finalizó antes del texto final de la Convención. Squella se inscribe entre los que votarán Apruebo, pero tiene una rareza: está muy lejos de ser partisano y su relato ilumina por dentro lo ocurrido en la Convención. A continuación una selección de extractos del libro de quien se define como un liberal de izquierda.

Freud explica. “Escuché atentamente la mayoría de los discursos inaugurales de mis compañeros y compañeras y no diré que me sorprendí por el marcado carácter autobiográfico de la mayoría de ellos. Otra vez el signo de los tiempos. Ante todo la necesidad de expresarse, de mostrar la mayor cantidad de sentimientos posible, de llorar incluso en medio de los aplausos de los presentes, con algún olvido, según creo, que también hay bondad en la racionalidad. A mí -tengo que decirlo- se me quebró la voz en algún momento, pero no lo suficiente como para sacar aplausos”.

• “Creo que con ocasión de nuestros discursos inaugurales se produjo eso que, en Psicología de las masas y análisis del yo, Freud llama de “intensificación afectiva”. Un grupo cualquiera comparte rápidamente la excitación reinante y sus integrantes pierden el sentido crítico y hasta el de un mínimo de distancia de la carga afectiva. Lo malo -otra vez Freud- es que una situación como esa crea condiciones desfavorables para el trabajo intelectual, al tiempo que el sentido de responsabilidad individual se debilita fuertemente”.
• “En los discursos hubo también frecuentes alusiones a muchas víctimas individuales y colectivas de la historia de Chile, que las ha habido por cierto, y que causaban tanta incomodidad como empatía -así de híbridos o encontrados pueden ser nuestros sentimientos- especialmente cuando la víctima era el propio constituyente que había tomado la palabra. Una de ellas – con una exitosa carrera profesional y una feliz vida familiar- retrocedió hasta recordar a sus abuelos víctimas del holocausto judío a manos del nazismo.
• “Bien miradas las cosas, todos somos finalmente víctimas de haber sido arrojados al mundo y estar destinados a la muerte, si bien siempre es posible seguir la receta de Claudio Magris: entre uno y otro de esos sucesos, bien podemos tomar un buen vaso de vino. (…) Yo pensaba que solo los artistas solían ir por la vida reclamando el pago de deudas que la sociedad y el Estado tendrían con ellos, pero ahora somos todos”.

Portada del libro “Apuntes de un constituyente”, de Agustín Squella.

Críticas a Bassa. Tal vez la principal polémica en que se involucró Agustín Squella ocurrió tras las elecciones de la segunda mesa directiva de la Convención, cuando después de siete votaciones y 18 horas de deliberación, se logró llegar a un resultado. Jaime Bassa salió a calificar la elección como “una forma de democracia real que el Chile del siglo XXI no conoce”, entre otros adjetivos laudatorios y al referirse a las críticas de Squella dijo que no le extrañaban porque esa “democracia real” era algo “empujado por las nuevas generaciones”. Así recuerda Squella el episodio:

• “No hubo una cocina, sino varias, siete o 10 por lo menos, todas funcionando a la vez, que más tarde se quiso presentar como un ejemplo de democracia deliberativa, o de democracia al aire libre, o de democracia en tiempo real, en circunstancia que si los conciliábulos tenían lugar al aire libre era solo porque estábamos en verano y ese día hizo muchísimo calor”.
• “Esas expresiones con las que se quiso maquillar una fea jornada de la Convención, amén de engañosas, mostraban una evidente presuntuosidad en quienes las utilizaban, porque nada podía hacer pensar que en ese momento en un país pequeño llamado Chile, en el cuadrante que en su capital forman las calles Bandera, Catedral, Morandé y Compañía, se estaba gestando una nueva forma de democracia o, cuando menos, una nueva manera de hacer política. ¿a qué se deberán esos delirios de grandeza que cada cierto tiempo nos afectan como país?”.

Pueblos originarios. “No estuvo bien, por ejemplo, que a la hora de elegir en el pleno a los 20 integrantes de la Comisión Asesora de Pueblos Originarios y Consulta Indígena, todos conocedores del tema y externos a la Convención, solo resultaran elegidos aquellos propuestos por representantes de tales pueblos. Cuatro de los postulantes, uno de ellos doctor en Derecho y autor de una espléndida tesis sobre multiculturalismo y plurinacionalidad, fueron desechados no por falta de méritos y conocimientos, sino por el hecho de que sus nombres habían sido propuestos por constituyentes no indígenas”.

• “Hasta hoy no consigo entender que esa propuesta excluyente de los representantes de pueblos indígenas – consistente en sostener que solo ellos estaban calificados para proponer nombres- haya sido seguida tan dócilmente por la mayoría del pleno”.

Poderes constituidos versus poderes constituyentes. Squella tiene una visión crítica del tratamiento que se le dio a los ex presidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei en la Convención.

• “Con carreras políticas inscritas en su futuro, creyeron que ganarían adeptos denostando a quienes alguna vez habían estado a cargo de los llamados “poderes constituidos”, como decían también despectivamente, el mismo al que ellos aspirarían en un futuro próximo”.
• “Había que aguantar tonterías como las que escuché de un constituyente bastante exhibicionista que a menudo participaba en las reuniones tanto presencialmente como por Zoom. Un día le pregunte por qué hacía eso, y lo que respondió es que tenía un problema a la vista. Demás está decir que la explicación no me hizo ningún sentido”.

El caso Rojas Vade. “Ante la situación que provocó Rodrigo Rojas Vade, el Pelao Vade para sus amigos, y Nosferatu para sus enemigos, opté inicialmente por suspender el juicio. su confesión ante la prensa, que en realidad fue hecha luego de ser apremiado por un entrevistador, me dejó anonadado”.

• “El afectado renunció entonces a una de las vicepresidencias adjuntas de la Convención, aunque sin hacerlo a la Convención misma, incurriendo así en una ambigüedad que se prolongó un buen tiempo. La Mesa Directiva de la Convención tampoco estuvo atinada con su blandísima declaración inicial emitida luego de conocida la declaración de Rojas Vade, lo cuál contribuyó a crear un clima de confusión entre los constituyentes, salvo en los pocos que tenían acceso al afectado y que decidieron blindarlo y tratar de salvarlo de la situación”.

Reiteraciones. “Llegó a aburrirme un poco la reiterada declaración de que nuestra tarea en la Convención era histórica, que salía a relucir en cada una de las intervenciones que se realizaba. Si alguien repite una vez más que nuestra tarea es histórica me salgo de la sala”, hablaba entonces conmigo mismo, aunque opté siempre por quedarme (…). Claro que era histórica, ¿cómo no?, pero ¿a cuento de que repetirlo una y otra vez?”.

• “Un tipo diferente de reiteración fue de parte de la derecha dentro de la Convención, anunciando que nada quedaría de Chile si seguíamos aprobando ciertas normas que les parecían excesivas, mientras que desde la izquierda se anunciaba que el texto, además se servir de base a un nuevo y luminoso país, sería vanguardia en el mundo para futuros textos constitucionales”.

Partido Comunista, el más exitoso. “Desde un comienzo se supo que los constituyentes comunistas iban a influir bastante en la marcha de la Convención. Liderados por el ex ministro Marcos Barraza, se portaron con habilidad y disciplina. Conquistaron rápidamente la la mayoría de los representantes de pueblos originarios y colectivos más a la izquierda que el propio PC. Creo haberme llevado bien con mi compañera en la Sala 4, Carolina Videla, y mejor aún con Ericka Portilla, ambas militantes de ese partido, aunque no tanto con su estrella Bárbara Sepúlveda, a quien noté siempre con una conciencia de si misma algo exagerada”.

• “Si de hacer política se trataba, y esto del nivel que fuera, el Partido Comunista fue lejos el más exitoso, aprovechando de manera muy notoria de proyectar a figuras jóvenes para las próximas jornadas electorales, preferentemente mujeres (…)”

Rechazo crece. “Hacia las semanas finales de la convención percibí, como todos, que crecía la inclinación por el Rechazo que tendría lugar en el plebiscito de septiembre. Lo más grave, sin embargo, me pareció que la motivación de ese rechazo provenía no del miedo, sino de la rabia. Un voto que se anuncia desde el miedo es contrarrestable, es posible argumentar en su contra y hasta persuadir a aquel que lo anuncia, pero un voto motivado por la rabia no es posible de enfrentar con argumentos”.

• “Todos recordamos que allá por abril de 2022 se produjo un coro de voces preocupadas por los acuerdos que iba tomando la convención, algo que molestó a los convencionales complacientes y que le dio la razón a aquellos que desde hacía tiempo venían pidiendo acuerdos más transversales en las normas que se presentaban al pleno. Un coro que fue mucho mas allá de los medios de prensa que los convencionales complacientes denunciaban todos los días como enemigos de la convención”.